YPF: efectos de corto y mirada de largo

Luego de incesantes rumores sobre los destinos de YPF, que llevaron a que el jueves de la semana pasada la acción registrara un volumen negociado seis veces superior a la media diaria de 2012, el Gobierno envió al Congreso el proyecto de ley de expropiación del 51% de las acciones de la petrolera. Tras el anuncio, la Bolsa de Comercio debió suspender la cotización de YPF, mientras que en los días posteriores la acción se desplomó un 34% adicional (58% desde enero), en un contexto de venta generalizada de activos financieros argentinos. La brecha con el tipo de cambio implícito en las operaciones de contado con liquidación se disparó por encima del 28% en un contexto donde se espiralizó la prima de riesgo de los bonos públicos de la Nación y las Provincias.
La pérdida del autoabastecimiento energético (en 2011 el déficit ascendió a US$3.000 millones y este año superaría los US$5.000 millones), sumado a la desobediencia de YPF en diciembre pasado cuando, saltando los controles, accedió al mercado de cambios para pagar la mitad de los dividendos, calzados contra el flujo de la deuda que contrajo el Grupo Petersen en 2008 para adquirir el 25% del capital accionario de YPF, justifican el giro radical de la política.
Entre 2000 y 2007, previo al ingreso del socio local, YPF distribuyó dividendos por casi $20.000 millones, habiendo obtenido utilidades netas en el período 1999-2006 por poco más de $25.100 millones. De esta manera, la empresa remitió a Repsol, su accionista principal, en efectivo, alrededor de 80% de las utilidades contables del período. Tras el ingreso del socio local en 2008, la política de dividendos se intensificó, en buena medida por la mencionada necesidad del Grupo Petersen, que iba en línea con el objetivo de Repsol de seguir reduciendo su exposición en Argentina. Habiendo obtenido utilidades por $17.200 millones y repartido dividendos por $24.200, el pay out ratio fue de casi 140%. En todo el período, el pay out ratio de la compañía fue de casi 105%, bien por encima del 30% que promediaron compañías similares en el mercado estadounidense en el mismo lapso de tiempo. El patrimonio neto de la empresa, medido en dólares corrientes, se redujo 41% desde 1999, 47% desde 2007. Esta caída se explica en gran medida por el aumento en el endeudamiento de la compañía que en los últimos años estuvo concentrado en deuda de corto, tomada para hacerse de la caja requerida para pagar el abultado monto de los dividendos acordados.
Más allá del deterioro en el balance de la compañía, la decisión se inscribe en el marco de la caída en la producción y las reservas de hidrocarburos en la última década, en un contexto de fuerte crecimiento del nivel de actividad y una política de precios internos ecléctica y elevadísimas retenciones a las exportaciones. Este hecho se dio en consonancia con una política que intenta priorizar el nivel de reservas de la economía, en un contexto de no acceso al crédito y de achicamiento del balance de divisas de la economía. Con una mirada que extiende el horizonte más allá de los próximos años, YPF posee gran parte de los yacimientos de hidrocarburos no convencionales del país, que convierten a la Argentina en el tercer país del mundo en reservas recuperables según la Agencia Internacional de Energía. Aunque, sin embargo, no dispone del capital suficiente para extraerlos si no se consideran alianzas estratégicas y/o colocaciones de deuda.
En última instancia, el eje no está tanto en la propiedad pública o privada de la empresa, ni en el precio que el Gobierno finalmente pague por la participación de Repsol (pago que no se cumplimentaría en 2012 y seguramente tampoco en 2013). La cuestión está en la capacidad de la política de diseñar y ejecutar un plan de gestión para la empresa, en el marco de una política energética amplia y de señales de precios que canalicen recursos a la inversión en los pozos, y que permita revertir más de un lustro de caída en las reservas y la producción de hidrocarburos. No fue el objetivo en los últimos nueve años. ¿Lo será ahora?
 
* Directora y Economista de Estudio Bein & Asociados