La caída en los precios internacionales sumada al freno que evidenció la actividad en el mes de octubre, gatillado por la crisis internacional y la política local, complicaron el escenario fiscal de cara a 2009. La corrección cambiaria necesaria para compensar la merma en la recaudación derivada de este escenario compite con la estabilidad del sistema financiero, y es bajo esta restricción que la política económica apuntó a hacerse de nuevos recursos para cumplir con el doble objetivo de maximizar el gasto en un año electoral y al mismo tiempo compensar la debilidad del gasto privado, sin incurrir en un movimiento brusco del tipo de cambio ni entrar en default; conociendo la historia de que los Gobiernos que defaultean la deuda, no son los mismos que la reestructuran. La reforma en la seguridad social fue el primer paso en este sentido. El uso de los aportes que anualmente contribuían al ahorro de los futuros jubilados y la apropiación de sus ahorros de los últimos 14 años por parte de la ANSES, contribuyen a reforzar la caja. La rápida aprobación del Congreso de la re reforma previsional –donde, además del nulo análisis respecto a la sustentabilidad del sistema a futuro, casi no se discutió la coparticipación de los recursos que se liberaban-, generó un cambio en la percepción respecto al desgaste que había sufrido el Gobierno luego del voto no positivo a las retenciones móviles en junio pasado. Estos cambios, sumados a los aumentos en los controles formales e informales para acceder al mercado de cambios, frenaron el alza del dólar y estabilizaron la salida de depósitos, que se profundizó con el anuncio de la eliminación de las AFJPs. Si bien las tasas de interés pasivas volvieron respecto a los máximos alcanzados durante la corrida, todavía se ubican 5 p.p. por encima de los niveles de julio-agosto pasados con una tasa de inflación significativamente más baja en el margen. Hoy las tasas de interés reales de la economía son cercanas a 5%, luego de años caracterizados por rendimientos inferiores a la tasa de inflación. Con estas modificaciones, nuestras proyecciones de crecimiento de los recursos de 20%, 16% netos de la reforma de la Seguridad Social y un aumento del gasto de 22% (28% neto de subsidios compatibles con un aumento de 43% en la obra publica y de 26% en las jubilaciones), el superávit primario el próximo año ascendería a 3% del PIB, algo por debajo del 3,3% con que concluiría 2009. Con necesidades de financiamiento que ascienden entre intereses y amortizaciones a 5,7% del PIB (netas de recompras estipuladas en el canje de 2005 e incluyendo el financiamiento nuevo a provincias a través de PFO), faltaría financiar 2,7 p.p. del PIB. En nuestro escenario, 0.7 p.p. provienen de la refinanciación total de organismos, -Es poco probable que Argentina le pida plata al FMI, pero puede llegar a mejores acuerdos con el BID y el Banco Mundial-, 0,4 p.p. provienen del flujo de las AFJPs -del cual al menos una cuarta parte es en dólares-, 0,8 p.p. de una refinanciación del 60% de los préstamos garantizados y 0,5% del refinanciamiento pleno de la deuda intra sector público. Con estos números sólo queda por financiar poco más de US$1.000 millones de dólares, y luego de la aprobación de la Ley de Presupuesto 2009, el Gobierno cuenta con el 30% de los depósitos públicos en el Banco Nación, aproximadamente US$3.500 millones y está disponible la ampliación del límite del BCRA para financiar al Tesoro vía adelantos transitorios, por aproximadamente US$3.000 millones adicionales. Estos números muestran que la capacidad para atravesar 2009 sin entrar en default es adecuada. A este escenario se suma ahora la nueva batería de medidas anunciada en el marco de un paquete anticrisis que incluye un blanqueo de fondos dentro y fuera del país, una enorme moratoria impositiva y previsional y beneficios fiscales para la formalización del empleo en PyMES. Beneficios todos que se mantendrían mientras las empresas no reduzcan la plantilla de personal. Lejos de la discusión de la semana pasada, cuando el Gobierno coqueteaba con la propuesta de la CGT de duplicar o triplicar las indemnizaciones por despido para evitar un aumento del desempleo, las medidas actuales giraron en sentido contrario y apuntaron a mostrar señales al sector empresario generando al mismo tiempo recursos. Es evidente que cualquier blanqueo de fondos o moratoria impositiva son beneficios injustos en detrimento de quienes pagan sus impuestos, pero si bien es difícil calcular el quantum, el impacto sobre la recaudación y el balance cambiario es positivo. Claro que en medio de otro clima de negocios el impacto podría ser significativamente mayor. Más gasto público inyectado a la economía en forma directa o indirectamente a través de fideicomisos financiados por los fondos que transfieran las AFJP´s van a contrarrestar el efecto negativo de la desaceleración del gasto privado derivado del cambio de signo de la tasa de interés de la economía en un mundo que en el mejor de los casos va a crecer menos. Las dudas están en el signo y el quantum de la ecuación resultante. Nuestra proyección base contempla para el próximo año un escenario sin disrupción financiera con la economía prácticamente estancada a partir de un crecimiento promedio de sólo 0.5 p.p. trimestral. Esto en conjunto con un arrastre positivo para 2009 mayor a 1%, permitiría mostrar el próximo año un crecimiento algo mayor al 2%. Si bien el escenario es negativo cuando se lo compara con la experiencia de los últimos cinco años, en contraste con la historia de crisis recurrentes que caracterizó a nuestro país, un escenario de estancamiento y no depresión frente a una crisis mundial de la envergadura de la actual, es una buena noticia. *Economista y Directora Estudio Bein & Asociados. |