Monitor Semanal #719

Tercera, adentro ⭐⭐⭐

El Board del FMI aprobó la tercera la revisión del cumplimiento de las metas del tercer trimestre del año y realizó el desembolso de DEG4.500 millones, que compensará las amortizaciones realizadas esta semana y dejarán un excedente en las reservas internacionales. Además, el informe indica que las metas del último trimestre del año se encuentran en camino a ser cumplidas, aunque como advertimos la semana pasada mediante la instrumentación de medidas de muy corto plazo que permitieron estos logros a pesar de que los fundamentos que van en otro sentido.

Respecto a las cuentas fiscales, desde la llegada de Massa se observa una consolidación fiscal que ha permitido reducir el nivel de gasto en 0,8 puntos porcentuales (p.p.) del PIB. Así, en los primeros once meses del año el déficit acumulado es de 1,7% del PIB y se prevé que sea factible el cumplimiento de la meta fiscal acordada con el FMI de un déficit primario de 2,5% del PIB para todo el año. Para ello, el déficit debería ubicarse en torno a los $562.000 millones en el último mes del año.

El déficit mensual habría sido financiado principalmente por el manejo de activos realizado por organismos y bancos públicos, además de la venta de dólares. La información sobre pases pasivos indica que los bancos públicos tuvieron que rescatar más de $316.000 millones el viernes pasado cuando se concertaba la liquidación de la licitación del Tesoro. Cabe notar, que al 21 de diciembre la posición de los bancos públicos se ha recuperado en  $171.796 millones, que probablemente haya sido a partir de la descarga de títulos entre manos privadas y el BCRA que viene comprando cerca de $150.000 millones mensuales. Según el FMI, el BCRA ya acumula compras de deuda en pesos por 2% del PIB, ayudando al financiamiento interno.

La llegada de los fondos también permite recomponer las reservas internacionales y estar dentro del rango de la meta acordada con el FMI. Según nuestras estimaciones, las reservas internacionales netas se ubican en USD7.924 millones mientras que las reservas internacionales netas bajo la medición del acuerdo se sitúan en USD7.073 millones (se netea el endeudamiento con el FMI por encima del aporte destinado a cubrir el déficit fiscal). Así, el incremento acumulado en el año alcanza a USD4.748 millones, por encima de la meta anual de USD4.250 millones (corregida por los menores aportes de los organismos internacionales).

También habrá que ver el impacto político, institucional y económico de la decisión de la Corte Suprema de los fondos coparticipados a la Ciudad de Buenos Aires. El Gobierno junto con un conjunto de gobernadores ha dispuesto no reconocer la medida, lo cual puede traer nuevos conflictos institucionales. En lo que respecta a lo financiero, la restitución de los fondos impulsaría a que la ciudad elimine las subas impositivas que realizó para paliar la falta de fondos en los ingresos brutos de los pagos de tarjetas y de pases y Leliqs. En el caso en que se efectivice la reducción de la las alícuotas ello equivaldría a una suba de 400 puntos básicos en la tasa de política monetaria (730 de TEA, pasando de 95,9% a 103,2%), afectando positivamente la rentabilidad de las entidades bancarias de la ciudad pero sin cambios a las tasas de los ahorristas.

En otro orden, el mercado laboral en el tercer trimestre del año siguió mostrando mejoras, pero a partir de la creación de empleo vulnerable. La desocupación descendió hasta 7,1% del PEA, a pesar de la fuerte incorporación de personas al mercado laboral. El empleo creció en 4,2% interanual (518.000 nuevos ocupados), impulsado exclusivamente por la creación de asalariados informales (729.000) y cuentapropistas (149.000) y en detrimento de una reducción de los asalariados formales.

Hacia delante es factible que esta dinámica laboral empiece a languidecer, dando cuenta que los niveles de actividad cayeron por segundo mes consecutivo en octubre pasado. La merma sigue siendo leve y afecta principalmente a la oferta de bienes y en menor medida a los servicios.

Internacional

BOJ keeps it interesting. En lo que fue una de las últimas decisiones de política monetaria del chairman del Banco de Japón, Koruda sostuvo que ahora permitirá que el rendimiento de los bonos japoneses a 10 años se eleve en torno al 0,5%, el doble del límite máximo anterior del 0,25%. Aún resta ver si se trata de un ajuste temporal de la política de control de la curva de rendimientos o si Koruda marcó las bases para el abandono de una política monetaria ultra laxa y sin comparación. Lo que sí está claro es que dicho movimiento abre la puerta a una suba en la tasa de política monetaria en 2023.

El yen se apreció fuertemente frente al dólar tras la decisión y continuó subiendo, tocando brevemente 132 desde 137,16 del instante previo a la decisión. La rentabilidad de la deuda pública japonesa a 10 años subió al 0,46% desde el 0,25% previo.

Para los mercados globales, la preocupación es que un alejamiento significativo de las tasas ultra bajas en Japón eliminaría el ancla final de la era del easy money, lo que daría lugar a otro impulso al alza de los rendimientos de los bonos en todo el mundo.

Puertas adentro, uno de los principales efectos es la pérdida que supondría ese aumento en los rendimientos sobre los tenedores de la deuda pública, del cual el Banco Central es el principal tenedor, implicando pérdidas inconmensurables sobre su hoja de balance, al igual que sobre la del resto del sistema bancario, que con un margen de rentabilidad ya acotado podrían verlo sufrir aún más de perder valor sus activos y su capacidad prestable.