En su exposición frente al Senado, el Viceministro de Economía justificó un menor impulso fiscal en 2013 frente a un gasto privado que se proyecta coyunturalmente va a mejorar liderado por Brasil, el salto en la cosecha, el aumento en la oferta de dólares de una vez resultante y la baja en la tasa de interés generada por la abundancia de pesos (controles mediante que impiden su dolarización, siempre y cuando se financie la demanda indirecta de dólares resultante). Más allá de que este argumento es utilizado para justificar un Proyecto de Presupuesto que al igual que en los últimos años subestima enormemente el gasto público, para luego ampliarlo en forma discrecional vía un Decreto de Necesidad y Urgencia, es la primera vez que en el discurso oficial aparece la lógica keynesiana de utilizar la política fiscal en forma contracíclica cuando el ciclo se vuelve a favor. Hasta ahora, eran keynesianos cuando el ciclo jugaba en contra y procíclicos cuando jugaba a favor. En efecto, desde 2004, pero sobre todo a partir de 2007 el gasto público creció significativamente por encima de los ingresos, generando la pérdida del superávit fiscal que pasó de casi 4 p.p. del PIB en 2004 a un déficit proyectado de casi 2,5 p.p. del PIB este año si se netean los recursos originados en las rentas del BCRA y de la propia ANSES. Lejos de la recomendación de 2006/2007 cuando se sostenía que el superávit del Tesoro debía ayudar al BCRA a esterilizar los pesos que la entidad emitía para evitar una apreciación nominal de la moneda en un mundo donde el dólar se debilitaba, hoy es el BCRA el que debe emitir pesos y ensuciar sus activos vía el uso directo de las reservas para mantener el funcionamiento del Tesoro y el pago de la deuda. Y más allá de la defensa oficial a esta estrategia, es este uso de reservas para financiar la deuda en conjunto con la mayor emisión de pesos resultante de la actual política fiscal, lo que genera incertidumbre respecto a la eficiencia de “cortísimo plazo” del corralón cambiario. O dicho en palabras del Viceministro, el riesgo de que se acaben los dólares, probablemente no en 2013 cuando el salto en la cosecha y los menores vencimientos de deuda van a dar aire adicional, pero si en 2014 si se pretende seguir por este camino. Para 2013 no proyectamos cambios normativos en la estructura impositiva actual de la Nación, aunque no es factible seguir aumentando las alícuotas de facto como ocurrió este año. En este sentido, es esperable un reacomodamiento del mínimo no imponible de impuesto a las ganancias, algo que se usará necesariamente para intentar mantener bajo control la pauta salarial de la próxima paritaria. Nuestras proyecciones para el próximo año parten de una mejora en la tasa de crecimiento de la recaudación tributaria, generada fundamentalmente por la normalización del comercio implícita en nuestro escenario. Esto es que el salto en la cosecha valuado a los precios futuros de los cereales y oleaginosas en conjunto con los menores vencimientos de deuda el próximo año permitirían financiar el aumento en las importaciones que requiere una industria creciendo 4/5%. Con exportaciones subiendo 14,5% e importaciones haciéndolo 17%, la recaudación de Aduana podría crecer más de 40% frente a un aumento de sólo 8,6% acumulado en lo que va de este año, y el aumento en la recaudación ubicarse más cerca del 28% que del 25% acumulado en nueve meses de 2012. Con esta recaudación, y con el salto en las utilidades del BCRA proyectado para el próximo año, el aumento en los ingresos orillaría 30% en 2013. Respecto al Gasto, este año acumula una suba de 31%, con una fuerte baja en la nominalidad en los últimos dos mes –julio y agosto- donde el aumento promedio 27%. En rigor, todo el “ajuste” en la nominalidad obedeció a una caída en la obra pública, a menores transferencias a provincias y municipios y a un freno en el margen de los subsidios. A partir de septiembre, la reducción en la nominalidad de las jubilaciones, con un aumento del 11% semestral frente al 17% semestral acumulado en los últimos 12 meses, ayudaría también a moderar el gasto. Para 2013, no es evidente que los factores que ayudaron a la moderación del Gasto en el margen se sostengan. Es esperable un nuevo salto en la obra pública a medida que nos acerquemos a las elecciones. Tampoco es tan evidente que las Provincias vuelvan a sentir la restricción de fondos de la Nación que en 2012, sobre todo si el armado político requiere que algunos de los principales Gobernadores no terminen de romper y jueguen dentro del oficialismo. Las jubilaciones, se espera sostengan una nominalidad mas cerca del 30% que del 45% de este año, en tanto el número implícito en las paritarias va a definir el componente salarial del gasto (algo que en la Nación sólo pesa 15% pero que en las provincias supera al 50%). Nuestra proyección para 2013 apunta a un aumento en los gastos del 29% el próximo año y un déficit en torno a $3.000 millones en 2013 ($40.000 millones cuando se lo normaliza neteando los recursos del BCRA y de la ANSES), no muy distinto de los $10.000 de déficit proyectado para 2012 ($30.000 normalizado). Cuanto mayor sea la moderación fiscal y la recuperación del superávit, y por ende menor la dependencia directa del BCRA para financiar las necesidades del Fisco, mayor será la capacidad de la economía para manejarse hacia adelante. En 2013, el salto coyuntural en la oferta de dólares va a dar aire adicional. Para 2014 todavía no se ven Conejos en la Galera. *Economistas y Directores de Estudio Bein & Asociados |