Finalmente, el partido republicano obtuvo una victoria abultada en las elecciones de medio término, quedándose con el control del Senado (52 bancas vs. 45 de los demócratas), ampliando la mayoría en la Cámara de Representantes (243 bancas vs. 175 demócratas) y ganando gobernaciones (15 de las 22) incluso en estados tradicionalmente demócratas (Maryland, Massachussets, Illinois).
Si bien la concurrencia de votantes ha venido reduciéndose en el margen (a 40% del electorado), el deterioro del capital político del presidente Barack Obama es notorio. El presidente arrancó su primer mandato en enero de 2009 con el control en ambas Cámaras del Congreso frente a la recomposición del capital político demócrata a partir del fracaso del modelo de “autorregulación financiero” pregonado por los republicanos y que finalizó con la crisis financiera global de 2007/8. Vale recordar que las elecciones de octubre de 2008 se llevaron a cabo en el momento de mayor tensión financiera luego de la caída del banco Lehman Brothers, y donde el fantasma de la “Gran Depresión” todavía mantenía en niveles altos la incertidumbre hacia adelante. Luego, el partido demócrata del presidente Barack Obama perdió la mayoría en la Cámara de Representantes en las elecciones de medio término de 2010, en un contexto de enfriamiento del mercado laboral frente al intento de retiro de los estímulos monetarios y fiscales, en una economía donde los precios de las viviendas exhibían una caída en el margen. Finalmente, y si bien el presidente Barack Obama había obtenido un segundo mandato en las elecciones presidenciales de 2012 frente a un candidato republicano que cometió errores durante la campaña, el presidente pierde el control del Senado en las elecciones de medio término.
Durante los próximos dos años de mandato, la agenda demócrata del presidente Barack Obama encontrará obstáculos políticos frente a un Congreso con mayoría republicana. En este contexto, la reforma de la salud y el proyecto de ley que intenta hacer más fácil a los inmigrantes ilegales permanecer en EE.UU., encontrarían oposición en las bancas republicanas. Asimismo, la mayoría republicana en el Congreso intentaría restringir los poderes de la Reserva Federal de USA en lo que concierne a la supervisión financiera de grandes entidades (Ley 2010 Dodd-Frank) y a la discrecionalidad en la conducción de la política monetaria de tasas de interés.
En algún punto, las propias divisiones al interior del partido republicano serían la base a partir de la cual el presidente Barack Obama podría intentar construir puentes de conexión bipartidista que permitan continuar con la agenda demócrata, a cambio de las concesiones que tenga que negociar con el partido republicano.
¿Tendrá el actual presidente la misma “cintura política” que el ex presidente demócrata Bill Clinton? Quien frente a la derrota legislativa de 1994, que permitió a los republicanos recuperar la Cámara de Representantes por primera vez en una generación, logró superar los obstáculos políticos, pudiendo continuar con puntos fundamentales de la agenda demócrata a cambio de concesiones no menores. Con el contraste no menor de una economía que en aquel entonces logró recuperar el equilibrio fiscal vía la recuperación de la recaudación asociada al shock de productividad generado por las nuevas tecnologías.