La diferencia con la fortaleza del real brasileño, según el analista, “es consecuencia de casi una generación en la cual ahorrar en reales se hizo a una tasa de interés en los bancos más alta que la de la inflación”.
Mientras tanto, “en la Argentina la tasa de interés para el ahorro en pesos es la mitad de la tasa de inflación“, dijo Bein en una entrevista con radio 10 el martes.
Por eso, el analista asegura que la batalla contra el ahorro en divisas extranjeras “es un tema cultural, pero generado porque los incentivos a mantenerse en pesos son realmente muy bajos“.
Por otra parte, Bein aseguró que “la inflación está estable en la zona del 20% o 22%. Y esto genera la obligación, frente al aumento en dólares de los costos de las empresas, de ir moviendo el tipo de cambio”, provocando incertidumbre y salida de los depósitos.
“El año pasado el tipo de cambio se movió 6%, la inflación estuvo alrededor del 22%”, por lo cual “las empresas que realizaron inversiones, sobre todo para exportar, hoy estén con márgenes muy reducidos“, explicó.
Sin embargo, para Bein “no hay un problema de atraso cambiario muy serio, pero el problema es que las variables se siguen moviendo de esta manera” y generan expectativas sobre el movimiento del dólar.
“Hoy el dólar se mueve a un ritmo más rápido que el año pasado”, completó el economista.
Por otra parte, el economista no se mostró en contra del control de cambios, pero advirtió que “el problema está en la práctica”, en cómo se implementan las medidas.
Ejemplificó con las modificaciones introducidas por el Gobierno al Código Civil y Comercial el día lunes: “Esto generó un pandemónium en los mercados de los activos argentinos. Bonos en dólares emitidos bajo la ley local fueron interpretados en Nueva York como que iban a ser pesificados” y bajaron entre 7 u 8 por ciento.
Así, “el daño sobre los ahorristas que alguna vez confiaron en la Argentina fue realmente enorme”.
Por último, el economista descartó que la Argentina se encuentre en un escenario de estanflación, y adjudicó la baja en la economía a la reducción de las importaciones europeas, que repercutieron en el mercado brasileño y en el argentino, a la sequía que afectó la cosecha de granos, y por último al “ruido que se produce por falta de claridad. No sólo por la orientación, porque a veces la orientación puede ser correcta, como buscar la pesificación de la economía como un proceso”.
Pero “el ruido frena decisiones, como mínimo, de consumo“, sentenció.