- Piruetas para asegurar la Polarización
- ¿Polarización más estable?
- La apuesta a moderar la inflación y el desplome del consumo ¿Puede funcionar?
- Escenarios 2019 ¿y después?
Nuestro último informe terminaba afirmando que usar al “consenso” para alentar la “polarización” entre lo que ambas partes definían como el “caos” y el “abismo” no sólo era un oxímoron, sino que, si se concretaba, y se usaban reservas para financiar la caída en la demanda de pesos y sostener el dólar, podían agregarse componentes sistémicos a una economía que hoy, a diferencia de 2001 no los tenía. Es que, si bien la autorización del FMI para intervenir en el medio de la banda cambiaria de fines de abril había ayudado a descomprimir, la dinámica no lucía estable si en algún momento el BCRA debía empezar a vender dólares y en simultáneo tornaba aún más contractivo un programa monetario construido con una inflación del 20% para todo el año que se preveía iba a ser acumulada sólo en cinco meses. Y los intentos por impulsar el corto plazo con políticas de ingreso, subsidios, y de crédito dirigidas que empezaron a tener algún efecto en junio tenían patas muy cortas sino se generaba confianza dado que chocaban con el propio programa fiscal, financiero y monetario. Exagerar con estas medidas, podía tornar inestable la transición en una carrera electoral muy larga, complicando el punto de partida para quien tomara las riendas en 2020.
Desde entonces pasó de todo. La polarización hoy es un hecho, pero el juego es diferente. Ambos lados de la grieta movieron sus fichas: dinamitaron la opción del medio, pero incluyeron como candidato a Vicepresidente y a Presidente a dos de los principales armadores del Peronismo. Ambos sin votos propios, pero con capacidad de construir desde la política y un discurso que en ambos casos tiende a la moderación. De un lado, la fórmula de Frente de Todos (Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner) tratando de alejar la percepción de “abismo”. Del otro, la fórmula Juntos por el Cambio (Mauricio Macri-Miguel Ángel Pichetto) aportando gobernabilidad y densidad política a un gobierno que venía muy golpeado por la crisis económica, y el encierro de los últimos años.
Si bien no se eliminan los riesgos del escenario inestable en 2019, dado que ambas opciones siguen valuadas como binarias por un mercado que en la última semana festejó la incorporación de Miguel Ángel Pichetto a Cambiemos, lo cierto es que en la medida en que la estabilización del mercado se sostenga aumentan las chances de que los dispositivos de corto plazo para moderar la caída del consumo y la inflación ayuden. Y si esto ocurre, se puede volver a construir un escenario donde la iteración entre las Encuestas, los Mercados y la Economía se torne convergente para el Gobierno en el camino a Octubre. Dos de los equilibrios múltiples (el base y el inestable), que incorporamos para 2019 por primera vez en nuestro informe de noviembre pasado luego de que se firmara el acuerdo con el FMI, se sostienen, pero el escenario base (estable) que parecía muy difícil un mes atrás cuando se alentaba la polarización entre Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner, vuelve a tener chances. Sobre todo, si la liquidez global se mantiene y la tasa de los Bonos Soberanos de USA en 2% siguen coordinando la búsqueda de Riesgo Emergente.
En 2017, el mercado sólo manejaba una agenda “laGobernabilidad” y financió un deterioro de los desequilibrios gemelos inédito, que chocó contra el corte al crédito un año después, cuando en un mundo un poco menos líquido, la agenda pasó a ser el “Ajuste” y la “Gobernabilidad”. Hoy, el mercado, a dos meses de las Paso y a cinco de la primera vuelta, vuelve a festejar la “Gobernabilidad” con la ampliación de Cambiemos y tolera un poco menos de ajuste de corto plazo, siempre y cuando se tuerza el resultado electoral. Incluso, empieza a vislumbrarse, que sólo el resultado electoral permitiría reabrir el mercado de crédito, frente a la promesa de una agenda agresiva de reformas estructurales el primer día.
Poniendo paños fríos a la euforia, valen algunos atenuantes:
- Quedó demostrado que la euforia de los mercados puede no ser duradera y que la volatilidad global está a la vuelta de la esquina en un mundo desarrollado sobreendeudado con riesgos de recesión y donde la negociación comercial entre USA y China se coordina desde el Tweet de Trump.
- La polarización rompió la opción del centro, pero quedan remanentes que van a jugar en las Paso y en Octubre dando alguna salida a los que no quieren votar ninguno de los dos extremos. Esto puede agregar incertidumbre a la estrategia del Gobierno de Ganar en un Ballotage si la matemática de esta fragmentación permitiera que el resultado se defina en primera vuelta. Ex ante, el riesgo país involucrado en la Fórmula de Frente de Todos (AF-CFK) es mucho mayor que el involucrado en la de Juntos por el Cambio (MM-MAP), y parados a hoy los precios de los bonos y de los Seguros de Default (CDS) siguen valuando un riesgo de default menor a la paridad que reflejan las encuestas. Las encuestas y el resultado de las Paso, va a ir iterando este juego binomial hasta Octubre.
- Hay una visión dentro del Gobierno y del mercado de que detrás de la presión sobre Argentina está únicamente el riesgo político y que despejado éste, vuelve a aparecer el sol. Que el programa está en la dirección correcta y que sólo faltan las reformas estructurales. Reformas estructurales que, a diferencia de 2015, la nueva alianza Juntos por el Cambio estaría dispuesta a encarar desde el primer día, vía Decretos de Necesidad y Urgencia, si hiciera falta. El optimismo vuelve a colarse en el diagnóstico de una macroeconomía donde las distorsiones de partida requieren una visión integral que combine consistencia fiscal y monetaria. Pero fundamentalmente la capacidad de generar acuerdos que rompan una indexación contractual creciente, no sólo en el gasto público. Acuerdos que convaliden un set de precios relativos (dólar, tarifas, salarios y su impacto sobre el precio de los bienes y servicios) y una estructura tributaria que habilite una mayor apertura de la economía y un salto en la inversión en sectores exportadores. Vale recordar que la tasa de inversión que en el primer trimestre de 2019 a precios corrientes alcanzó apenas a 13,5% del PIB, de la cual sólo 4,6 p.p. corresponden a inversión en maquinaria y equipo y material de transporte.
Los tres atenuantes deben tenerse en cuenta para delinear los meses que quedan de 2019, la herencia y fundamentalmente la capacidad de reacción de la política en 2020. A priori, abrimos tres simulaciones distintas para 2020. Una con Solución de Mercado, partiendo de una transición ordenada en 2019, donde Macri es reelegido y recupera el acceso a los mercados de crédito, habilitando una menor restricción monetaria que torna consistentes los pasivos remunerados del BCRA. Y dos escenarios que requieren un plan de estabilización, con redefinición de contratos y controles de capitales, ya sea partiendo de una desestabilización de las variables en 2019, o de una llegada “exitosa” y una desestabilización de las variables en 2020 si el mundo vuelve a complicarse y/o la falta de consensos políticos para pasar las reformas estructurales (fundamentalmente el cambio en la indexación del gasto público que habilite la consistencia fiscal en el arranque) gatillan que el mercado le vuelva a bajar el pulgar al país.
En la Argentina de hoy, pensar 2020 es larguísimo plazo… Todo puede pasar. Definidas las alianzas y las listas, la siguiente estación para delinear el camino van a ser las Paso el próximo 11 de agosto.