El cierre de listas definió la oferta electoral de cara a las PASO donde sólo JxC va con listas competitivas. La primera información que brindó es que, al menos hasta las PASO, Massa sigue siendo ministro, diluyendo el riesgo de renuncia (y de desancle) que apareció varias veces en medio de la discusión por las candidaturas. Esta noticia sumada a la visualización del “desinfle” de Milei coordinó una “alegría” en los mercados que extendió la recuperación de los precios de las acciones y los bonos y frenó la escalada de la brecha cambiaria observada en la previa.
Otra vez Massa ganó tiempo y los 40 días que quedan hasta las PASO va a intentar manejarlos sin un salto discreto del dólar por encima del crawling peg. Para esto, va a continuar usando dólares de los encajes para financiar la transición en un contexto donde la negociación con el FMI -con un desvío de la meta de reservas de USD14.357 millones en junio-, vuelve a entrar en tensión tras la exigencia del FMI de que deje de vender dólares baratos. Después del pago del viernes al FMI las Reservas netas (las propias) serían negativas en USD5.222 millones en tanto las reservas liquidas en dólares (no necesariamente propias) se ubicarían en apenas USD1.546 millones.
Recordemos que las PASO definen candidaturas en JxC y preferencias electorales (son la primera gran encuesta nacional), pero no definen cargos (ni presidente y vice, ni ninguno de los cientos de cargos que se disputan en las listas). De ahí, la tensión para intentar sostener el esquema cambiario hasta el 22 de octubre, no importa si el resultado de las PASO pareciera define a la elección a presidente sin Ballotage.
El escenario más probable a hoy es de “Medios” (Milei saca en torno a 20%), JxC no alcanza a ganar en primera vuelta (saca cerca de 40% pero la diferencia no alcanza a 10 p.p.) y Bullrich gana la interna de Juntos por el Cambio. Paradójicamente es el escenario buscado por Massa pensando en que si se da la polarización Moderado-Halcón, parte de los votos de Larreta podrían ir a él en un Ballotage. Es cierto que la campaña aún no empezó y pueden pasar cosas. Como quedó demostrado en 2019, las encuestas fallan.
Otra vez, una estrategia electoral arriesgada abusando de las reservas “prestadas” puede terminar convirtiéndose en un boomerang si se descoordina la macro y el voto enojado termina siendo capitalizado por Milei. Aunque a diferencia de 2019, hoy gobierna el peronismo, hay cepo y la expectativa de cambio impulsa ingreso de capitales.
La lógica es que, al día siguiente de las PASO, no importa el resultado, JxC se ordene detrás del candidato electo con un discurso que intente captar los votos del otro; si fuera Patricia, el voto moderado. Hay dos amenazas factibles de la oposición que pueden provocar daño en la transición en un intento por asegurar que se adelante el ajuste: Una, es tensionar la negociación con el FMI presionando a que el gobierno actual haga el ajuste, bajo el riesgo de que el país entre en Atrasos. La otra es anunciar que el cepo se desarma de entrada o que el camino es el desdoblamiento formal.
Por lo pronto, en la carrera a las PASO, Larreta abiertamente dice que el cepo no se puede sacar inmediatamente y plantea una hoja de ruta para su desarme. Bullrich es más ambigua en sus definiciones coqueteando con el desdoblamiento propuesto por Cavallo y la necesidad de hacer rápido lo que haya que hacer, aunque empezando a poner pies de plomo, dejando de hablar de la “bomba de pesos” y haciendo hincapié en el respeto de los contratos. Incluso Milei, habla abiertamente de que una salida inmediata del cepo con el balance actual del BCRA nos llevaría sin escalas a la hiperinflación. ¿el Teorema de Baglini opera antes de tiempo?
Mientras tanto, Massa negocia en simultáneo con el FMI y con China. Con el FMI un waiver por el desvío del primer trimestre buscando destrabar los USD4.000 millones (atrás quedó la expectativa que nos adelanten los desembolsos del año). Con China la activación de un segundo tramo del swap por USD5.000 millones que recomponga las reservas líquidas. Aun destrabándose el desembolso del FMI, la siguiente revisión es en septiembre, entre las PASO (13 de agosto) y las elecciones generales (22 de octubre). Para entonces, dependiendo del resultado, el FMI va a tener más de un interlocutor.
Por lo pronto, el timing respecto a la única pregunta que recibimos respecto a cuándo y cómo cubrirse frente al escenario electoral, se posterga frente al influjo de capitales que coordinó el cierre de listas. Es muy cara la cobertura antes de tiempo (no sólo se pierde el carry al 8% mensual, sino también la brecha dado que se pierde el acceso al MULC), pero el camino al próximo gobierno está lejos de estar despejado.
En la segunda mitad de 2023 los escenarios dependen del discurso de campaña del que más chances electorales tenga, de la reacción de los mercados frente al discurso de campaña y la expectativa de cambio, de cómo opere el FMI frente a las presiones cruzadas y, fundamentalmente, de si el “uso abusivo” de los dólares de los encajes bancarios para manejar la escasez no termina de coordinar una salida peligrosa de depósitos. En 2024 los escenarios dependen del programa de estabilización que efectivamente se adopte, de las condiciones de partida (nominalidad y deterioro del balance del BCRA), de la oferta de dólares y de la gobernabilidad construida para implementar las medidas.