Resultados y nuevo Congreso
¿Acuerdo con el FMI? ¿qué acuerdo y cuándo?
Primera reacción de los mercados
Un comentario sobre los rumores de desdoblamiento
La macro detrás de la derrota
El 14N confirmó el desempeño electoral de las PASO, con una derrota de casi 9 p.p. del oficialismo a nivel nacional respecto a JxC, pero con una remontada en la PBA que achicó la diferencia en contra a sólo 1 p.p. Si bien no le alcanzó para evitar perder la mayoría en el senado nacional y quedó a sólo dos escaños de perder la primera minoría en la cámara de diputados, el recorrido en la PBA le permitió al FdT equilibrar el senado bonaerense y armar una “épica de la victoria” sobre la cual intentar relanzar la gestión.
El mensaje pregrabado del presidente confirmó la continuidad de Guzmán, anunció la búsqueda de un acuerdo con el FMI y avisó que presentará un proyecto de ley con un “Programa económico plurianual para el desarrollo sustentable” que contaría con el aval de “todos” recién en la primera semana de diciembre. El llamado al consenso para refrendar el plan y conseguir el apoyo del FMI no arranca con el pie derecho dado que el discurso incluyó críticas furibundas al “endeudamiento de Macri” y el aviso que no se convalidaría un ajuste en el gasto ni el avance en reformas estructurales.
Hasta el momento, no hubo dentro de la coalición de gobierno mensajes que contradigan el anuncio del Presidente, lo cual no es poco. Más allá de distintas operaciones de prensa con posterioridad a la medida, no luce que de la negociación con el FMI aparezca en las próximas dos semanas una carta de intención preacordada con el organismo con los lineamientos de un programa para ser enviado al Congreso.
Al cierre de este informe el Ministro de Economía anunció que enviaría al Congreso un programa preacordado, reduciendo el riesgo de que intente usar al Congreso para presionar al FMI. Pero al mismo tiempo confirmó que el acuerdo no está cerrado y que los tiempos podrían alargarse.
El problema, una vez más, es que, dada la concentración de vencimientos con el FMI y la escasez de reservas en el BCRA, este esquema de negociación contra las cuerdas tiene riesgos inherentes en términos de una escalada en la presión cambiaria e inflacionaria. El deadline es el 22/3 cuando vence el segundo pago del mes con el FMI por USD1.890 millones. Hasta entonces hay vencimientos por USD8.274 millones, incluyendo el segundo cupón de la deuda reestructurada con privados por USD759 millones, con reservas netas en el BCRA que hoy alcanzan a sólo USD5.200 millones.
Al igual que con la negociación con los bonistas y con el Club de París, luce vamos a entrar en fricción hasta entonces y aumentan las probabilidades del escenario pedaleando en el aire. La pregunta es si esto es hasta un acuerdo con el FMI cerrado contra las cuerdas en marzo que evite entremos en atrasos (por ahora nuestro nuevo escenario base), o por el contrario nos adentramos a un escenario de atrasos con el FMI y estanflación para un gobierno que todavía tiene dos años de gestión por delante.
Sin dólares a la vista, el rápido rebote en 2021 no se va a verificar en 2022. La necesidad de salir de las dos anclas rígidas que operaron este año (el dólar, las tarifas y los combustibles) asegura un nivel de inflación más alta el próximo año. A menos que se dé un reacomodamiento hacia abajo de los márgenes unitarios en los sectores favorecidos por la mayor protección y la brecha cambiaria (y no controlados por la Secretaría de Comercio). Baja en los márgenes que no luce fácil de coordinar si no se comprime la brecha cambiaria y se afloja el racionamiento de divisas. Un plan de estabilización que incluya reformas estructurales que normalicen el costo fiscal y fundamentalmente acoten la inequidad en el mercado laboral donde sólo un tercio de la oferta laboral se lleva 51,3% de los ingresos (y la mitad, incluyendo el empleo público, se lleva el 80%), si sale bien, termina siendo mucho más progresivo que el intento de preservar el status quo actual con brecha arriba del 110% y racionamiento de divisas.
Volviendo a mirar la concentración en la distribución del ingreso coordinada por la brecha cambiaria, la grotesca distorsión de precios relativos acumulada en los últimos dos años y los apoyos explícitos a Alberto Fernández en la marcha del miércoles, consideramos que la marcha peronista ya no se debería llamar combatiendo al capital, sino protegiendo a los amigos.