La economista Marina Dal Poggetto advierte que el presidente debió “negociar una transición ordenada como hizo Lula con Cardoso”.
Directora de la consultora EcoGo, Marina Dal Poggetto se hizo de un nombre propio más allá de su padrino en la consultoría Miguel Bein y está a días de presentar “Tiempo perdido”, un libro escrito junto a Daniel Kerner en el que compilan la acumulación de errores en el manejo de la macroeconomía que llevaron al país de regreso a una crisis de la deuda, crecimiento estancado y tasas de inflación setentistas.
En sus oficinas rodeada de una colección de billetes argentinos que dan cuenta que la desconfiaza en la moneda nacional es de larga data, recibió a LPO para dar su diagnóstico de por qué el acuerdo con el FMI está trabado: una hoja de ruta errónea de parte de Guzmán y un planteo del organismo que no comprende en qué medida la inflación de Argentina no se parece a la del resto de los países con los que tiene programas en curso.
“El Fondo no entiende el problema de la Argentina y “fue un error gravísimo de Alberto haber pateado el tablero con el FMI “, afirma.
Un ex directivo del FMI dijo hace poco que esperaba que para esta altura del año iba a haber un acuerdo “que apenas pase la prueba del olfato”, con unos pocos puntos básicos. ¿Cuáles serían esos puntos mínimos que debería tener un acuerdo con el Fondo?
Yo creo que sí se va a llegar a eso, pero no ahora, creo que no tienen acuerdo hoy. Creo que de acá a marzo debería haber acuerdo, no sé si creo o espero, pero hoy no hay un programa consensuado con el Fondo para ir al Congreso, más bien creo que hay un programa unilateral que va a ser enviado al Congreso para luego ser llevado al Fondo. Hoy están lejos las puntas.
“Con esta brecha los incentivos son muy perversos y la transferencia de ingresos detrás también es muy perversa. Desde el punto de vista de un programa con el Fondo, es muy difícil que se pueda establecer así una meta de acumulación de reservas internacionales creíble.“
El principal debate entre el Fondo y el Gobierno es el financiamiento del gradualismo, el FMI puede estar de acuerdo con el gradualismo, pero no está de acuerdo con el esquema de financiamiento monetario. Y el presupuesto muestra un porcentaje de financiamiento con organismos que hoy no está, creo que ese es el principal escollo. Después hay una segunda discusión que es la brecha, porque hoy con esta brecha los incentivos son muy perversos y la transferencia de ingresos detrás también es muy perversa. Desde el punto de vista de un programa con el Fondo, es muy difícil que se pueda establecer así una meta de acumulación de reservas internacionales creíble. En otras palabras, las dos cosas que tiene un programa con el Fondo que son una meta de reservas y un programa monetario detrás es lo que está en discusión.
Perversiones en los desequilibrios macroeconómicos hay muchas, como tarifas con subsidios a quienes no los necesitan.
Sí, es cierto es que hay que revisar eso, pero el mayor subsidio hoy de la economía es para el sector privado que compra a $105 un dólar que en el mercado paralelo está $215.
Ese subsidio va a todo el que compra algo con un componente importado…
No necesariamente. Hay un fijación de precios en el medio que no necesariamente es a $100. Y las secuelas son una inercia inflacionaria en torno al 50% anual, con el dólar oficial moviéndose al 1% mensual y las tarifas cuasi-congeladas, una brecha cambiaria del 115% y una dispersión de precios violenta. Cuando mirás los sectores que recompusieron precios durante el último gobierno se ve que en algunos casos fue bien por encima de la inflación.
La discusión tarifaria estos años quedó paralizada porque en materia energética como de transporte, que explican buena parte del déficit, no hubo consensos sobre cómo “ir finito” en su desarme.
Lo que pasó mientras discutían si iban a ir finito o no, es que hubo una importante pérdida de capacidad de compra de las tarifas. O sea, no podés tener inflación al 50% con ese precio congelado, su capacidad de compra no fue congelada, estuvo cayendo. Es un concepto que la política no interpreta y terminamos teniendo los problemas que tenemos. El congelamiento arrancó en 2019 y en esos dos años y medio acumulamos el atraso tarifario que tuvieron el gobierno de Néstor Kirchner y Cristina a lo largo de los primeros 6 años. No es lo mismo congelar un precio cuando la inflación es del 20% que cuando es de 50%.
“El congelamiento de tarifas arrancó en 2019 y en estos dos años y medio acumulamos el atraso tarifario que tuvieron el gobierno de Néstor Kirchner y Cristina en los primeros 6 años. No es lo mismo congelar un precio cuando la inflación es del 20% que cuando es de 50%.“
El tema es que hay un descalce temporal entre los momentos en los que se inicia la desinversión en los sectores y el momento en el que la reinversión pasa a ser una demanda social cuando no da para más.
Primero hubo un adelanto tarifario generado por la convertibilidad porque los únicos precios indexados eran las tarifas y había stock de capital alto acumulado durante la convertibilidad. En la medida en que se congelaron los precios se fueron comiendo el capital. En transporte se comió menos capital porque el cheque del Estado financió la inversión, pero ya no.
Y ni siquiera entramos en el tema de las jubilaciones…
Hoy el reclamo con las jubilaciones también pasa por los que reclaman el recorte del déficit fiscal, porque el gasto previsional es la mitad del gasto público de la Nación, pero a la vez se quejan que con la fórmula de actualización anterior el aumento de las jubilaciones habría sido mayor. El debate es absurdo. La política y muchos de los usuarios tienen ilusión monetaria y piensan en términos de aumentos nominales. Esto genera un debate absurdo que nos aleja de la capacidad de solucionar los problemas.
“Los que reclaman el recorte del déficit fiscal, a la vez se quejan que con la fórmula de actualización anterior el aumento de las jubilaciones habría sido mayor. El debate es absurdo. La política y muchos de los usuarios tienen ilusión monetaria y piensan en términos de aumentos nominales. Esto genera un debate absurdo que nos aleja de la capacidad de solucionar los problemas.“
En materia de desequilibrios macroeconómicos hay una interacción permanente entre política monetaria, cambiaria y fiscal que es como un perro que se muerde la cola. Y los círculos viciosos no siempre se rompen por el eslabón más virtuoso desde el punto de vista de un reordenamiento, sino por el eslabón más débil. ¿Cuál le parece que es el error a evitar en este momento para no agravar más la situación del país?
Yo creo que hoy no hay margen para el gradualismo con este nivel de inercia inflacionaria y con esta brecha. El concepto de que se puede corregir el déficit fiscal en el tiempo a esta nominal es casi un engaño. El tema es que si vas a un programa de shock y luego ir a un programa de desinflación, necesitás caudal político para hacerlo y, segundo, necesitás caudal político para compartir el costo del ajuste. Si todo el costo del ajuste va a caer sobre los ingresos, vas a tener un problema de gobernabilidad no menor, este gobierno o el que venga.
“Hoy no hay margen para el gradualismo con este nivel de inercia inflacionaria y con esta brecha. El tema es que si vas a un programa de shock y luego ir a un programa de desinflación, necesitás caudal político para hacerlo y compartir el costo. Si todo el costo del ajuste va a caer sobre los ingresos, vas a tener un problema de gobernabilidad no menor, este gobierno o el que venga.“
En 2015 había margen para graduar la dinámica del ajuste y capital al Banco Central, hoy no hay margen para el gradualismo, es una condena al ajuste permanente y lo que no manejás cuando vas a un gradualismo permanente es quién lo paga. Hoy el ajuste lo están pagando aquellos sectores que tienen su precio regulado y los que están por fuera de la protección sindical que les indexe su ingreso: del 2015 hasta hoy los salarios formales perdieron 25% y los informales más de 30%, la dinámica del ingreso del último año fue esencialmente para el capital con una caída de los salarios, eso del “combatiendo al capital” debería cambiarse en la marcha entonces. Este es un escenario de muchísima transferencia de ingresos.
Es muy perverso en términos de integración social el proceso y nadie lo está mirando. Es muy complejo hacer un programa de estabilización fiscal con la mitad de la economía en la informalidad y una presión impositiva sobre los sectores formales que no es viable en términos de competitividad frente al resto del mundo. La economía así no funciona y el gradualismo nos condena a ese no funcionamiento.
Hasta ahora las medidas de Guzmán para la reestructuración de la deuda, tuvieron aval casi unánime de la oposición. Y para la oposición es preferible asumir con una corrección económica ya hecha que tener que encararla ellos si llegan a ser gobierno en 2023.
Depende, si el programa con el FMI es uno mediocre, uno que mantenga el statu quo para que la implosión se produzca en el próximo gobierno, la oposición no lo va a avalar. Los incentivos de la oposición no son los mismos que los del Gobierno ni los del Fondo, amén de que ahora el oficialismo al parecer se ordenó cuando hasta la elección parecía una bolsa de gatos. Y la oposición también tienen halcones y palomas en materia de gobernabilidad; y el FMI después del affaire de Georgieva por la revista del Banco Mundial también está cruzado por un debate acerca del rol de los organismos internacionales en el que Georgieva ha perdido capacidad de fuego.
Sí espero que haya un incentivo común en tanto a ninguno de los tres les sirve que la Argentina entre en atrasos. Porque salir de atrasos es muy complicado, puede llevar muchos años, eso no le sirve a nadie. Y el programa que te permite evitar ese escenario hoy no está.
No creo que el gobierno vaya al Congreso con una carta de intención firmada con el Fondo para que la oposición la apruebe, que es lo que intentó hacer Grecia con Varoufakis en su momento. Creo que van a ir con un programa que el Fondo hasta ahora vetó o al menos no avaló y que van a presentarlo para luego ir con eso aprobado y meterle presión al Fondo.
“No creo que el gobierno vaya al Congreso con una carta de intención firmada con el Fondo para que la oposición la apruebe, creo que van a ir con un programa que el Fondo hasta ahora vetó y van a presentarlo para luego ir con eso aprobado y meterle presión al Fondo.“
Es la estrategia que usó Guzmán con los bonistas y con el Club de París: buscar apoyos para conseguir una mejor tajada en la negociación. El problema es que los tiempos juegan en contra y el flujo de vencimientos es muy alto y las reservas muy bajas.
Si es 2019 había un consenso respecto de la necesidad de revisar el acuerdo con el FMI porque no iba a haber capacidad de pago en 2022 para cancelar 19.000 millones de dólares, lo que se corroboró en 2020 con la pandemia, ¿por qué estamos llegando a diciembre de 2021 con el riesgo país en 1750 puntos básicos sin un acuerdo como sí lo tuvo el vecino Ecuador, por ejemplo?
Evidentemente hubo un error. Luego de quién fue la culpa son interpretaciones respecto de lo que uno ve desde afuera del manejo de la política.
¿Y para usted de quién fue el error?
De arranque creo que hubo una hoja de ruta propuesta por Guzmán de reestructurar la deuda con privados y sin el Fondo, y era su mejor hoja de ruta conforme a los procesos de reestructuración que él había estudiado y él pensaba que era la mejor opción. Creo que eso fue un grave error. Si él puso esa hoja de ruta por una exigencia política, no lo sé. Mi intuición es que la hoja de ruta la puso él en el arranque con más grados de libertad de los que tiene hoy.
Creo que fue un error de Alberto Fernández en 2019 el haber pateado el tablero con el Fondo, en lugar de negociar una transición ordenada como hizo Lula con Cardoso al mandar una carta para tranquilizar al mercado y el FMI puso un crédito como paraguas de esa transición y se dio sin default y en un principio, por eso, Lula fue la niña mimada de los mercados. Creo que fue un error gravísimo de Alberto Fernández y lo más delirante es que el acuerdo con el Fondo se haya pateado para adelante cuando se sabía desde el vamos cuál era la concentración de vencimientos.
El Fondo puso esa concentración de vencimientos por las dudas, quiso con el programa acompañar la elección de 2019 y si salía mal esa estrategia, obligaba al sucesor de Macri a sentarse a la mesa de negociación, que es lo que está pasando hoy por hoy.
Otro error hubo con la deuda de pesos en 2020, cuando había un problema de solvencia y no de liquidez generado por la expectativa de cambio político por la vuelta del kirchnerismo. Creo que cuando arrancaron con la ley de Solidaridad Social y Reconversión Productiva y dieron la señal de que no iban a ir a financiar el gasto con maquinita sino a un programa consistente, los precios de los bonos subieron, tanto que le complicaron la estrategia de Guzmán de ser muy agresivo con los bonos en dólares. Y luego se dilató y después te agarró la pandemia.
En ese momento con dos tercios de los bonos en pesos es manos de extranjeros como Pimco y Templeton y la capacidad de resolver el tema de la deuda de pesos cuando valían $30, no lo hiciste y quisiste reconstruir la curva de pesos, lo cual no estaba mal si ibas a cerrar rápido la deuda de dólares y con el Fondo. Pero te demoraste y después les terminaste entregando a Pimco y Templeton 50% más de bonos para dolarizarles la deuda y que te quiten la presión cambiaria en octubre del año pasado. Hubo una hoja de ruta que no funcionó. Si fue porque Guzmán tenía un modelo teórico y quiso meter la realidad dentro del modelo teórico, o fue porque la política lo presionó y la pandemia metió la cola, ex post los costos son evidentes.
¿Y cuáles son los costos del próximo año?
El escenario que estamos viendo lo denominamos “Hasta el Fondo o hasta el fondo”, como base creo que vamos a estar pedaleando en el aire y la fricción va a volver a estar porque no veo que haya un acuerdo cerrado en diciembre y el Gobierno necesita un relato. Tiendo a pensar que va a primar la cordura y la fricción va a llevar a acordar, con un acuerdo que no va a estabilizar, sino que va a convalidar una tasa de inflación más alta y un crecimiento mediocre, poco margen para recuperar el 2023 y la brecha cambiaria va a reducirse pero no lo suficiente para volver a tener acceso a los mercados.
La fecha límite es marzo, porque en marzo, abril y mayo también hay una concentración de vencimientos de la deuda en pesos por $1,5 billones que si no está resuelto el tema con el Fondo va a volver a meterle presión a la dinámica cambiaria y la inflación: el traslado a precios de la brecha es cada vez mayor.
Abordamos los incentivos del oficialismo y la oposición para cerrar; ¿y los del Fondo?
El Fondo no entiende el problema de la Argentina, está acostumbrado a economías con otra inflación. En el mundo, economías con la nominalidad argentina hay realmente pocas y los programas de ajuste con el Fondo son de ajustes nominales.
Mi sensación es que no comprenden el esquema de nominalidad: las secuelas son la inflación en el 50%, la brecha arriba del 100% y la dispersión de precios relativos violenta; y el problema per se es el excedente de pesos, o mejor dicho, el faltante de dólares en el Banco Central, la descapitalización del balance del Banco Central: hoy tenés $4,4 billones en Leliqs, que es al tipo de cambio actual son 44.000 millones de dólares y 5.200 millones de dólares en las reservas netas que en marzo del año que viene van a ser prácticamente cero.
“Lo de Macri que en 5 minutos se arregla con el FMI es igual que la inflación que también se bajaba en cinco minutos. Es cierto que si Macri hubiera ganado, se habrían normalizado el mercado. Era una apuesta política: usar el acuerdo con el Fondo no para estabilizar la presión cambiaria tomando decisiones en el sentido de un plan de estabilización, sino para ganarle a Cristina.“
Con tasa de interés de dólares al 20% no hay margen para la recapitalización del Banco Central y la tasa de interés en pesos es negativa, lo cual hace que la bola de nieve de las Leliqs deje de ser una bola de nieve, pero para estabilizar la demanda de pesos se necesita una tasa de interés más alta. Entonces hoy con la brecha cambiaria lo que se genera es una transferencia violenta de los exportadores a los importadores; y con la tasa de interés del acreedor de pesos al que toma créditos. La contracara de esto es una licuación del excedente de pesos que lleva a tasas de inflación más altas.
En síntesis, para encontrarle un equilibrio a esto desde el punto de vista del déficit fiscal es una tasa de inflación más altas porque necesitás shockear las tarifas probablemente en dólares para reducir los subsidios y licuar el sistema previsional para contener la indexación previsional -que primero sacó y después volvió a poner-… con un blooper no menor que es que las jubilaciones en promedio en un año electoral crecieron prácticamente 10 puntos por debajo de la inflación, pero el año que viene se recomponen.
¿Lo de Macri y “En 5 minutos se arregla con el FMI” también fue un blooper?
Igual que la inflación que también se bajaba en cinco minutos.
Es cierto que si Macri hubiera ganado, se habrían normalizado el mercado. Era una apuesta binaria. El acuerdo con el FMI era una apuesta que podía salir bien desde la óptica del mercado, con la cuenta capital abierta y una toma de ganancias agresiva sobre Argentina si Macri ganaba y que podía salir muy mal si Macri perdía. Era una apuesta política: usar el acuerdo con el Fondo no para estabilizar la presión cambiaria tomando decisiones en el sentido de un plan de estabilización, sino intentar ganarle a Cristina.
O sea, el primer programa con el Fondo estaba muy mal, era inconsistente. El segundo programa era de consistencia interna, pero hiperrecesivo y Macri no entendió que era tan recesivo y él dijo que iba a ser una recesión muy corta y en mitad de la recesión apuntó a competir con Cristina con un esquema cambiario sin capacidad de intervención. La estrategia era a todo o nada. Y si salía mal, no solo le iba mal al inversor, nos iba mal a todos nosotros.
Ecuador estabilizó también porque la elección la ganó Lasso. No sé si hubiese sido la misma historia si perdía. Acá fue al revés y el Frente de Todos, que parecía que era el que tenía el capital político para ajustar, no lo tuvo.
En el principio sí tuvo una agenda con la ley de Solidaridad Social, pero en la agenda estaba mal en la hoja de ruta. Eso fue letal si le sumás una pandemia y la monetización de 6 puntos del PBI de déficit fiscal con una transferencia de ingresos mayor al formal que al informal, al primero se le pagó hasta dos salarios mínimos y al otro, $5000 o menos. La pandemia la terminaron manejando los sindicatos y el apoyo político de Alberto Fernández claramente no son los sectores más modernos de la economía. Lo vimos en la última manifestación, se trata de sectores que buscan defender su statu quo, y así la verdad es que no hay salida.