En sintonía con el escenario de desaceleración de la inflación y arranque muy lento de la actividad luego del parate del tercer trimestre de 2011, la política de Brasil aceita los mecanismos de estímulo económico.
En el plano monetario, el Banco Central volvió a recortar la tasa de interés de referencia en 75 puntos básicos a 9% (estaba en 12,5% en agosto) en pos de reducir el costo de financiamiento de la inversión y el consumo. La medida intenta desincentivar la inversión financiera de corto plazo para debilitar la cotización del Real y dar aire a una industria que acusa una caída interanual de 3,9%..
La política fiscal tampoco se quedó atrás. La presidenta Dilma Rousseff anunció hace algunas semanas un nuevo un paquete de medidas para incentivar la industria y las exportaciones por US$30.000 millones (1,2% a PBI). Las medidas de “defensa comercial” hacen hincapié en líneas de crédito a tasas blandas del BNDES (US$25.000 millones) y la eliminación de los aportes patronales al sistema previsional en el recibo del trabajador para 15 sectores (US$4.000 millones) para alcanzar el objetivo de crecimiento económico de 4,5% para este año, luego de crecer al 2,7% en 2011.
En el frente externo, el aumento de la tensión financiera a partir de un 2011 donde la regla fue la sucesión de shocks externos adversos (la suba del petróleo por la “Primavera Árabe”, el terremoto en Japón, la baja de la nota de la deuda soberana norteamericana y la crisis del Euro) ha pasado factura sobre sus cuentas externas. La inversión extranjera en cartera pasó de acumular US$67.000 millones en enero 2011 (base anual) a US$19.000 millones en febrero 2012. Por el contrario, la inversión extranjera directa -aún desacelerando en el margen- sigue en niveles altos respecto de la media histórica (US$65.000 millones frente a un promedio anual de US$26.200 millones durante el período 1996/2012).
La contrapartida de este escenario, donde la inversión extranjera en cartera ha perdido dinamismo -en parte incentivado por la baja en la tasa de interés de la política monetaria- frente a un déficit de cuenta corriente externa que permanece estabilizado en US$ 52.300 millones, ha sido la depreciación nominal del Real que pasó de una cotización promedio de 1,63 reales por dólar en los primeros nueve meses de 2011 a un valor actual de 1,87 reales. Si bien esta situación no es la panacea para una economía argentina que mantiene una inflación en dólares arriba del 10% y donde el 80% de los autos que exporta se dirige a Brasil, es preferible a un escenario de estancamiento crónico de la industria brasileña con un real más apreciado.
*Analista de Estudio Bein & Asociados.
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