Realidad Objetiva, Subjetiva e Intersubjetiva (la Narrativa)
El lanzamiento del presupuesto 2025 por el Presidente en el Congreso busca apuntalar el mensaje de cambio de régimen después de una semana de hiperactividad entre veto y freno “en el palo” del rechazo al veto de ley previsional, el rechazo al DNU para aumentar los fondos la SIDE y la aprobación de la nueva ley de financiamiento educativo que ya se avisó se vetará. Todo mientras la puja entre el Gobierno Nacional, las Provincias y los Municipios estuvo liderada por el intento de frenar la escalada recaudatoria para compensar la caída en los recursos nacionales: por la merma en la coparticipación y por el freno en transferencias discrecionales.
El mensaje es claro, el déficit cero no se negocia, y eso está bien en un país que rompió la moneda y el crédito después de años de haber abusado del financiamiento monetario y quebrado el BCRA. La discusión es sobre el cómo se distribuyen los costos, de la viabilidad política y de la macro detrás del ajuste. La nueva regla fiscal sostiene que todo aumento en los ingresos por encima de lo proyectado, no se destinará a mayores gastos; y también que si los ingresos se ubicaran por debajo de lo proyectado, se iría a una reducción de los gastos no ajustados automáticamente por la inflación pasada, aproximadamente un 40% del gasto total.
La regla fiscal luce desafiante dado el optimismo de la macro y de las proyecciones de ingresos incluídas en el documento. Recordemos que el Presupuesto Nacional incluye una proyección de ingresos y una autorización de gastos, y que durante los últimos 20 años, sistemáticamente se subestimaron los ingresos y posteriormente se manejaron ampliaciones presupuestarias financiadas o bien con mayores ingresos o bien con financiamiento del BCRA y/o otras fuentes.
Esta vez, la proyección de ingresos incluye dos efectos contrapuestos.
Por un lado una leve baja de los ingresos totales de 16,7% a 16,5% del PIB, aún cuando se pierden en 2025 1,0% del PIB del Impuesto País. La diferencia está explicada por una suba en Ganancias no coparticipadas producto del cambio votado en el Paquete Fiscal (0,3%), del impuesto a los Combustibles (0,35%) y de Retenciones a las exportaciones (0,47%).
Por otro lado, un escenario macroeconómico donde la inflación este año finaliza en 104% (1,2% mensual entre septiembre y diciembre), y en 2025 se reduce a 18% (ritmo de 1,4% mensual). En promedio durante 2025, la inflación sube 30%, el PIB 5%, los ingresos suben 32,9% y los gastos primarios 34%, los intereses sólo suben 14%. El dólar finaliza 2024 en $1.020 (crawling al 2%) y 2025 en $1.207 (crawling al 1,4%), no menciona ni luce con estos números una salida del Cepo ni del Blend.
En puntos del PIB el nivel de gastos primarios se mantiene en 15,1% en 2025. La cuenta de intereses se reduce de 1,5% del PIB a 1,3% y el resultado financiero del Sector Público Nacional es equilibrado. Detalle de color: la Administración Pública Nacional que incluye organismos como ANSeS y PAMI es deficitaria en 0,3% del PIB.
Ahora bien, con un riesgo país cayendo a 1.360 puntos básicos, gracias a los flujos del blanqueo y alguna ayuda de la ANSeS y el mundo, el mercado de crédito en dólares sigue cerrado más allá del Repo en el que están trabajando. El mercado de crédito en pesos sigue dependiendo del cepo. Es que, con el esquema actual de crawling peg al 2% mensual y Blend, el BCRA dejó de comprar dólares en junio, las reservas netas volvieron a ser negativas en USD4,8 mil millones y la limpieza de la deuda de pesos del BCRA se hizo a expensas de su traslado al Tesoro. En términos consolidados, la deuda en pesos (incluyendo el Bopreal) volvió prácticamente a los niveles de noviembre antes de la devaluación. Es decir, los flujos corrigen, pero los stocks siguen pasando factura.
El traslado de la deuda del BCRA al Tesoro, generará en los hechos 1,5% del PIB adcionales en la cuenta de intereses de 2024 (que se registran como deuda) y de 3% del PIB adicionales el próximo año. El ejercicio supone el roll over del total de los vencimientos y no contabiliza el efecto crowding in hacia el sector privado que el Ministro ahora promociona como Punto ANKER. Es que, al haber pasado la deuda del BCRA al Tesoro, lo que antes implicaba una emisión de pesos del BCRA, si la demanda de crédito llevaba a los bancos a desarmar pasivos remunerados, ahora implica una emisión (de los pesos que tiene depositados el Tesoro en el BCRA) para cancelar una eventual no renovación del 100% de los vencimientos de LECAPs. El paraguas lo abrió antes de la licitación de la semana pasada, aunque finalmente no hizo falta.
Recordemos que los ajustes fiscales expansivos son aquellos que coordinan un derrumbe en el riesgo país y consecuentemene una caída en la tasa de interés doméstica. En el programa actual, la caída en la tasa de interés doméstica con un riesgo país alto que explica la expansión del crédito está basada en el Cepo. Lejos de ser contractivo, el programa monetario se tornó muy laxo y es el driver de la expansión de la economía que el gobierno visualiza de cara a 2025.
Mientras los locales le creen al Ministro, los bancos extranjeros incluyen en su cuenta de dólares la eliminación total o parcial del Blend en algún momento entre octubre 2024 y el primer trimestre 2025. El FMI avisa que mueve a Rodrigo Valdés (Director del Hemisferio Occidental) como negociador, pero no un giro en la negociación. Sin un aval político explícito, (sigue la apuesta del Gobierno a Trump), un nuevo programa requerirá una definición sobre el esquema cambiario y monetario que permita ir desarmando los controles de capitales y eso implica una recalibración que no figura ni en la narrativa del gobierno ni en los números del Proyecto de Presupuesto. Por ahora, los flujos del Blanqueo ayudan, y dificilmente haya movimientos antes del 5 de noviembre cuando se define la elección en USA. Con el resultado en la mano, el gobierno deberá ir ajustando la narrativa (realidad intersubjetiva en términos de Harari) a la realidad objetiva impuesta por la restricción presupuestaria que dice que con cepo, atraso cambiario y riesgo país en 1.360 pbs. “No hay dólares” para crecer.