Subidos al ring
El riesgo de transición, incorporado por primera vez en nuestro informe mensual de abril pasado antes de que se quebrara el mercado de bonos en pesos, volvió a escena esta semana detrás de un cruce epistolar vía comunicados y tuits entre el gobierno y la oposición.
Juntos por el Cambio volvió a alertar en un segundo comunicado sobre “una bomba armada para el pueblo argentino” y el alargamiento de la mecha “al costo de agrandar la bomba” haciendo alusión al ritmo de crecimiento y composición de la deuda de pesos. Desde el Ministerio respondieron con una serie de tuits del viceministro de economía, del secretario de finanzas y un off de récord del “quinto piso” en los medios.
Sin cooperación a la vista con el ala dura de la oposición, el ministro se apalanca en un FMI que no objeta y en un sector privado que de momento acompaña.
Por ahora “el juego de los pesos” se sostiene en una economía acorralada y con fuertes restricciones cruzadas entre el acceso al MULC y el acceso al Mep/CCL de empresas que tienen flujos de acceso al mercado cambiario pendiente por la deuda comercial acumulada en 2022, interviniendo en la brecha cada vez que salta un escalón. Ya estamos entrando en zona donde las nuevas SIRAS a 180 días caen después de las PASO, y si se corta el financiamiento comercial la contracción de la actividad y el salto en la brecha cambiaria van a ser aún mayor. La entrega de cobertura es el próximo conejo con los costos asociados.
La transición no es intuitiva, va a depender de como vaya transitando el año electoral, Sector privado acorralado en pesos que a futuro tendrá que enfrentar la disyuntiva de aceptar una licuación segura de sus tenencias a tasa fija o una restructuración probable de los activos a tasa variable o negociar mecanismos para limitar el impacto patrimonial de una devaluación cantada en el arranque de la próxima gestión.
Semana Financiera: Por lo pronto, en la última semana y luego de que trascendieran los datos de inflación de enero (5,9% según nuestro relevamiento de precios minoristas) y de la CABA (7,3%) los inversores empezaron a perder apetito por la tasa fija y volvieron a posar sus miradas en los títulos linkeados al CER. Los movimientos todavía parecen moderados y el BCRA volvió a operar en la curva, todavía sin mayores sobresaltos.
Respecto al resto de los mercados, el tipo de cambio no se mosqueó ante la disputa. El dólar oficial llegó a los $190,2 tras un avance de 1,2% semanal (ritmo del 5,5% mensual) mientras que el resto de los tipos de cambio registraron subas inferiores. Así, la brecha del blue se mantiene en torno al 100% mientras que el MEP tiene una brecha de 87% y la del CCL de 93%.
Finalmente, en lo que hace a las reservas internacionales netas se ubican en USD3.209 millones y acumulan un retroceso de USD1.336 millones en febrero por la cancelación de intereses con el FMI y las ventas en el MULC (que ya ascienden a más de USD400 millones, con un promedio diario de USD50 millones). Así, se ha perdido todo lo obtenido en diciembre con el dólar soja.
Respecto a los pagos al FMI, tras el pago de intereses por casi USD700 millones, los depósitos en dólares del Gobierno quedaron en torno a los USD529 millones, siendo insuficientes para el pago de la amortización de marzo y el sostenimiento del programa de recompra.
Respecto a las ventas en el MULC, parte del deterioro se debe al adelantamiento del dólar soja (liquidación diaria del agro de USD7,1 millones vs. USD131 millones en febrero), teniendo en cuenta que las exportaciones se encuentran vendidas levemente por encima del valor histórico. Todavía quedan 5,2 millones de toneladas de soja sin vender y 8,2 millones sin fijar precio. El problema son las magras proyecciones de la cosecha, con las principales cámaras agrícolas confirmando una nueva caída en las exportaciones.
Finalmente, la deuda flotante de diciembre alcanzó a $1,14 billones, $530.000 millones más que la de noviembre. Esto explica parte del sobrecumplimiento de la meta fiscal en 2022 y además prende una alarma en el déficit del primer trimestre este año que ya arranca con un poco más de presión. Para 2023, el límite de deuda flotante es constante a lo largo de todo el año y quedó establecido en la última revisión con el Fondo en $1,17 billones.
Internacional
Durante las últimas décadas, la globalización y la desinflación fueron de la mano. A medida que las empresas multinacionales crecían más allá de las fronteras de los Estados nacionales, podían utilizar la tecnología, la subcontratación y las economías de escala para bajar los precios. La mano de obra, el capital y las materias primas baratas, permitieron sostener los precios deprimidos. Todo ello cambió con la irrupción de la pandemia y se trastocó aún más con la invasión rusa a Ucrania. Hoy, con parte de esa inflación cediendo, ciertas discusiones/agendas -y sus posibles consecuencias- que habían quedado en pausa, volvieron a escena. Una de ellas es si estamos yendo hacia un mundo más o menos globalizado y en el mismo marco cómo se modifican las reglas de juego en tanto el tablero de la geopolítica gana importancia por sus implicancias en la esfera económica y en la agenda verde.