#183 – Sin dólares al frente

Argentina 2023

La sequía extrema y la crisis bancaria iniciada en USA y extendida a Suiza (aunque de momento en vías de ser suturada por el rápido accionar de los gobiernos y bancos centrales) agrega adrenalina a la dinámica de la economía en el año electoral. Por lo pronto se desplomaron las expectativas de nuevas subas en la tasa de interés de la Fed, en medio de una corrección agresiva de los activos financieros y en menor medida de los commodities.

El 6,6% de inflación de febrero y el 6,9% que con dos semanas adentro mide nuestro relevamiento de precios minoristas (RPM) para marzo confirman que el mejor escenario posible para la economía en este año es cerrar con una inflación que acumule a noviembre (antes del cambio de gobierno) una inflación en torno al 100/110%. Sin embargo, el riesgo de desmonetización de la economía agravado por la escasez de dólares provocada por la sequía extrema y el mensaje de la oposición poniendo dudas sobre los contratos de pesos en una próxima gestión, empieza a escalar.

De momento seguimos manteniendo los dos escenarios que planteamos en nuestro informe de principios de diciembre “Pronosticando el apocalipsis que no llega”. Escenarios denominados “alcanzan los conejos” y “no alcanzan los conejos” en clara alusión a la capacidad de Massa para negociar con zanahorias y no con garrote. Los mismos todavía se sostienen, aunque ahora agudizamos la caída del PIB a un entorno entre 4 y 5%  por el impacto directo e indirecto de la sequía (fundamentalmente a través de la brutal caída en la oferta de dólares). En simultáneo, aumentamos las chances del escenario negativo donde la inflación acumulada a noviembre escala al 130/140%.  

Seguimos sin incluir un salto discreto del dólar oficial, más bien una aceleración del ritmo de devaluación frente al salto en la inflación. Aunque la escasez y la consecuente necesidad de seguir restringiendo importaciones es tan grande que las preguntas sobre un salto discreto del dólar que se habían diluido con la llegada de Massa al ministerio, vuelven a aparecer. Lo mismo que el planteo de un eventual nuevo desdoblamiento y/o mayores restricciones al Cepo, algo que incluso sería alentado por el propio FMI.

Básicamente, en este segundo escenario la incertidumbre reduce la eficacia de los controles cruzados sobre la brecha cambiaria. Algo que en conjunto con el aumento en la demanda de cobertura frente a un salto seguro del tipo de cambio oficial en el arranque de una nueva gestión, empieza a filtrarse a la inflación a la que el resto de las variables intentan alcanzar (dólar oficial, salarios, tarifas).

Uno entiende que más allá del discurso halcón de parte de Juntos por el Cambio en medio de la interna de las PASO, el teorema de Baglini va a operar. La creación de pesos en los meses que siguen, sobre todo si el BCRA se ve obligado a comprar una parte significativa de los casi $5 billones que vencen antes de las PASO, complica la trayectoria. Vale remarcar que hoy, con casi $12 billones de pasivos remunerados y una tasa de interés del BCRA en 113% la TNA, el déficit cuasifiscal ex ante multiplica por cuatro al fiscal.

Pero en el mientras tanto, la incertidumbre respecto al cómo se pasa de un esquema de represión financiera a uno de mayor libertad económica, anula la eficacia de la cobertura que en 2015 fue lo que permitió transitar sin sobresaltos el año electoral. El último conejo que Massa tiene para entregar al sector privado, es precisamente la cobertura.

En medio de la enorme incertidumbre manejamos dos certezas de Perogrullo. La primera es que el calendario electoral transcurre, el 14 de junio es el cierre de alianzas y diez días más tarde el cierre de listas donde vamos a conocer finalmente la oferta electoral. El 13 de agosto son las PASO y el 22 de octubre las elecciones. Si lo hubiera, el Ballotage es el 19 de noviembre y el cambio de gobierno el 10 de diciembre.

La segunda certeza es que las encuestas siempre fallan. Parados a hoy y viendo la economía, la expectativa es de cambio, pero el armado de la oferta electoral puede traer sorpresas que dependiendo para donde se disparen van a influir en los escenarios planteados en el párrafo anterior. Como venimos diciendo, la política impacta en la economía y la economía en la política. La pregunta correcta no es si se llega, la pregunta correcta es cómo llega la economía.

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