Tres recetas distintas contra la inflación

Aunque el INDEC se empeña en ocultarla, la suba de precios aparece al tope de las preocupaciones de los argentinos. Hasta los economistas más afines al Gobierno encendieron sus alarmas por los aumentos de precios. La actividad económica no deja de crecer, pero las estimaciones independientes sugieren que el salario real promedio empezó a descender y la pobreza volvió a aumentar debido al alza de los alimentos. Por eso Crítica de la Argentina convocó a tres especialistas para que aporten sus ideas al debate: Miguel Bein, Dante Sica y Roberto Dvoskin. En esta producción, sus diagnósticos y propuestas para la situación actual. Las preguntas fueron las mismas para los tres.

1- ¿A qué se debe el rebrote inflacionario de los últimos meses?

2- ¿Cómo se frena?

3- ¿Coincide con quienes dicen que hay que crecer menos para mitigar la inflación?

4- ¿En cuánto estima la inflación para este año?

5- ¿Cómo influye la manipulación del INDEC?

Dante Sica*

“Hay que garantizar un crecimiento sustentable”

1- No sé si hay un rebrote. Creo que hay presiones inflacionarias externas por el aumento de los alimentos y las commodities industriales. A eso se suma que el consumo sigue fuerte y que la política fiscal se ha ajustado pero sigue generando presión. Quizás hubo un rebrote este mes por el paro agropecuario, pero lo que hay es una tendencia inflacionaria que se mantiene. Es claro que no estamos en un escenario de espiralización porque no hay déficit fiscal ni crisis de la deuda. Pero la inflación ya se ha transformado en el principal problema de la economía argentina, junto con la debilidad de la inversión.

2- No hay una sola medida porque la inflación no tiene una única causa. El Gobierno tiene que ser más consistente en su políticas fiscales, monetarias y de ingresos. Todo el año pasado hubo políticas fiscales y monetarias expansivas y al mismo tiempo controles de precios. Por un lado alimentaban la llama y por otro trataban de apagarla.

Si el diagnóstico es que hay mercados muy concentrados, podrían apelar a la Ley de Defensa de la Competencia. Pero no lo hacen, y los controles no combaten la concentración. También está la protección arancelaria: hay ramas donde los precios suben y las protecciones son muy altas.

3- No es un problema que se resuelva con crecer menos y tampoco es una dicotomía cierta la que se pretende plantear. Es posible crecer con menos presiones inflacionarias. Argentina creció entre 1984 y 2000 al 1,7% promedio. Crecer al 5% es el triple de eso. Nadie dice que dejemos de crecer, pero sí que hay que garantizar un crecimiento sustentable para los próximos diez años. El caso de Brasil es ilustrativo: tratan de equilibrar crecimiento e inflación y logran incluir socialmente.

4- Es difícil establecer un número a esta altura. Vamos a tener una inflación de dos dígitos y creo que estará entre el 15 y el 16 por ciento. Hay algunos valores que están por encima del año pasado pero hay que ver cómo evolucionan las políticas fiscales y monetarias. Todavía no está jugado que haya una inflación más alta que el año pasado. Eso puede revertirse.

5- La escasa credibilidad del INDEC hizo que las expectativas se desbocaran. Es como haber abandonado el sistema métrico decimal. Las expectativas inflacionarias del consumidor hasta el 2006 estaban en dos dígitos pero en un 12 ó 13% y en baja. Ahora pasaron a estar en dos dígitos pero en alza. Hace falta un indicador confiable porque, si no, cada uno tiene un indicador muy subjetivo, y todos los agentes económicos que determinan sus propios precios los suben por las dudas.

*Economista de la consultora Abeceb y ex secretario de Industria

Miguel Bein*

“Frenar la expansión del gasto público y hacer acuerdos con las cadenas de valor”

1- Por el modelo actual, la inflación óptima de la Argentina sería del 8 por ciento. No es un modelo consistente con un 2 ó 3% anual. Requiere un tipo de cambio alto que permita recaudar por retenciones y pagar los vencimientos de la deuda. A eso se le está agregando la famosa agflation (inflación de alimentos) internacional, que en el último año hizo subir los alimentos un 30% y en algunos casos más. Esto sucedió en todo el mundo. En Chile la inflación se fue de 3,5 a 8,5% y lo mismo pasó en países como China, Uruguay y México. En nuestro caso, los alimentos y la energía le agregaron unos 6 puntos a la inflación. El tercer componente fue que en un año electoral, el Gobierno aceleró el gasto público con un aumento del 47 por ciento. Las tres causas unidas llevan al 20% que estimamos para el año pasado.

2- En lo inmediato, la pata fiscal de la inflación es la que puede corregirse más rápido, evitando que el gasto público siga creciendo tanto. En dos años, entre el primer trimestre de 2006 y el de 2008, el gasto subió el 100 por ciento. Eso empuja mucho la demanda y en la medida en que la economía se acerca al pleno empleo se empieza a presionar más por precios que por volumen. Como mínimo habría que ir a un esquema en que el gasto crezca lo que aumenta el PBI, que con el aumento de precios implícitos lleva a un 25 ó 26%. Bastante menos que el 37% que creció el gasto en el primer trimestre. No pido un ajuste tradicional ni congelar el gasto. Simplemente usarlo como ancla antiinflacionaria. El gasto público pasó en dos años de 20 a 26% del PBI.

Lo segundo es hacer más eficaz el mecanismo de subsidios cruzados. Me parece que tiene más problemas de instrumentación que de diseño de las medidas. Hay una necesidad de aumentar algunos subsidios por razones políticas, pero también con los precios crecientes de los alimentos, eso puede pegar en la línea de flotación del superávit fiscal.

3- No necesariamente. Se puede moderar la hiperexpansión del consumo que vimos el año pasado acelerando simultáneamente la inversión a través de una mayor confianza. La economía está recalentada, de eso no hay dudas. Una cosa es crecer al 9% desde una zona de desastre y otra es hacerlo sin capacidad ociosa. Estamos pensando que la economía va a empezar a crecer al 5 ó 6% desde el año que viene, lo cual no deja de ser algo desconocido para la historia argentina moderna. Con la actual tasa de inversión/PBI no se puede seguir creciendo al 9 por ciento. Haría falta una inversión muy superior, de 32 puntos del Producto Bruto, y no de 24 ó 25 como la actual.

4- Creo que el año pasado estuvo en el 19 ó 20% y que se aceleró en los últimos dos meses del año por el salto enorme que tuvieron los precios de los alimentos. Hay una coincidencia muy grande en torno a que el mes pasado la inflación fue del 2,5% y que en el primer trimestre fue cercana al 5%, el doble de lo que mide el INDEC. Igual no hay un fatalismo en el número.

Si el Gobierno empieza a manejar el gasto en torno al 25% y si los precios de los alimentos internacionales se frenan, podemos ahorrarnos un par de puntos. También vendrían bien acuerdos en las cadenas de valor que incluyan incentivos a la producción. Creo que el piso es del 17%, y si las cosas se hacen mal estaríamos más cerca del 22. Eso acorta el horizonte temporal en el cual se va a revaluar el peso, con las consecuencias que eso puede tener.

5- No creo que sea el eje. Está claro que algunos consumos que se computan están fuera de la canasta real y que debería cambiarse porque ha perdido credibilidad. Pero independientemente de la opinión que podamos tener los economistas, la duda está instalada en la población y desde el punto de vista de las expectativas eso es malo. Al INDEC nunca le creyó todo el mundo, pero mientras le creyera el 60 ó 70% de la población se ajustaban las expectativas a eso. Caído ese mojón empieza la utilización política de la inflación, porque para la oposición siempre es más alta. Lo importante es que reaparezca el mojón, porque si no se exacerban todos los diagnósticos.

*Director del Estudio Bein y ex secretario de Programación Económica

Roberto Dvoskin*

“Premios y castigos para incentivar la producción”

1- Tengo claro que el problema es de puja distributiva. Es lo mismo que ocurrió con el campo, lo que pasa en cada negociación salarial y lo que empieza a pasar en algunos rubros de la industria. La Argentina está creciendo al 9% anual y eso alimenta la discusión entre los distintos sectores, a ver quién se queda con esa renta adicional. Con el menemismo también se creció fuerte por cinco años, pero estaba más claro quién se quedaba con los frutos de ese crecimiento.

2- Con un acuerdo social en serio. Con actores que no sean dependientes del Gobierno, que representen realmente a los distintos sectores de la sociedad. Para eso hace falta una madurez política que no veo todavía. El control de precios también era un espacio de política interesante en el primer año de implementación, pero ya empezó a ceder por su propia lógica. Igual en una puja distributiva siempre hay que controlar y cada aumento debe ser justificado, bajo un esquema de control en serio y no de pegar cuatro gritos y después dejar pasar cualquier cosa. Hacen falta premios y castigos, incentivos a la inversión, créditos blandos para los sectores que deben expandir su oferta y otras medidas que conformen una política integral.

3- Utilizar mecanismos fiscales y monetarios para combatir la inflación es bajar el nivel de crecimiento. Es lo que proponen cada vez más economistas. Es cierto que, si no crezco, no tengo que pelear por el excedente, pero yo propongo que sigamos creciendo así y que administremos mejor el excedente para atenuar la puja distributiva.

También hay que frenar la transferencia del aumento de precios internacionales de los alimentos al mercado doméstico. Ahí la suerte es que Argentina no depende de alimentos importados, pero hay que establecer barreras. Las retenciones son una de ellas.

4- Creo que va a ser más alta que el año pasado. El piso va a estar entre el 13 y el 14 por ciento. Eso es un número muy alto que puede ser compatible con un crecimiento como el actual, pero no con una política de distribución del ingreso. Y como siempre ocurre cuando la distribución es regresiva, el peligro es que termine afectándose la actividad y se llegue a una recesión. Hay muchos rubros que se mantienen constantes y por eso no comparto las estimaciones que hablan del 20% o más. Hay un proceso inflacionario en marcha, una situación complicada. Pero poner un techo sería tirar números al azar.

5- Me parece que se rompió el termómetro y no mucho más. Eso tiene algunos efectos sobre decisiones macroeconómicas o salariales, pero está claro que hasta el Gobierno supone una inflación más alta de lo que dice el INDEC.

*Economista de San Andrés y ex subsecretario de Comercio