A menos de una semana de que vencieran los plazos para la presentación de las candidaturas, se develó la incógnita de la que pocos tenían dudas: Cristina anunció su candidatura y toda su comitiva salió a hablar sobre la profundización del modelo. Atrás quedaron los discursos que abogaban por la moderación en un contexto de creciente crispación. Y es lógico una vez arrancada la campaña electoral: cualquier cambio queda cajoneado hasta el día después, en un contexto donde la inconsistencia temporal de la dinámica que mantiene la macroeconomía hoy es evidente, pero no generará ninguna eclosión de acá a octubre. El Banco Central no acumula reservas en el momento de mayor oferta de dólares comerciales del año, pero con ayuda de la ANSES logró acotar la brecha al 6% entre el tipo de cambio oficial y marginal que había llegado a 9% un mes atrás. Las paritarias que estaban demoradas arrancaron, compensando la erosión del salario real reflejada en los meses previos, y es esperable de ahora en mas una sucesión de anuncios de gasto público con el fin de asegurar que la economía llegue a las elecciones con un nivel alto de consumo. El plan LCD para todos es sólo el comienzo. Las jubilaciones y los planes sociales verán un nuevo ajuste en sus montos, las tarifas de servicios seguirán congeladas y los gastos de capital -que en lo que va del año estuvieron demorados- seguramente verán una aceleración en los meses que siguen, una vez que se cierren las listas. Cabe recordar que en junio y julio de 2007, meses antes de la elección presidencial, estos últimos se duplicaron en relación a un año atrás. Aún con un deterioro del resultado fiscal que estimamos rondaría un déficit de $4.500 millones en todo el año, el financiamiento está disponible para todo 2011. Después el uso de las reservas del BCRA ya destinadas al Fondo del Desendeudamiento y la liquidez de la ANSES, todavía queda algún colchón para financiar el arranque del próximo año. Ahora bien, a menos que el mundo vuelva a sorprender con un nuevo salto en el precio de la soja y una mayor devaluación del dólar a nivel global, esta trayectoria de política económica no parece financiable en 2012. Una vez finalizada la salida de la cosecha es factible esperar una caída en las Reservas del BCRA, sobre todo a partir de septiembre/octubre, por lo que el uso de estas para financiar vencimientos de la deuda pública un año más no es consistente con la paridad actual del tipo de cambio. Dicho de otro modo, el impulso al consumo a partir de una economía que se arrima al pleno empleo con salarios en dólares 15% más altos que los de fines de la Convertibilidad (vienen de ser 67% menores a los de esa fecha luego de la devaluación de 2002) no parece sostenible como motor de crecimiento en un contexto de ausencia del crédito. O bien, se logra una moderación en la nominalidad de la economía y se abre el crédito, o bien la profundización del modelo va a significar una vez más bajar el salario de los argentinos y el consumo para reestablecer los equilibrios. La ventaja frente a otras oportunidades son el contexto global y una economía que no está dolarizada, por lo que esto puede hacerse sin ruptura de contratos. *Directora y Analista de Estudio Bein & Asociados |