El plan del Gobierno es llegar unido a la elección con la economía lo más competitiva posible

La directora ejecutiva de Eco Go Consultores sostiene que buscan forzar el corto plazo de acá a octubre, pisar los precios y que los salarios le ganen a la inflación. Los dólares de la soja evitan que se dispare la brecha.

En términos económicos, el año electoral ya comenzó. El dólar oficial subió en febrero 2,9%, menos que la inflación del 4% de enero y que la suba proyectada para este mes. Marina Dal Poggetto, economista y directora ejecutiva de Eco Go Consultores, sostiene que el Gobierno maneja en zigzag, enviando guiños a la derecha hacia el Fondo Monetario Internacional (FMI) y a la izquierda a sectores de su coalición, en la búsqueda de aumentar sus chances en las próximas elecciones. “El norte es llegar unido a octubre con la economía lo más competitiva posible”, afirmó en diálogo con PERFIL

—La caída de la economía en 2020 fue la mayor desde 2002. ¿Cuánto fue producto de la pandemia y cuánto de los desequilibrios que arrastraba la Argentina?

—El grueso fue la pandemia. Venías de dos años de recesión muy agresiva: 2018 y 2019. La economía caía en picada, pero había hecho el ajuste macroeconómico. En el arranque el Gobierno intentó un esquema de estabilización. La Ley de Solidaridad Social y Reconversión Productiva intentó frenar esa inercia del gasto. Y de hecho la medida fue muy fiscalista. Frenó las jubilaciones, puso retenciones, frenó la rebaja de impuestos de la reforma tributaria, y  mantuvo el déficit en la zona del equilibrio. Requerías consistencia fiscal y monetaria, hacer un ajuste fiscal y un manejo prudente de la deuda. En alguna medida eso estuvo. ¿Qué pasó? Pasó la pandemia y una negociación de la deuda que a mi juicio fue exageradamente larga. La pandemia y su manejo fue lo que terminó gatillando ese desplome del nivel de actividad, con una cuarentena eterna y una economía que no tenía acceso al crédito. La negociación de la deuda duró ocho meses y después te siguió dejando afuera del mercado de crédito porque el Gobierno no logró encarar un esquema de estabilización. Nunca termina de poner un programa sobre la mesa. Tienen tanta discusión y pelea interna que van del Fondo Monetario en octubre a lo que estás viendo hoy.

—¿No hay un plan económico o el Presidente lo tiene pero no puede implementarlo por diferencias dentro del Frente de Todos?

—En el arranque del Gobierno había un plan. El manejo de la deuda fue una decisión política y creo que estuvo errada. Hoy lo que hay es un plan para llegar a octubre. No vas a bajar la inflación solamente con políticas monetarias, requerís la Concertación. Pero para un gobierno peronista la Concertación es lo más fácil de conseguir, lo difícil es la consistencia del otro lado. Y solamente con Concertación no vas a llegar, sobre todo cuando implica concertar con algunos sectores y no con otros. Lo segundo es la consistencia fiscal. Si no tenés crédito, lo que requerís es no tener déficit. La consolidación fiscal tiene que ser bastante más rápida de lo que están diciendo, si no el crecimiento chocará contra la oferta de dólares. Argentina está condenada a tener un crecimiento mucho más magro que el resto de la región. La puja distributiva la contenés con salarios que vienen de perder 23% de capacidad de compra en términos reales en promedio. El costo laboral argentino hoy es bajísimo. Y así y todo, con el régimen laboral, con la prohibición de despidos, con la doble indemnización, el único que está generando empleo en Argentina es el sector informal. ¿Hay un plan o no hay un plan? Hay un plan para tratar de ir tapando parches. El norte del Gobierno es llegar juntos a octubre con la economía lo más competitiva posible y eso significa hacer lo que hicimos siempre: tratar de que el salario le gane un poco a la inflación y postergar los ajustes que haya que hacer para después. Paradójicamente, dentro de ese discurso, tenés un manejo fiscal de corto plazo que es bastante más austero de lo que el propio gobierno te dice. A mí es la primera vez que me pasa que tengo proyecciones fiscales mejores que las del Gobierno.

—¿Qué recuperación se puede esperar este año y cuánto tardará en volver a los niveles de actividad previa a la pandemia?

—El nivel de diciembre contra el promedio del año da 5,5%. Nosotros estamos trabajando con un número relativamente bajo, un poco arriba del 6%, pero eso incluye que la economía prácticamente no crece, se estanca. Una incertidumbre es qué pasa con la segunda ola, en la medida que el proceso de vacunación va lento. Pero la principal incertidumbre es cómo el Gobierno maneja la dinámica fiscal, monetaria y financiera de cara al próximo año. Lo que parecía en octubre pasado que te llevaba puesto, que fue la toma de ganancias y la brecha cambiaria en 135 pesos, llevó al Fondo Monetario y al intento de un esquema de estabilización. En la medida en que las aguas se calmaron el Gobierno se vuelve a correr del Fondo y el flujo de dólares que está estabilizando está relacionado al escenario internacional. La soja en 530 dólares le agrega un parche a una sábana que era cortísima. Y la visualización de dólares frescos te permite intervenir en la brecha. Pasaste un primer trimestre donde con prudencia fiscal, menor financiamiento monetario, y un desacople entre la tasa de dólares y la tasa de pesos en la economía, se mantuvo la brecha muy tranquila. El puente que conseguiste tuvo que ver con el Impuesto a la Riqueza y argentinos ingresando dólares al país para poder hacerse de pesos para pagar. A partir de abril, mayo y junio tenés la salida de la cosecha. Con lo cual, hay chance de mantener cierta estabilidad cambiaria, aun cuando hay incertidumbre sobre la vacuna y sobre cómo el Gobierno se termina ordenando hacia dentro. Van por un camino de barro y dan señales encontradas, ponen el guiño a la derecha, vamos a ir al Fondo para estabilizar cuando la brecha se escapa, y de golpe pegan el volantazo para el otro lado. Hay que ver cómo evoluciona la nominalidad: la inflación, el dólar, la brecha, las tarifas, los salarios y el resto de los precios que el Gobierno intenta contener. Y ahí tenés dos dificultades: una es la consolidación fiscal y el financiamiento monetario que requieras. El cepo es el principal estabilizador. El principal riesgo es abrir un frente de conflicto con el campo que te prive la oferta de dólares, que es lo que necesitás para manejar la brecha. Por ahora la soja parece que no tiene techo. De octubre a hoy son 150 dólares más en el precio de la soja. Y eso son 6 mil, 7 mil millones de dólares adicionales en la salida exportadora para un país al que le faltan dólares, le sobran pesos y los bonos no valen nada. El mundo está ayudando, los precios de los commodities a estos niveles son una bendición más que una maldición.

—El escenario internacional con viento de cola, tasas bajas y suba de las commodities, ¿se utilizará para estabilizar la economía o para ganar las elecciones?

—Para estabilizar la economía en el mediano plazo, seguro que no. Pero si no estabilizás la economía en el corto, las elecciones no las vas a ganar. La novedad que tenés con estos dólares adicionales que aparecen del mundo es que te permite pensar en un escenario zigzag, donde forzás el corto plazo y la brecha no te lleva puesto. La economía crece, la inflación puede ubicarse en la zona del 40%, pero los desequilibrios los seguís teniendo. Hoy tenés un riesgo país de 1.500 puntos de una deuda recién reestructurada y a la Secretaría de Finanzas que el miércoles hizo una megacolocación de pesos. Hay un equilibrio que se está armando que es inestable. Hay margen para estabilizar el corto plazo, pero en la Argentina la búsqueda no es la estabilización per se, sino que el salario le gane a la inflación en el año electoral. Y para que eso pase tenés que forzar la paritaria y contener algunos precios. Cuando tenés grados de libertad para pensar en el largo plazo y en cómo estabilizás, pensando que hay dos años más de gobierno por delante, siempre terminás forzando el corto. Esa fue la estrategia de los 12 años de kirchnerismo y también del macrismo.

—En mayo hay vencimientos con el Club de París. Sin acuerdo con el FMI, ¿qué opciones tiene el Gobierno para no entrar en default?

—No podés pagarle al Club de París con reservas netas, que hoy están en 2.300 millones de dólares. Salvo que eventualmente se produzca la capitalización del Fondo y aparezcan 3.300 millones de la galera. Mi sensación es que habrá algún esquema de acuerdo con el Fondo Monetario. No será un extended fund facility, no habrá un programa de largo plazo que busque la estabilización y eventualmente un modelo de crecimiento para adelante. La Argentina no le puede defaultear al Fondo y tampoco le puede pagar, con lo cual si no podés pagar y no podés defaultear, lo único que queda es el refinanciamiento. Mi sensación es que va a haber algún grado de acuerdo de refinanciamiento de corto plazo de los vencimientos. Y me imagino que con el Club de París pasará algo por el estilo. Estás en pandemia, en un mundo donde nadie está haciendo el ajuste fiscal. Encontrarán un mecanismo de negociación para extender ese pago para después de octubre apuntando a que después el Gobierno finalmente se siente en la mesa de negociación con el Fondo, en una coalición muy diversa donde algunos piensan que el eje es el Fondo y otros piensan que es China. Debería haber un acuerdo, pero ese acuerdo es mucho más difícil con la intencionalidad política de pisar los precios o pisar la nominalidad para llegar a la elección.

—Si el Gobierno llega a la elección como quiere llegar, ¿qué escenarios económicos proyectás después de octubre?

—Hay que ver qué significa llegar. Es probable que llegues sobre todo si no hay PASO. Las PASO pueden ser un factor desestabilizador. Entre las PASO y octubre tenés dos meses de campaña donde tenés un resultado concreto de las urnas que será un proxy de las elecciones de octubre. La lógica sería que estabilices los precios de los activos argentinos y que eso te permita recapitalizar el Banco Central. Pero la lógica que está usando el Gobierno es: “Mirá, no me importan los precios de los bonos porque yo estoy fuera del mercado de crédito, si consigo dólares del flujo, asociados al precio de la soja, me permitirán seguir manteniendo desacoplada la tasa de pesos de la de dólares”. Y eso permite mantener la brecha cambiaria en niveles del 60, 70%, con los cuales la economía, con un montón de incentivos perversos, todavía funciona. Si la soja vale 800 dólares, no pasará nada. Si la soja vale 380 dólares, como en octubre del año pasado, vas a tener que ir necesariamente a un acuerdo con el Fondo o con el Banco Central de China que te entregue dólares. En algún momento tendrás que conseguir dólares porque si no, el escenario de inestabilidad económica te torna muy inestable la política.