- El Estado a full:
- Minimizando la tasa de devaluación
- Recomponiendo la caja y los dólares: caso por caso
- Faltan dólares… Sobran pesos
- Cuarto trimestre de 2011: Menos crecimiento y menos inflación
- Un comentario sobre la estimación del PIB
- Subsidios: más medidas
- Venezuela: cuando hay regulación y control sin moderación de la nominalidad
A pocos días de iniciada la nueva gestión, la señal de la política es inconfundible. El objetivo, al igual que el de cualquier Gobierno, sigue siendo el de minimizar la tasa de devaluación. Pero, como venimos sosteniendo, a diferencia de los últimos años cuando en la Argentina sobraban los dólares, en los últimos tiempos aparecen las limitaciones para una política económica cuya prioridad era hasta ahora maximizar el crecimiento, y por ende –en forma indirecta- las importaciones en un contexto donde el salario en dólares subió en los últimos dos años 50%.
Con este objetivo a la vista, los dos ejes de la política económica resultante son regulación financiera y moderación de la nominalidad en el gasto público, la expansión monetaria y la política de ingresos. Regulación que institucionalizada en el nuevo rol de la Secretaría de Comercio y la flamante normativa cambiaria, apunta a restablecer las reservas del BCRA limitando las compras de dólares para atesoramiento, pago de importaciones y distribución de dividendos, mientras utiliza instrumentos financieros y de los “otros” para limitar la brecha cambiaria. Pero también enfocada a monitorear la pérdida de competitividad asociada al proceso de apreciación del peso que se viene dando en los dos últimos años vía inflación y a dar soluciones caso por caso apelando para ello a herramientas fiscales y comerciales (licencias no automáticas, reembolsos, regalías y financiamiento subsidiado). Este esquema combinado con una advertencia al sindicalismo respecto al derecho a huelga en el peronismo, esbozada en el discurso inaugural de la nueva gestión de la Presidenta, no pareciera incluir un acuerdo social típico como el que pensábamos inicialmente cuando planteamos en nuestros informes el “plan 18%”, pero sí un claro intento de llevar con estrategias diferentes las subas salariales a un número similar desde el 30% registrado en 2011. Y simultáneamente, un freno similar a la trayectoria del Gasto y como consecuencia directa, de los agregados monetarios cuyo factor de expansión en los últimos meses vino siendo la monetización de las necesidades del sector público en un contexto donde la salida de capitales disminuía la demanda de pesos.
La recomposición de la caja y los dólares resultante de esta estrategia será determinante para la confirmación de nuestro escenario base. O dicho en palabras de la Presidenta para no entrar “en el club de los devaluadores… ni en el de los endeudadores”. Pero más allá de la voluntad explícita y el enorme margen de maniobra que presenta un gobierno peronista que llega con el 54% de los votos, hay ciertos hitos que se irán dando en los próximos meses que van a definir el curso de los acontecimientos.
En primer lugar, hay que seguir de cerca la evolución de las Reservas. Si bien por definición la formación de activos externos -mal llamada salida de capitales- se frenó desde la implementación de las medidas cambiarias, la salida de depósitos en dólares gatillada generó una caída aún mayor de las Reservas que recién se estabilizaron una semana atrás luego de que el BCRA pusiera a disposición de los bancos los dólares encajados para abastecer la corrida y ponerle fin. En este punto es relevante ver cual será la estrategia de fondeo del sector público, o dicho de otro modo el mix entre recuperación de la caja, crédito y/o reservas. En segundo lugar, hay que monitorear la dinámica de las paritarias que arrancan –al igual que todos los años- con los docentes en febrero. A diferencia de lo ocurrido desde 2004 cuando era el Ministro de Educación de la Nación (que vale recordar no paga salarios docentes) el que ponía un número muy por encima de las propuestas de los gobiernos provinciales (que sí los pagan), en 2012 esto no debería ocurrir dejando la negociación en manos de estos últimos situación que seguramente va a generar conflicto. En tercer lugar, hay que ver que ocurre con la política previsional. Por lo pronto, y a diferencia de lo ocurrido desde 2008, esta vez pareciera no entrar en la agenda el pago adicional a jubilados y perceptores de planes sociales. En la misma línea, también va a ser fundamental ver la interpretación de la movilidad jubilatoria que haga el Gobierno en un año no electoral en que se requiere recomponer la caja. Y no hay a la vista ajustes en los mínimos no imponibles de Ganancias durante este ejercicio fiscal, más allá de la necesidad de refrendar con una ley las modificaciones ya implementadas. En cuarto lugar, hay que ver como evoluciona la decisión de avanzar con la reducción de los subsidios. La ventaja es que la participación de estos sectores en el presupuesto familiar es cada vez menor. La desventaja es que los ajustes requeridos para eliminar los subsidios han ido creciendo significativamente. La forma en la cual se avance hacia los distintos segmentos de la población es más que relevante ya que el traslado pleno del subsidio al usuario de una vez, puede llegar a generar rechazo y en lugar de contribuir a frenar la nominalidad de la economía, aumentarla.
El camino elegido va en línea con el esbozado en nuestro escenario base de una economía creciendo 3,8% con una inflación al 17/18% y un dólar que se mueva sólo 12%. El desarrollo de la saga europea, Brasil y los precios de los commodities pueden ayudar o complicar el escenario.