#83 2014…Testeando escenarios

  • Entre la soja y el resultado electoral:
  • Camino a Octubre
  • Los números fiscales
  • La economía electoral: actividad e inflación
  • El “modelo” y el derrumbe de la soja
  • Reestimando la oferta de dólares en 2014
  • Proyectando 2014
  • El Mundo:
  • Commodities agrícolas… tendencias de corto y mediano plazo

El repunte transitorio de la actividad montado sobre un nivel de consumo público y privado inéditamente alto para la Argentina no alcanzó para revertir el resultado electoral de las primarias y difícilmente logre un cambio relevante en los dos meses y medio que quedan hasta Octubre. Esta coyuntura termina por diluir las posibilidades de reelección en un contexto donde la distorsión de precios relativos existente (tarifas y atraso cambiario) y la escasez de dólares resultante del cierre de las cuentas externas (ahora además, con el precio de la soja jugando en contra) limitan las posibilidades de impulsar la macro y recomponer el caudal político como ocurrió en 2003 y posteriormente en 2009.

Frente a este escenario, la estrategia que viene llevando a cabo la política de intentar limitar el atraso cambiario hacia adelante “administrando” la escasez de dólares resultante del sector externo y de un stock de reservas que sigue cayendo en gran medida como contracara de la cancelación plena de todos los vencimientos de la deuda pública y privada con Reservas continúa apareciendo como la mejor opción de la política frente al ajuste que implicaría un intento de adelantar el tipo de cambio vía una devaluación brusca del peso y/o un intento suicida de tratar de volver a forzar la macro por la vía fiscal y/o la política de ingresos. Este es un escenario de administración de Reservas (léase los controles cambiarios que sean necesarios y/o un mayor desdoblamiento fiscal) en un contexto de bajo crecimiento de la economía y brecha y algún intento de apertura de la cuenta capital. Dólar moviéndose más en línea con la tasa de inflación, el aumento en los salarios y el Gasto Público, y una tasa de interés menos negativa en términos reales. Nada muy distinto de lo visto en 2013 cuando este intento chocó con las necesidades de la política que optó por poner un coto a la corrección al alza que desde mayo empezaba a mostrar la tasa de interés y volver a impulsar el Gasto Público en los meses previos a las elecciones.

La devaluación de Brasil, pero fundamentalmente el reciente desplome de los precios de la soja y el maíz generan una presión adicional sobre esta estrategia. Es que a los precios futuros de hoy, aún suponiendo las mismas cantidades que en 2013 las exportaciones del complejo agrícola caerían US$2.500 millones, por lo que a priori no resulta intuitivo de donde van a salir los dólares para financiar la dinámica importadora aún en un contexto de bajo crecimiento de la economía como el proyectado sin volver a presionar sobre las Reservas. Pero además es la caída en la rentabilidad del sector a niveles comprometidos la que pone en jaque a esta estrategia dado el impacto que esto podría tener sobre los rindes de la cosecha por el menor uso de paquetes tecnológicos y las dificultades que encuentra la agricultura de segundo piso. Es que la capacidad para usar la herramienta fiscal (devolver retenciones) está limitada por la restricción presupuestaria en un contexto de financiamiento pleno con el BCRA.

Es cierto que con una economía sin contratos en dólares, el intento de ganar adelanto cambiario tiene costos mucho menores a los vividos en 2002 cuando la salida de la convertibilidad implicaba per se el default y el colapso del sistema financiero. Pero también es cierto que con una economía mucho más cerca del pleno empleo de los recursos productivos y sin ninguna capacidad para subir retenciones y/o anclar tarifas de servicios públicos el traslado a precios de la devaluación sería sensiblemente mayor al registrado entonces. Amén que luego de casi dos años de cepo cambiario y brecha, el efecto riqueza en términos de stocks de ahorros dolarizados derivado de la devaluación se anticipó y que no es evidente que sin un cambio político la corrección pueda convivir con una apertura de la cuenta capital que compense la contracción inicial. La economía está cerca de un límite: cuanto más expansiva intente ser por la vía fiscal, más contractiva deberá ser desde el lado monetario si pretende limitar el traslado a la brecha cambiaria resultante del exceso de pesos y el faltante de dólares. Al mismo tiempo si pretende acelerar la pauta de devaluación corre el riesgo de terminar en un nivel de inflación más alto, sin necesariamente lograr una ganancia en términos de competitividad si esto no se combina con un programa macroeconómico a mediano plazo y algún nivel de apertura al crédito. Hace unos meses cerrábamos nuestro informe sosteniendo que a diferencia de 2013 difícilmente en 2014 encontremos conejos en la galera. Parados a hoy, los conejos lucen como sapos: la caída en los precios de la soja y el posible condicionamiento al manejo de la nominalidad y la puja distributiva detrás del resultado electoral, son los factores a monitorear en los próximos meses.