1- ¿Considera que existe un proceso de desaceleración económica o de enfriamiento de la economía? ¿Por qué? Hace tres meses estábamos discutiendo si había que enfriar o no una economía que, impulsada por una duplicación del gasto público en dos años, enfrentaba problemas de inflación y congestión. Nuestra visión era que los estabilizadores del modelo (aceleración de la inflación y suba en las tasas de interés) estaban por si solos moderando el crecimiento y avisábamos sobre las consecuencias de la inconsistencia fiscal con el modelo adoptado. Después vino el inusitado (por su duración) conflicto con el campo, y hoy el consenso del mercado pasó a que estamos a las puertas de una estanflación. Poniendo paños fríos al análisis, a diferencia de otras oportunidades, hoy es la política la que afectó a la economía y no al revés y el margen de maniobra para evitar un quiebre sigue siendo muy elevado, aunque depende de la política. 2- ¿Cómo impactará el conflicto entre el Gobierno y el sector agropecuario en el ritmo de crecimiento económico? Cuantificar el costo de un conflicto que ya lleva más de 100 días requiere medir el costo directo, en torno a 1 p.p. del PIB reflejado en la menor producción del trimestre generada por el corte de rutas (parte del cual debería recuperarse a partir de su liberación). Pero también requiere considerar los costos indirectos el canal financiero propiamente dicho y la incertidumbre asociada respecto al rumbo de la macro en los próximos meses, cuya dinámica depende directamente de la capacidad de la política para reinstaurar la confianza. 3- ¿Cómo evalúa el accionar del BCRA para frenar la especulación con el dólar? El Banco Central está actuando prudentemente para frenar el cambio de portafolios con desarme de títulos públicos y salida de depósitos bancarios que se inició en la economía a mediados de abril. Teniendo en cuenta que la economía sigue manteniendo un superávit estructural de divisas derivado de la cuenta corriente, el margen de maniobra con el que cuenta sigue siendo enorme. Básicamente porque hoy el cambio en los portafolios no está gatillado como en otras oportunidades por la desaparición del colchón cambiario, sino fundamentalmente por la incertidumbre que genera la política. Es decir, si la política política no acompaña el BCRA va a tener trabajo asegurado en los meses que siguen. 4- ¿La economía argentina se encuentra a las puertas de la estanflación? La recuperación de las rutas y la normalización de las exportaciones, sumadas a los actuales precios internacionales, permitirían recomponer el ritmo de crecimiento de la economía. Julio y agosto pueden ser meses récord en términos de exportaciones, recaudación y nivel de actividad, luego del parate registrado en los meses previos, aunque evidentemente, sin un nuevo aumento de salarios y sin un nuevo salto en el gasto público (algunos ajustes de tarifas mediante) el impulso a la demanda debería ser menor. Esto último, en conjunto con una política monetaria y cambiaria más cauta, en parte como consecuencia de la inconsistencia fiscal de los últimos dos años, permitiría moderar la aceleración de la inflación registrada en los primeros meses de 2007. El tan mentado aterrizaje de la economía se produciría al fin, aunque con algunos magullones en el proceso. En este escenario, la economía crecería en torno a 7% y la tasa de inflación se ubicaría en torno a 18/20%. Claro que este escenario no es necesariamente el más factible para un Gobierno cuya imagen viene decayendo rápidamente en medio del conflicto con el campo, y más allá de que no es una política recomendable, en el corto plazo y con vistas a las elecciones de 2009, podría verse en la tentación de dar una nueva vuelta de tuerca a la expansión de la demanda (ajuste de salarios vía suma fija por decreto, nuevo aumento en jubilaciones y salarios públicos). Si esto se concretara, todavía es factible esperar un mayor crecimiento hacia el último trimestre de 2008, pero junto a una aceleración de la tasa de inflación y una reducción más acelerada del colchón cambiario. 3- ¿Cuál debería ser hoy el tipo de cambio en la Argentina? ¿El peso ha perdido competitividad? ¿Por qué? A pesar de la apreciación nominal del peso, hoy sigue habiendo colchón cambiario. El tipo de cambio real es de 1,43 cuando se mide su paridad contra el dólar (Dic 2001=1) y 2,15 cuando se tiene en cuenta el resto de las monedas que componen la canasta de consumo. Ahora bien, ya sea por la aceleración de la inflación, por la apreciación nominal o por la combinación de ambas, Argentina se enfrenta en los próximos meses a un escenario de apreciación real de la moneda en un mundo donde el dólar tiene menos recorrido a su desvalorización, y las ventajas que el colchón cambiario otorgó en términos de tasas de interés reales negativas se achicaron. Más allá de que el margen es cada vez menor, las dudas siguen estando en si la política será capaz de suavizar esta trayectoria o en algún momento la presión para aumentar la competitividad y licuar salarios vía un salto devaluatorio vuelve a estar en la agenda. 4- ¿Cuál debería ser la política económica del gobierno para frenar la inflación? Utilizar el ancla cambiaria sin la consistencia fiscal no alcanza para moderar la trayectoria de los precios. Se requiere moderar fuertemente el ritmo de expansión del gasto público a tasas más acordes con el crecimiento del PIB nominal. Esto es llevar la tasa de crecimiento desde el 40% promedio de la primera mitad del año a una más acorde con el 28% y al mismo tiempo manejar la puja distributiva. 5- ¿Una inflación de 25%/30% anual es el precio que está pagando el gobierno por no haber asumido la existencia de este problema y seguir postergando su solución? ¿Hay peligro de una espiral inflacionaria? A nuestro juicio, la inflación actual, en torno a 23% puede descomponerse en tres partes: 8-9 p.p. es la inflación propia del modelo derivada de la decisión del ajuste del tipo de cambio vía precios, 5-6 p.p. provienen de la trayectoria de los precios de los commodities, y los restantes 6-8 p.p. son la resultante de la política adoptada de pisar el acelerador del gasto a fondo en un año electoral como 2007 y que hoy resulta difícil corregir. 8- En un escenario mundial de crisis de alimentos y de petróleo, ¿cuáles son los desafíos y las oportunidades que se le presentan a la Argentina? Argentina como país exportador de alimentos y superávitario en combustibles es un beneficiario directo del escenario actual de precios internacionales. Estos precios que son los que permitieron estirar el cierre de la cuenta corriente (que fue lo que generó en las ultimas tres décadas los tradicionales stops & go) y solventar las cuentas fiscales (vía retenciones), tienen su contraparte en el aumento en las presiones inflacionarias derivadas, que se montan sobre una inflación de base mayor (generada por la decisión de que el ajuste de tipo de cambio real se de vía inflación) 9- En el contexto del Mercosur, ¿Argentina ha quedado definitivamente relegada a ser la sombra de Brasil? Brasil, por el tamaño de su mercado siempre tuvo la posición dominante dentro del Bloque y Argentina en segundo lugar. De todos modos, la estrategia de política económica de Brasil (tasas altas, apreciación cambiaria, crecimiento bajo e inflación controlada) le ha permitido hoy alcanzar el grado de inversión, en tanto Argentina, con la política opuesta y la aceleración fiscal a partir de 2007 quedó sin acceso al crédito. La contracara de estas diferencias no menores de política económica son el elevado superávit de cuenta corriente que todavía mantiene Argentina a pesar de 5 años de crecimiento a tasas en torno a 8/9% vs. el desequilibrio en cuenta corriente en que a partir de este año está incurriendo Brasil. *Economista y Director de Estudio Bein & Asoc. |