Marina Dal Poggetto* y Sebastián Menescaldi* 09-07-2022
Ni Batakis ni Mandrake resuelven este entuerto si la política no se ordena y reconoce que sin crédito (ni en dólares, ni en pesos, aún en un mercado encepado) y con una moneda detonada, no hay lugar para seguir postergando las correcciones.
La escalada en la brecha cambiaria con un dólar marginal orillando los $ 300, casi 50% más de lo que valía en mayo asegura un nuevo salto en la tasa de inflación de julio y un corrimiento en las proyecciones para el año arriba del 80%.
Literalmente en las últimas dos semanas desapareció la oferta de muchos bienes importados y/o con componentes importados, frente a la incertidumbre sobre el costo de reposición que coordinó el cierre al cepo, para pagar importaciones en los últimos tres días de junio y la escalada en la brecha cambiaria, que había arrancado con la detonación del mercado de deuda en pesos el 8 de junio pasado, agravada con la grotesca salida de Guzmán el sábado a la tarde en medio del discurso de la vicepresidenta en Ensenada.
Los precios de los bienes que se consiguen, sobre todo los durables y semidurables, son ridículamente altos en comparación con países normales (hasta tres y/o cinco veces más caros al dólar marginal), mientras las tarifas son ridículamente bajas (el transporte público en AMBA vale 6 centavos de dólar). En tanto la capacidad de compra de los ingresos está muy dañada, sobre todo en sectores informales y/o cuenta propia que no tienen quién “los proteja” en la negociación. Mientras los salarios formales acumulan en promedio una caída de 23% en la capacidad de compra desde 2015, los informales acumulan una mayor al 30%, diferencias ambas que se agigantan con el nuevo salto en la inflación.
La designación de Batakis no representa un giro a la izquierda, como el que se temía frente a la salida de Guzmán y es una interlocutora válida con un FMI que no quiere ser responsable de una nueva caída de la Argentina, y permite desvíos en el programa contra la promesa de compensarlos en el segundo semestre. Las primeras declaraciones de la flamante ministra indicaron una continuidad del programa económico acordado con el FMI: la búsqueda del equilibrio fiscal y el incremento de las reservas.
El tema es ver cómo lograr estos objetivos, sin volver a tener rispideces dentro de la coalición de gobierno. Por lo pronto, y más allá de los rumores de renuncia de Alberto Fernández durante la jornada del miércoles pasado, pareciera haber una tregua. CFK y AF cenaron el lunes después de mucho tiempo sin hablar, y el miércoles trascendió que hubo una reunión entre los tres “dueños” de la coalición de gobierno (CFK, AF y Massa) y también apareció una foto de Massa con Batakis. Finalmente, en el acto del viernes CFK aprovechó para denostar al “traidor” de Guzmán, pero no pateó el tablero. No convalidó el ajuste explícitamente fiscal, pero tampoco aseguró como en presentaciones anteriores que no tenía nada que ver con la inflación y se volvió a correr de la propuesta de salario universal propuesta por Grabois. Volvió a hablar del bimonetarismo, e incluyó un concepto nuevo respecto al superávit de divisas provincial abriendo una nueva grieta en la pelea por los dólares.
Hay que ver cómo reaccionan los demás grupos que hasta ahora apoyaban al Presidente que ven erosionada su ecuación económica con las restricciones crecientes que enfrenta la economía. En esto entran los sindicatos, los empresarios “amigos”, los movimientos sociales, los gobernadores y los intendentes.
Batakis es un cuadro político que podría aumentar la coordinación con el BCRA frente a un Guzmán, que en medio de la corrida seguía preocupado por la “sustentabilidad de la deuda en pesos”, que ya estaba detonada. Por lo pronto, mientras Batakis armaba su gabinete, durante la semana Miguel Pesce operó como ministro y como presidente del BCRA sin los cortocircuitos con Guzmán. Tras la detonación del mercado de deuda en pesos el 8 de junio pasado, el BCRA siguió comprando deuda en el mercado con el fin de sostener los precios. Desde que arrancó la corrida acumula compras por poco más de $ 1 billón, el lunes casi $ 300 mil millones. Los pesos salieron de bonos del Tesoro (en manos de Fondos Comunes de Inversión, Compañías de Seguro y otros) y fueron a depósitos en los bancos, y también de tenencias de bonos de los mismos bancos. Casi todos fueron alocados en pasivos remunerados, pero en el medio se dieron una vuelta por la brecha y el mercado de bienes.
Lo que hay fue un cambio de “deudor”: es decir una caída en la deuda del Tesoro en manos del mercado (indexada mayormente al CER) y un aumento en los pasivos remunerados del BCRA (a tasa fija y licuables con un salto del dólar). Dentro de los pasivos remunerados, aumentaron en forma creciente los pases y en menor medida las Leliqs. Cuánto dure este esquema va a depender de qué hagan los bancos con los depósitos. Hoy los bancos van prorrateando el costo de captación ofreciendo a las empresas un mix de plazos fijos, plazos fijos precancelables, cuentas remuneradas y cuentas a la vista que les permiten manejar su hoja de balance, frente a la decisión del BCRA de poner la tasa de interés de los plazos fijos arriba de la tasa de interés de las Leliqs corregida por ingresos brutos (50% a personas jurídicas, frente a una tasa de Leliqs corregida en CABA de 49,5%). El esquema es frágil y la pregunta de los bancos respecto al límite de las Leliqs aparece.
El horizonte de las proyecciones ciertamente se acortó. Por lo pronto y aún si el gobierno/BCRA lograra evitar el salto discreto del dólar que busca tras la intervención de los últimos día en el mercado de futuros, esto implica más brecha cambiaria, más tasa y crawling peg e inflación más altos. Cuanto más altos dependerá de la magnitud de la brecha, del cierre en las importaciones, de la aceleración del crawling y los aumentos tarifarios, de si hay o no una tercera ronda de paritarias y fundamentalmente, de si logra o no evitar un salto del dólar frente a un BCRA que no logra acumular dólares. El escenario a 2023 es larguísimo.
Demasiadas variables para que la política siga bailando en la cubierta del Titanic. Como dijimos en una nota en PERFIL hace poco más de un mes atrás, sí podemos construir una hiper (no como la de fines de los 80 con tasas de cuatro dígitos, pero sí una de tres dígitos que en el mundo actual sale de escala). Y lo peor es que estamos esmerándonos en lograrlo (www.perfil.com/noticias/opinion/podemos-construir-una-hiper-por-marina-dal-poggetto-y-sebastian-menescaldi.phtml).
* Economistas y Directores de Eco Go Consultores.