Luego de un 2010 donde las estadísticas privadas vuelven a coincidir con las del INDEC en que la economía creció entre un 8 y 9% se proyecta para 2011 un crecimiento algo menor, en torno al 6,5%. En parte porque la base de comparación ya es más alta, una vez que la crisis quedó atrás. Y porque el aporte de la cosecha va a ser necesariamente menor al registrado en 2009, cuando impactó el contraste de pasar de la peor sequía desde 1952 a las mayores lluvias en 20 años. Esta vez, las lluvias llegan tarde pero llegan, y en el mejor de los casos la cosecha sería similar a la anterior, es decir el impacto sería neutro. ¿Qué hay detrás de estas proyecciones? Para empezar un mundo que se destaca por una enorme liquidez, con un dólar débil, tasas bajas y precios de commodities muy elevados. En lo que respecta a lo local, una política económica que sigue priorizando el corto plazo e impulsa el crecimiento con herramientas fiscales, de ingresos y monetarias. Año electoral mediante, el gasto público volverá a aumentar más que los ingresos dinamitando el superávit fiscal. El tipo de cambio se moverá poco (proyectamos un dólar de 4,15 a las elecciones, la cantidad de dinero será la resultante del sector externo y de la mayor demanda de pesos del sector público, en tanto las tasas de interés seguirán permaneciendo en terreno negativo: hoy un plazo fijo remunera una tasa en torno a 11% frente a una inflación del 23%. Y las paritarias se ubicarán algo por encima de la inflación en 2010 ¿cuánto? dependerá de la política. Ahora bien, de corto plazo, estos impulsos no necesariamente espiralizan la tasa de inflación. Por un lado, no se prevé que en 2011 vuelva a producirse una recomposición de un precio relativo como fue el de la carne vacuna, con una incidencia en el índice de precios cercana a 4%. Es decir, sin la carne, la inflación de 23% acumulada a lo largo de 2010 se reduce a 19%. Por otro lado, hay dos “anclas” que de corto plazo sirven para amortiguar la inflación: el valor del dólar y las tarifas de servicios públicos. Evidentemente, no funcionan para siempre, dado que acumulación de distorsiones en algún momento deberán ser atacadas. Pero nada de esto va a ocurrir en un año electoral, sobre todo cuando el Banco Central cuenta con colchones y no pocos para financiar una eventual toma de ganancias en la economía y las necesidades financieras del Gobierno están cubiertas. Evidentemente, la proyección de inflación no es neutral al número que finalmente se imponga en las paritarias. Con paritarias en torno al 26%, nuestra proyección de inflación para 2011 se ubica en torno a 23%. Aunque a diferencia de 2010, el aporte del precio de la carne va a ser sensiblemente menor. *Economista y Director de Estudio Bein & Asociados |