Superministro
Todo vuelve, todo pasa, todo llega…
Si bien el BCRA finalmente “suturó” el agujero en el mercado de pesos, que había coordinado la detonación del mercado de bonos el 8 de junio pasado (comprando bonos, esterilizando los pesos emitidos con Leliqs y Pases a tasas más altas y emitiendo un Put que le asegura a los bancos la salida de los nuevos bonos del Tesoro que suscriban), la necesidad de frenar la sangría de reservas cerrando el grifo del acceso al mercado cambiario en los últimos días de junio y la renuncia de Guzmán volvieron a disparar la demanda de cobertura y en simultáneo, la brecha cambiaria y la inflación a niveles récord.
El sólo anuncio de reordenamiento del gobierno y del gabinete detrás del ingreso de Sergio Massa como superministro de economía generó una importante recuperación de los precios de los activos desde el subsuelo (+25% en dólares, a USD23/27 dependiendo el instrumento) y una caída en la brecha cambiaria que después del pico de 160% del lunes pasado se ubica al cierre de este informe en 120%.
Todavía faltan definir los “ravioles” del nuevo organigrama del Estado y con que “botonera” ingresa Massa a la gestión. Esto requiere un decreto del Poder Ejecutivo que todavía no está escrito. Fundamentalmente, falta conocer cuáles son los nombres que lo acompañarían. Y si va a venir con un programa de estabilización o si sólo es un ordenamiento de la política para apuntalar el modelo de represión financiera y brechas en el que ingresó el país desde que arrancó el gobierno, dejando de cascotear el acuerdo con el FMI e intentando acercarse a los lineamientos de déficit fiscal y de financiamiento monetario, convalidando un crawling peg del dólar y tasas de interés cada vez más altos.
No hay de momento definiciones sobre cambios en el BCRA, quien en la semana se mantuvo activo subiendo fuerte las tasas de interés y dando cobertura cambiaria. Por lo pronto y en lo inmediato, el salto devaluatorio para comprimir la brecha cambiaria no parecería formar parte de las herramientas. El BCRA renovó los contratos de futuros que vencían a fines de julio y tiene vendidos más de USD7.000 millones, de los cuales un 80% vence a fines de agosto.
También avanzó con un esquema kafkiano para darle un dólar más alto a la soja permitiéndole a los productores comprar con parte de los pesos obtenidos por la liquidación al dólar oficial, dólar solidario a $237 y creando un instrumento del BCRA indexado al dólar para que los bancos puedan ofrecer a los productores un seguro de cambio a través del depósito en una cuenta a la vista dólar linked.
A diferencia de otros desdoblamientos del pasado, donde el dólar de exportación era menor al de importación (el BCRA compraba dólares baratos y los vendía más caros), esta vez el gobierno intenta mantener bajo el dólar de importación y subir transitoriamente el dólar de exportación, que en el caso de la soja ya es más bajo por las retenciones. Un engendro que pretende llegar hasta septiembre, como si en ese mes estuviera el oasis.
La falta de reservas al BCRA, y la caída en la liquidación de exportaciones es lo que traba el esquema de arbitraje entre brechas y atenta con escalar aún más la nominalidad del a economía y trabar el crecimiento en forma desordenada por el esquema de asignación de los pocos dólares disponibles. Con Reservas netas en torno a USD2.300 millones (USD1.900 millones en la cuenta que hace el FMI descontando el capital de trabajo que el organismo le dio al país para cancelar los vencimientos contra sí mismo), el BCRA apenas contaba con dólares para sólo 10 días de importaciones. De hecho en julio retrocedieron en más de USD4.500 millones (cerca de la mitad por pago de amortizaciones al FMI) con ventas a privados por cerca de USD1.300 millones (de los cuales USD500 millones fueron devoluciones de préstamos).
Aún acercándose a la meta fiscal y monetaria incluida en el acuerdo con el FMI, sino se comprime significativamente la brecha cambiaria, la demanda de dólares oficiales va a seguir siendo infinita. Y el carry trade que pueda coordinar el nuevo nivel del dólar marginal a las nuevas tasas de interés luce, otra vez, va a tener patas cortas.
El nuevo equipo debería avanzar en un programa de estabilización que apunte a reducir la brecha cambiaria, la de tasa de interés y avance en el sinceramiento del sistema de precios apuntando en simultáneo a achicar agresivamente el déficit fiscal y amortiguar los efectos distributivos.
Por ahora, la operación Massa está enfocada a “negociar” la nueva estructura del Estado y los resortes que va a manejar, mientras busca equipo y plan. “Todo vuelve, Todo pasa, Todo llega…” puede convertirse, una vez más, en un loop infinito.