Los motores del crecimiento global continúan a “media máquina”

Los motores del crecimiento global continúan a “media máquina”

Luego de la desaceleración del ciclo económico mundial exhibida durante el primer trimestre del año frente a la suba del costo de fondeo global, la salida de capitales desde los mercados emergentes y el “enfriamiento” de la construcción por el clima inhóspito del invierno boreal, la asimetría entre la trayectoria del crecimiento de las economías que motorizan el crecimiento mundial volvió a intensificarse.

Entre las economías que recuperaron tracción se encuentran USA y China. En USA, el estabilizador automático asociado a la caída de la tasa de interés de largo plazo a la zona de 2,4% luego de alcanzar un pico del 3% en diciembre de 2013 apuntaló el crecimiento de la inversión inmobiliaria y en equipos en una economía donde el efecto riqueza asociado a la suba de los precios de los activos financieros (i.e. acciones) y reales (i.e. viviendas) siguió impulsando el consumo doméstico. Hacia adelante, el consenso proyecta un ritmo de crecimiento en la zona del 3% durante el segundo semestre del año en sintonía con un crecimiento promedio de 2,1% para todo el año.

En China, el amortiguador discrecional del gasto público estabilizó el crecimiento de la inversión en activos fijos en un contexto donde el mayor dinamismo de la inversión en infraestructura compensó la corrección a la baja de la inversión residencial. Frente a este contexto, la política monetaria del Banco Central de China aumentó las líneas de refinanciamiento a los bancos comerciales en pos de neutralizar la presión ascendente sobre el costo de fondeo derivada de la salida de capitales y del aumento de la morosidad de la cartera en la línea de préstamos del sector inmobiliario.

La devaluación del yuan mejoró además la ecuación de competitividad del sector exportador, amortiguando vía una recomposición de las ventas al resto del mundo (i.e. exportaciones) el enfriamiento de la producción industrial y del sector de la construcción residencial. A contramano, las economías de la Zona Euro y Japón registraron una performance peor a la esperada por el mercado durante el segundo trimestre. En la Zona Euro, el crecimiento se mantuvo estancado (0%) en línea con una caída del PIB de Alemania (-0,8%), una situación de estancamiento en Francia (0%) y una caída, por segundo trimestre consecutivo, en Italia (-0,8%).

Evidentemente, la existencia de factores estacionales asociados a la postergación de proyectos de inversión en el sector de la construcción por el fuerte invierno en Alemania y la demora en el repago de la deuda en mora que mantiene el gobierno italiano con entidades privadas, impactaron en la dinámica del crecimiento magro de la región. De todas formas, el escenario de baja inflación (0,4% i.a.), altos niveles de desempleo (11,5%) y desconexión del canal del crédito bancario frente a una recuperación que se viene dando a pesar del desendeudamiento y del ajuste de precios y salarios, dado que la Unión Monetaria no contó con la herramienta cambiaria para acelerar vía licuación de deudas dicho proceso, sigue pesando sobre el crecimiento de mediano plazo. 

Por último, en Japón, el crecimiento económico del segundo trimestre registró una caída de 6,8%, luego de la alta base de comparación del trimestre anterior (6,1%) generada por el adelantamiento en el tiempo de las decisiones de consumo e inversión frente a la expectativa del aumento de 3 p.p. en el impuesto al valor agregado que tuvo lugar a partir de abril. Bajo este escenario, el Banco Central de Japón estará muy atento al dinamismo del crecimiento y a la trayectoria de la inflación, dispuesto a incrementar la dosis de estímulo monetaria si la convergencia desde abajo de la inflación hacia la meta del 2% anual se viera comprometida por el estancamiento económico.

Contenido el riesgo de contagio financiero luego de la intervención de los Bancos Centrales del Mundo Desarrollado, con matices y por motivos diferentes, los motores de la economía global continúan a “media máquina” en un mundo donde la liquidez selectiva de los mercados en busca de un mayor rendimiento del capital (i.e. tasa de interés) y la demanda estructural de materias primas de China continúan amortiguando el crecimiento magro del comercio global.