Políticos en el diván / Primera sesión

La entrevista tuvo lugar en el Estudio Bein, en Palermo.

¿Cuál es la diferencia entre Bein asesor de Scioli, Blejer asesor de Scioli, Perelmiter.? ¿Qué hace cada uno?

Son perfiles distintos. Rafael (Perelmiter) tiene una formación fiscal muy estricta. Es un gran conocedor de la administración financiera del Estado. Es imbatible en eso. Él tiene mucho que ver con el éxito que tuvo en los últimos años Daniel de domar financieramente a la provincia de Buenos Aires. Mario (Blejer) tiene un perfil muy definidamente financiero. Es un economista que además a nivel internacional fue director en el área de investigación económica del Banco de Inglaterra, hoy es asesor del Banco de Albania. Y yo soy un asesor económico. Un amigo de Daniel.

Hace unos días Kicillof dijo “planteamos un modelo de largo plazo y pensamos seguir haciendo más de lo mismo”.

Yo diría que la agenda del próximo gobierno la va a poner el presidente. De eso no tengo ninguna duda. Independientemente de los que le quieran poner la agenda a Daniel, a Daniel no le va a poner la agenda ni Miguel Bein ni nadie.

¿Ni Kicillof?

No sé. Eso hay que preguntárselo a él. Yo lo voy a ayudar a Daniel a que trate de construir un esquema de administración económica que le sirva a la Argentina para iniciar el camino al desarrollo. Esto es lo único que a mí me motiva: la agenda del desarrollo. Y esa es una agenda nueva.

¿Pero qué grado de influencia va a tener el actual equipo económico, el de Kicillof, en un gobierno de Scioli?

Yo creo que Scioli va a tener su equipo y él va a fijar la agenda. Lo importante acá es si Argentina una vez que llegó a la maduración del ciclo de crecimiento económico acelerado sobre la base del consumo, es capaz por primera vez en 60 años de conectar con una agenda que aumente fuertemente la inversión, que permita consolidar lo ganado en materia de consumo, de salario, de inclusión social, y se proponga un camino para duplicar el producto por habitante en diez años. Es una agenda distinta.

¿Distinta a la actual?

Es distinta, sí, porque la actual fue una etapa. La actual es una agenda que se inició con un nivel de pobreza del 54% y con un nivel de desempleo del 24%. Y es una agenda que se completó exitosamente.

¿El paradigma del consumo como está ahora podría perpetuarse dos años más?

Perpetuarse sí pero no hay forma de que siga creciendo 6% por año. Podría perpetuarse creciendo 1,5% o 2% por año. Si nosotros no aumentamos la inversión en equipamiento productivo orientado a las exportaciones y no somos capaces de darle a la Argentina en tres años un salto exportador no vamos a tener las divisas genuinas que necesitamos para abastecer las corrientes de importaciones que necesita la industria argentina para abastecer el consumo popular. Ese es el tema. No hay antagonismo.

Cada vez que algunos exportadores piden o insinúan variar el tipo de cambio el Gobierno dice “esto no se toca porque es una devaluación”.

Yo por eso ya vengo planteando hace tiempo que con el actual tipo de cambio, al cual no le sobra nada, la Argentina no puede seguir cobrando impuestos a las exportaciones como está cobrando. Hay muchas formas de ganar competitividad a los efectos de favorecer las exportaciones. Podés incentivar por vía fiscal: yo ya he dicho que borraría de un plumazo las retenciones a las exportaciones de las economías regionales, las retenciones al trigo, y al maíz, aunque no las eliminaría del todo.

¿Y soja?

Con la soja hay que monitorear. En función del precio internacional de la soja y de los costos internos habrá que hacer algo o no.

Muchos objetan el gasto público argentino: crece a razón del 42% anual. ¿Es un problema?

Lo que es un problema es que el gasto público sistemáticamente crezca mucho más que lo que crece la recaudación de impuestos.

¿Podría haber más presión impositiva?

No, hoy no. En épocas difíciles donde el comercio internacional está muy frenado, donde todos los países adoptan medidas proteccionistas y uno tiene que sostener el mercado interno porque se caen los mercados externos, uno transitoriamente puede apelar a medidas expansivas del lado del gasto para sostener el mercado interno, para evitar que una situación internacional se transfiera a Argentina con un costo de desempleo alto. Ahora, la normalidad de la regla es que cuando uno tiene un déficit fiscal muy alto, uno tiene que trabajar en un plan gradual para ir haciéndolo converger a un déficit.

¿Ahora es alto?

Sí, es alto porque es un déficit fiscal que bien medido, antes de pagar intereses de la deuda, va a ser cuatro puntos del producto. Para mantener el superávit fiscal el gasto público debe crecer pero por debajo del crecimiento de la recaudación, ésa es una política fiscal prudente.

¿Se puede retirar la ortopedia de los subsidios?

Hay cosas que se pueden hacer y otras que no. No hay a la vista un retroceso del gasto, lo que hay a la vista, en mi visión, es un crecimiento menor del gasto. Nadie en Argentina puede decir que va a pasar al equilibrio fiscal en uno o dos años. O el que lo intente hacer tiene que decir al mismo tiempo si la tasa de desempleo, que hoy está entre el 6,5% y el 7%, cuando uno haga eso suba al 10%. O sea, los que quieran quedar bien con la ortodoxia y con la academia internacional le van a tener que explicar a un millón de argentinos que pierden el empleo.

¿Y qué subsidios recortaría?

Hay subsidios mal direccionados. Hoy en Argentina la tarifa promedio eléctrica de Capital y Gran Buenos Aires es de 35 pesos por mes. Uno le debe dar subsidios a los sectores vulnerables que necesitan tarifa social. Hay millones de personas que pagan la factura eléctrica lo mismo que valen dos porciones de pizza de muzzarella. Los innecesarios cuestan 50 mil millones de pesos por año. Después hay una cantidad igual o mayor de subsidios necesarios.

Vamos a hablar de una palabra polémica: cepo.

Yo lo llamo control de capitales. No hay cepo en el sentido de que uno se puede imaginar los grilletes en los barcos romanos. Hay gente que compra dólares todo el tiempo. Por supuesto, no compra todos los dólares que pretendería comprar, porque no alcanza.

¿Y qué le parece a usted que haya un control de capitales?

Hoy es inevitable. Hasta que Argentina no recupere el acceso fluido al crédito internacional cierto control de capitales va a ser inevitable. Hoy todas las industrias, 100 mil pymes, importan. No importan todo lo que quieren, pero importan.

¿Pero no frena la economía este control de capitales?

De ninguna manera. Lo que frena a la economía es la falta de dólares, pero el control de capitales es una respuesta de política económica para administrar la falta de dólares que en Argentina tiene que ver con varias cuestiones que no tienen que ver con la gestión del gobierno.

¿Y la falta de autoabastecimiento energético no tiene que ver con el Gobierno?

Estamos hace dos años y medio invirtiendo fuertemente para disminuir esa dependencia. YPF está aumentando su producción de petróleo y gas.

¿Qué piensa de que las fuerzas de seguridad controlen en el microcentro las casas de cambio?

Antiterrorismo, lavado de dinero, ¡andá a Estados Unidos! Se controla en todo el mundo. Desde el punto de vista del decreto nuevo, yo creo que es completamente irreprochable. No entiendo dónde están las inquietudes a algo que pretende.

Perdón, ¿se refiere a la Doctrina de Inteligencia Nacional, por la cual controlarán que no haya corridas, desabatecimiento y golpes de mercado?

Sí, claro. ¿En qué país desarrollado la criticarían? Estados Unidos espía… No me quiero meter en un tema de política internacional como un humilde asesor económico de Daniel, pero si te espían para evitar un delito importante, eso lo usa todo el planeta. Lo que pasa es que mucha gente tiene prejuicios de cómo se va a utilizar esa herramienta en Argentina. Es un tema opinable. Yo con Daniel presidente estoy muy tranquilo.

¿Usted dice que si Daniel fuera presidente no mandaría a espiar a quien no corresponda?

Obviamente. No va a mandar a perseguir a nadie porque es un tipo que ha hecho de la moderación su forma de gestionar. No veo que eso sea un problema para el próximo gobierno.

Pero Gils Carbó sigue. Ella es la que va a estar al frente.

¿Y cuál es el problema? Si sigue o no sigue no me lo preguntes a mí. Yo no puedo opinar sobre cómo organizar el esquema de fiscales Argentina porque no sé.

¿Qué opina del malestar empresarial con este nuevo decreto?

No sé, no hablé con los empresarios. A mí me preocupa cero. Tengo la cabeza pensando en el desarrollo económico.

Cepo. O control de capitales: ¿En cuánto tiempo se puede flexibilizar o sacar?

Ponerle plazo a eso es como ponerle plazo a la negociación con los buitres. Si vos le ponés plazo, negociás peor. Se irá flexibilizando a medida que se pueda y que haya dólares suficientes para abastecer el crecimiento de la economía.

¿Hay demasiada emisión monetaria en Argentina?

Hay demasiada emisión en el sentido de que uno preferiría tener menos déficit fiscal y por lo tanto tener que emitir menos, por supuesto. No es que uno emite porque quiere. Tampoco vas a romper la cadena de pagos evitando la emisión. No vas a romper el pago de sueldos, el gasto social. No es lo mejor, pero es un mal menor.

Se dice que los motores se rompen por enfriamiento o por recalentamiento.

No hay recalentamiento de la economía hoy. Estamos saliendo de una caída del nivel de actividad el año pasado. El desafío es volver a una situación de mayor sostenibilidad fiscal sin romper la inclusión.

Banco Central: ¿Las reservas que tiene son suficientes para el arranque de una nueva presidencia?

Sería mejor que hubiera más, pero para eso hay que conseguirlas. La Argentina no imprime dólares, con lo cual hay que tener una agenda para que esas reservas aumenten. Hay 33.800 millones de dólares constituidos de distintas formas.

¿Cuánto tendría que haber?

Sería mejor que hubiera 15 mil millones de dólares más en las reservas. Digamos 50 mil, que es lo que había hace cuatro años. Para mí sería tener mejor más, pero ojo, para tomar más, yo tampoco tomaría deuda internacional al 9%.

¿Cambió el BC con Vanoli?

Yo creo que con Vanoli hay una coordinación mayor con el Ministerio de Economía y eso es muy importante. Ministerio de Economía y Banco Central necesitan coordinar. No puede trabajar el Banco Central como dique de contención o como si fuera un instituto.

¿Y cuándo se dice que el BC debe tener autonomía, autarquía?

Una cosa es que el BC busque generarle límites al gasto público, para eso están los bancos centrales, pero el Banco Central no es independiente.

¿No debe ser independiente?

No es mi visión. Para mí el Banco Central es un instituto de la Argentina, es una herramienta de política económica que tiene que trabajar al servicio de la Argentina. Imaginate si no tuvieras el bono del Banco Central para pagar el Fondo de Desendeudamiento, ¡es una locura! Todo lo que está dentro de la Argentina tiene que trabajar para la Argentina.

Cuando se dice: “el Gobierno le debe al BC”. ¿Usted lo considera una deuda?

Sí, es una deuda. Pero tiene una gran ventaja: es interna y por lo tanto no es defaultable. Quienes tratan en Argentina de inflar el número de la deuda pública para generar temor, ansiedad o inquietud diciendo “la Argentina debe 225 mil millones de dólares”, el 67% de eso es deuda interna, no es deuda con el mercado.

¿Bein le recomendaría a Scioli pedir créditos?

Si me pregunta, le diría que siempre tener más dólares es mejor que tener menos.

¿A qué tasa?

Decreciente. La ventaja que tiene acceder al crédito internacional es que vos pagás cara la primera emisión, pero una vez que la primera emisión te abrió el mercado, en la segunda ya pagás menos.

¿Y cuánto es?

Todo lo menos que se pueda. Yo creo en el funcionamiento en el mercado de capitales y no le voy a poner una tasa. Es la mejor tasa de interés que la Argentina pueda conseguir.

¿Cómo se pasó de la épica del desendeudamiento al “estamos emitiendo”?

Nosotros no vamos a cambiar la política de desendeudamiento, de ninguna manera, pero vos necesitás un puente de uno o dos años hasta que los dólares que vuelvas a tener sean genuinos.

¿Cómo bajarían la inflación?

Proponerse bajar la inflación abruptamente solo se puede hacer con un ajuste, por lo tanto está descartado. Mi visión es llegar a un dígito al final de los cuatro años. Cuatro o cinco puntos por año. Eso incluye política de precios y de ingresos, con lo cual la presencia del Estado es irremplazable.

Última: ¿Tiene el deseo de ocupar algún cargo, por ejemplo el Banco Central?

No. Yo lo voy a ayudar a Daniel en lo que él me pida. Y no le voy a pedir nada. Dejamos acá.

HISTORIA CLÍNICA
Nombre: Miguel Bein. 
Edad: 64.
Ocupación: asesor económico de Scioli.
Observaciones: Muy claro y pedagógico en sus explicaciones.