Monetarias y Financieras
La guerra entre Rusia y Ucrania escaló a lo largo de la semana, con importantes sanciones que impactaron en los mercados de deuda, monedas y de materias primas. El principal efecto operó sobre los costes energéticos (hecho asimilable a un shock de oferta negativo), que probablemente tenga un impacto en mayor inflación y menor crecimiento económico global, por caída de ingresos y la necesidad de reacomodar la política monetaria.
A nivel local, el principal efecto sería una reducción de las divisas del saldo comercial, a pesar de la mejora de los precios internacionales de los productos agrícolas (parte de ellos previos a la guerra). La guerra encarece fuertemente los recursos energéticos importados. Situación que ya se veía complicada y que recrudeció como consecuencia de la pandemia. Los precios externos del gas natural licuificado se elevaron más de 140% de manera posterior a la invasión, y el precio del millón de BTU de gas se elevó hasta los USD65, muy por encima de lo que pagó Argentina en 2021 (USD9,3 por millón de BTU). Todo ello llevaría a duplicar las importaciones energéticas en 2022.
Si bien la guerra (y la sequía) también operó favorablemente en los precios de nuestros productos de exportación (las exportaciones volverían a los niveles del año pasado a pesar del retroceso de las cantidades exportadas), la mejora de las ventas externas sería inferior y el saldo comercial se vería reducido hasta los USD8.500 millones. Esto supondría una mayor tensión para el BCRA para poder cumplir con el objetivo de reservas.
Por otro lado, finalmente llegó al Congreso el Proyecto de Ley que será tratado a partir del próximo lunes. El programa vía Extended Fund Facility (EFF) está basado en el draft filtrado la semana pasada y confirma las metas de inflación, crecimiento, cuenta corrientes y acumulación de reservas pero aclara que el escenario base está sujeto a “importantes incertidumbres”, lo que implica que la posibilidad de introducir recalibraciones según sea necesario.
Lo nuevo viene en el cuadro de “Criterios cuantitativos de ejecución y metas indicativas”. Dentro de las metas fiscales, aparece el piso de déficit primario que tendría el SPNF base caja que se ubica en $1,759 billones, de cumplimiento cuestionable dado el apartado energético. En cuanto a las metas monetarias, concentra la mayor acumulación de reservas netas en la primera parte del año donde deben aumentar en USD4.100 millones, vs. USD1.700 millones en la segunda mitad del año, consistente con la meta de USD5.800 millones para 2022. Asimismo, aclara los límites de financiamiento monetario -uso de Adelantos Transitorios- durante el año, aunque donde se nota más esta restricción es sobre el final del ejercicio donde las necesidades son mayores.
Igualmente, el primer test que deberá sufrir el acuerdo será el político. Mientras que una parte del oficialismo adelantó que se opone al acuerdo, desde la oposición también surgen dudas sobre cómo se va a votar.
En lo financiero, en el marco del acuerdo con el FMI, la Comisión Nacional de Valores (CNV) dispuso dejar sin efecto las Resoluciones Generales que restringían las operatorias en el mercado de valores negociables a partir del próximo lunes 7 de marzo.
Por su parte, la brecha cambiaria terminó bajando cuando se conoció de ambas partes -Gobierno y FMI- que las negociaciones habían concluido. El Banco Central aceleró el ritmo de devaluación a un ritmo de 2,9% mensual, pero sin seguir todavía los registros inflacionarios. La estrategia parece ser todavía ir por detrás de los precios a pesar de los compromisos asumidos. Nuevamente se daría otro mes de atraso del tipo de cambio real, por lo que si se quiere mantener el nivel de TCR de enero de 2022, luego habrá que llevar el dólar por encima de la inflación o muy cerca.
Recaudación
La recaudación tributaria recuperó nominalidad y creció un 62,8% interanual en el segundo mes del año (7,6% i.a. en términos reales). Respira un poco la meta fiscal luego del dato de enero -donde preocupó la baja interanualidad- y el alza en el precio del combustible que presionó el gasto en subsidios energéticos. Las exportaciones recuperaron terreno en febrero lo que explicó la tracción por parte de los impuestos ligados al Comercio Exterior. La dinámica del empleo registrado y la suba de los salarios reales siguen explicando la alta nominalidad de los aportes y contribuciones a la Seguridad Social que registraron un crecimiento interanual del 66,1%.
Internacional
El ataque de Rusia a Ucrania cumple una semana y la incertidumbre a nivel global parece no ceder. Mientras que occidente optó por una respuesta “pacífica” a la invasión, con una estrategia más asociada a la desestabilización de la economía rusa que con la defensa armada, Rusia -que desde 2014 acumula sanciones y redujo su exposición al resto del mundo- continúa la ofensiva e impone medidas para contrarrestar ésta respuesta. A pesar de esto, el impacto sobre la economía del país fue fuerte, con caídas en la bolsa rusa del 34,8% y una depreciación del rublo del 45,5% desde el inicio del año.
La incertidumbre generada alteró los mercados no solo financieros, que registraron fuertes vaivenes y se mantuvieron a la baja a lo largo de la semana, sino también los de las principales commodities. La soja, el trigo y el maíz aumentaron 9%, 50,8% y 23,2% respectivamente, mientras que los precios de la energía se dispararon alcanzando el gas una impresionante suba del 81,9% y el petróleo (Brent) del 25,2% desde el comienzo del conflicto.