Cancelando las cuotas💸💸💸
Tal cómo habíamos avisado previamente, la deuda flotante acumulada en diciembre ($1,1 billones) impactó en las cuentas fiscales en el inicio de 2023. Así, el resultado primario de enero sorprendió al ser inusualmente negativo, en un mes donde en general se destacan resultados más equilibrados.
No obstante, la caja no cuenta toda la película. Tomando la información devengada publicada por la Oficina de Presupuesto del Congreso, el resultado de enero habría sido positivo. La diferencia entre el resultado primario devengado y la caja, de más de $540 mil millones, implica que el déficit de enero de la caja no estaría explicado por una brusca aceleración del gasto, sino que más bien se debería a la cancelación de la deuda flotante ($349 mil millones, la diferencia fue formación de caja) generada en diciembre en pagos de prestaciones sociales, subsidios y el déficit operativo de las empresas públicas. Cancelación de las deudas pateadas en el mes previo, en parte para poder cumplir con el déficit acordado con el FMI, en parte porque la caja disponible no permitía mayores erogaciones.
De esta manera, el déficit primario de los últimos 12 meses asciende a 2,4% del PIB (vs. 2,3% en diciembre pasado) y en febrero se regularizaría el panorama fiscal. Sin embargo, a destacar que hay gasto en subsidios que no se devengaron en enero y que entrarían para febrero, por lo que la mejora tendría un límite.
Ello implica que hacia delante todavía es factible el cumplimiento de la meta fiscal con el FMI y que el Gobierno ha ganado cierto margen de acción reduciendo la deuda flotante, para poder utilizarla hacia delante en el caso de ser necesaria.
En el mientras tanto el Tesoro vuelve a salir a la cancha para cubrir las necesidades de fin de mes. La semana que viene hay que cancelar $270.000 millones por la amortización de la LEDE de febrero, LELITES y otros, los cuales la mayor parte está en manos privadas. Para ello, el Gobierno ha ofertado de corto plazo, con LEDES a mayo y junio próximo a lo cual le ha adicionado una letra CER para capturar el mayor interés de los inversores ante la aceleración de la inflación que se observa en el corto plazo. Recordemos que según nuestro RPM los precios de los alimentos vienen creciendo con fuerza en febrero y proyectamos que la inflación del mes se ubique en 6,3%, algo por encima de la tasa de interés de la política monetaria.
Más allá del cortísimo plazo, el Gobierno se encuentra enfocado en conseguir puentes para llegar a fin de año. Para ello, se encuentra avanzando en un acuerdo con los bancos para patear los vencimientos en pesos de los próximos meses ($6,2 billones hasta julio próximo) y busca relajar la meta de reservas internacionales de marzo con el FMI.
Por otro lado, si bien continúa el mayor control de las importaciones, en enero el resultado comercial externo fue deficitario en USD425 millones. La caída del saldo comercial se explica principalmente por una contracción de las exportaciones de 12% interanual, más que por un aumento de las importaciones. La caída de la cosecha de trigo complicó el panorama con una pérdida de exportaciones de casi USD900 millones en el mes.
La sequía y la falta de dólares impactó con fuerza en el nivel de actividad de diciembre, que se retrajo 1% mensual sin estacionalidad. La recesión del último trimestre ya deja un impacto para 2023. El arrastre estadístico para el crecimiento económico de diciembre se sitúa en -1,4% para 2023 (que se suaviza a -0,4% si se toma el promedio del último trimestre, teniendo en cuenta la volatilidad de los valores de Argentina). Esto, sumado a la sequía (con nuevas estimaciones a la baja y una previsión de 20% de retroceso de las cantidades) y las restricciones a las importaciones (por la falta de divisas), consolidan nuestro escenario de una caída de 2,8% de la economía.
Internacional
El fin de la política de suba de tasas por parte de la FED está aún lejos de concretarse, y a pesar de algunos meses de desaceleración en la magnitud de los aumentos -luego de cuatro subas de 75 pbs, en diciembre el incremento fue de 50 pbs y en enero de 25 pbs-, quedó claro que esta decisión no marca una tendencia luego de que se dieran a conocer las minutas de la última reunión donde el tono fue “levemente hawkish”.
A pesar del consenso sobre la suba de 25 pbs en marzo, algunas voces se alzaron a favor de un aumento de 50 pbs y conociéndose los datos de inflación –6,4% i.a.– y desempleo -que alcanzó su punto más bajo desde 1969 ubicándose en 3,4%- de enero, la posibilidad de una suba mayor en la próxima reunión comienza a tomar fuerza. Así, en la última semana, el índice de probabilidades de suba de tasas aumentó, llevando el porcentaje de 21% a 27% para el rango de 5 – 5,25%.