Pronosticando el “apocalipsis” que no llega
El título es una provocación y como nos dijo un amigo muy poco marketinero. Sin embargo, si bien el esquema no cierra y el intento de patear la pelota para la próxima gestión sigue conviviendo con el riesgo de transición que venimos mencionando reflejado en un mercado de bonos en pesos sin compradores privados para después de las PASO de 2023, los tiempos se extienden. Ya van casi cuatro meses de Massa como Superministro y el mandato original de no devaluar de un salto el dólar oficial se cumple a rajatabla.
La herramienta de desdoblar “lo que haga falta” convive en el último mes con un nuevo dólar soja a $230 y con acuerdos con empresas y/o sectores para ponerle un tope a la suba de precios en 4% mensual hasta marzo. Como contrapartida se les ofrece a las empresas que firmen el acuerdo el acceso directo al dólar oficial a $168 para importar insumos y la promesa de que la devaluación, que hoy corre con un deslizamiento diario al 6,5% mensual, se va a moderar a partir de enero.
El esquema adoptado es perverso: agudiza el excedente de pesos en la economía al que se suma el financiamiento monetario del déficit fiscal (en forma indirecta a través de la compra de bonos del BCRA en un mercado saturado) y no resuelve el faltante de dólares al BCRA (sólo anticipa la liquidación que se frena hasta la aparición de un nuevo dólar diferencial mientras administra el acceso al MULC de importadores que acumulan en el año un salto en la deuda de USD9.000 millones). Muchos de los dispositivos anunciados para conseguir dólares frescos quedan en el olvido hasta el nuevo anuncio. Pero no quedan dudas sobre la creatividad y la audacia para negociarlos.
El FMI mira de costado y no objeta. Ni que el BCRA compre dólares caros que después vende baratos. Ni que el BCRA compre bonos en el mercado secundario y financie en forma indirecta al Tesoro por fuera de los límites establecidos. De hecho, acaba de avisar que el país cumplió las metas (ajustadas) del tercer trimestre y que antes de fin de año ingresarían al BCRA los USD5.800 millones del cronograma de desembolsos. Esto en conjunto con las mayores liquidaciones coordinadas por el nuevo dólar soja y una administración a medida de los dólares de importación le permitirían al BCRA acercarse a la meta de reservas de diciembre y seguir ganando tiempo.
Respecto a los pesos; falta un mes para que termine el año. Al Tesoro le restan conseguir pesos por casi $1 billón adicional entre el agujero fiscal y los vencimientos de mercado. Ya llamaron a las provincias, municipios, y entidades financieras para intentar extender los plazos de una deuda que convive con paridades 100% (tir de 2,5% más CER) hasta marzo 2023, de 96% (tir de 7% más CER) para agosto 2023, de 88% (tir de 12% más CER) para marzo de 2024 y de 65% (tir de 18% más CER) para noviembre 2025).
En principio, y más allá de las dificultades que está enfrentando el Tesoro para conseguir los pesos, el BCRA va a seguir financiando vía una combinación de compra de deuda en el mercado secundario (luego canjeada) y uso de adelantos transitorios. Claro que, a costa de monetizar parte de esos pesos, que deberán ser esterilizados con Leliqs previo aumento de depósitos de los bancos. Seguramente bancos públicos que tendrán que hacer el trabajo en un sistema financiero donde el crédito al sector público (Tesoro y Banco Central) representa el 49% de los activos mientras el crédito al sector privado representa sólo el 28%. El riesgo latente detrás siempre es la brecha cambiaria, la reacción de la tasa de interés y la dinámica inflacionaria.
Para 2023, considerando que el 40% de las exportaciones se vende a un dólar diferencial 40% más alto y que el déficit fiscal se ubica en el 1,9% del PIB acordado con el FMI, la emisión alcanzaría a más de $6 billones. Esto se suma a la compra de dólares neta que debería realizar el BCRA el próximo año para afrontar los vencimientos netos sector público nacional y provincial y privado con organismos y mercado ($2,2 billones adicionales sin considerar la acumulación de reservas). En cualquier caso, los dos principales supuestos para definir el escenario monetario están dados por la tasa de interés (hoy neutra pero que probablemente se torne positiva si la brecha tiende a escalar) y fundamentalmente por la caída en términos reales de la demanda de pesos gratis. Parados a noviembre, los pesos gratis (circulante + depósitos vista y caja de ahorro) crecieron 25 p.p. por debajo de la inflación. Por ahora, los conejos que sacan de la galera les vienen permitiendo un juego cooperativo de un sector privado que sigue aprovechando el carrytrade a estas tasas esperando en fila para acceder al dólar oficial mientras desarman cobertura Rofex/dólar linked y empiezan a buscar cobertura en activos argentinos en dólares a precios de remate tratando de esquivar el acceso al CCL/MEP que les trabaría el acceso al MULC dadas las regulaciones cruzadas. Falta mucho, el mundo y la sequía no ayudan, y los conejos no van a durar para siempre si la cooperación en la transición no aparece. Aunque, vale remarcar que la última semana aparecieron los primeros indicios de cooperación tras la presentación del programa económico de uno de los candidatos del JxC.