El próximo lunes el INDEC dará a conocer la segunda lectura del Índice de Precios al Consumidor Nacional urbano (IPCNu), que reemplazó al IPC-GBA y se convirtió en la principal apuesta de la política para recuperar la credibilidad de las estadísticas oficiales. La reacción del mercado al primer dato, que arrojó una inflación de 3,7% m/m en enero, fue muy positiva y se reflejó en un rally de los títulos que ajustan por CER, que registraron subas de hasta 18% en la jornada posterior al anuncio y de casi 40% acumulado hasta hoy. En febrero, con el impacto pleno de la corrección cambiaria de fines de enero (con un salto del dólar de 16% en dos días -22 y 23 de enero- y de 23% en el acumulado del mes), pero sin shocks tarifarios como los registrados en enero con los colectivos, la dinámica de nuestro Relevamiento de Precios Minoristas (RPM) se ubicó en torno a 3,2% mensual, 3,1% cuando se reemplazan los ponderadores por los de la flamante base del IPCNu. El impacto de la devaluación se reflejó fundamentalmente en las subas que registró el componente más transable del índice donde el traslado a precios de la suba del dólar es casi inmediato. En efecto, si bien el Nivel General de nuestro índice muestra una desaceleración en relación a enero, 3,2% m/m vs. el 4,4% m/m que mostró el mes anterior, la composición del aumento muestra una clara aceleración en los precios de los transables, fundamentalmente en Alimentos y Bebidas y en Equipamiento para el Hogar y una menor incidencia de los aumentos en servicios luego de la decisión de la política de postergar la suba tarifaria, necesaria para reducir la incidencia presupuestaria de los subsidios, para después de las paritarias. Con el dato de febrero la inflación que acumula el RPM en tres meses (diciembre, enero y febrero) asciende a 11,8%, consistente con un ritmo anual de 56,4%. Evidentemente no es correcto extrapolar esta variación para todo el año, en tanto la dinámica en los próximos meses estará directamente atada al resultado de las paritarias: cuanto menor sea el aumento de los salarios, mayor va a ser la caída del salario real y por ende del nivel de actividad, en tanto menor va a ser la dinámica inflacionaria hacia adelante. Esto explica que después de la decisión de corregir el dólar y de la estabilización de la corrida cambiaria autogenerada por la inconsistencia previa de la política, en el último mes la estrategia del Gobierno esté centrada en contener las subas salariales. En este intento se vislumbran tres líneas de acción: 1) la caída abrupta en la tasa de devaluación a la zona del 1% mensual después del salto inicial y la contención de las expectativas de devaluación vía la decisión de obligar a los bancos a desprenderse de posiciones de futuros, 2) la postergación de los aumentos tarifarios para después de las paritarias y 3) el impacto brusco sobre la actividad en el primer trimestre impulsado tanto desde el lado de la demanda como desde el lado de la oferta. Puntualmente desde el lado de la demanda coinciden en el primer trimestre salarios viejos con precios nuevos que se traducen en una caída del salario real en torno al 10% desde fines del año pasado, a lo que se suma el apretón monetario con aumentos en las tasas de interés de más de 10 p.p. que redundaron en una caída en el margen del crédito. Desde el lado de la oferta impactó muy fuertemente el cierre temporario de los despachos a plaza de importación a un gran número de sectores hasta tanto no ingresen los dólares de la soja. Esta dinámica es la que permite esperar una moderación del ritmo de inflación en los próximos meses, aunque en rigor la tasa de inflación del año estará directamente ligada, como se mencionó, a la evolución de las paritarias y la definición de política en relación al valor del dólar y los aumentos tarifarios. En nuestro escenario con un dólar de $9,33 a fin de año (esto es un ritmo de aumento en el precio del dólar del 18,5% hasta diciembre) y un aumento tarifario del 100%, la inflación se ubicaría en 34% o 37% dependiendo de que las paritarias terminen en 28% (nuestro escenario base para el promedio de los salarios de la economía) o 33%. Esto es 9 o 12 puntos porcentuales por encima del 25% de aumento del RPM en 2013. |