Cepo al dólar: lejos de tranquilizar la economía, urge un ordenamiento

Lejos de “tranquilizar la economía” -el caballito de batalla que usa el ministro Martín Guzmán para definir los objetivos del programa-, el Gobierno sigue agregando leña al fuego y metiendo a la Argentina en un callejón complicado. No digamos sin salida, porque todavía hay margen: la liquidez global sigue estando, la deuda finalmente fue reestructurada y se despejaron los vencimientos de dólares hasta el 2024, y el FMI recibió el pedido de Argentina para retomar negociaciones.

Pero también es cierto que las señales fiscales de cortísimo plazo quedan escondidas por un Presupuesto que arrancó con un déficit primario 4,5% del PIB montado sobre proyecciones de inflación (28% en 2021) que no se condicen con la dinámica cambiaria desatada.

De los 1,7 billones de pesos de déficit primario incluido en el documento enviado al Congreso, 1,2 billones de pesos se financian con un cheque del BCRA (Adelantos Transitorios + Utilidades Contables). Y aun considerando estos supuestos optimistas, la masa de pesos emitida montada sobre overhang monetario que hoy tiene la economía requiere un aumento en la demanda de dinero que no resulta viable, mucho menos si la política sigue escalando con medidas disruptivas cada vez más seguidas y la tasa de dólares no descomprime.

Pero esta dinámica fiscal, que eventualmente en el actual contexto de pandemia podría ser manejada para evitar una disparada en la nominalidad con algún financiamiento adicional del FMI y/o en forma indirecta vía la venta de bonos en dólares del BCRA para retirar pesos , luego del canje sin holdouts y frente a un mundo muy líquido, se aleja cada día más y la economía se encamina a un salto en la nominalidad.

Si la tasa de dólares no descomprime no hay espacio para que el BCRA intervenga en la brecha cambiaria vendiendo bonos en dólares contra pesos y si la brecha cambiaria no descomprime es imposible que estabilice la tasa de dólares.

Esta dinámica financiera estaba poniendo en jaque las reservas del BCRA y exacerbando los rumores de desdoblamiento formal. En los primeros 15 días de septiembre la venta de dólares superó US$ 1.000 millones, casi el doble que en agosto, frente a Reservas Netas (del Swap con China, de Basilea, de Encajes y Repos con Bancos y con Sedesa) que alcanzan a sólo US$ 6.000 millones.

Las medidas adoptadas el lunes a la noche por el BCRA restringen y encarecen el cupo de US$ 200 y los gastos con tarjetas en el exterior, “inducen” a las empresas con deuda en dólares a refinanciar el 60% de los vencimientos (sólo les dan dólares por el 40%), prohíben el contado con liquidación a no residentes y aumentan el parking para el resto. Con éstas, el BCRA busca contener la sangría de reservas, mantener el crawling peg del 2,7% mensual (dólar de 82 a fin de año) y despejar (por un tiempo) los rumores de desdoblamiento formal.

Pero la estrategia tiene costos inmediatos que se vieron reflejados en una caída entre 4,5% y 5,5% en los bonos soberanos y de 9% en los corporativos. Y también en una disparada en el blue a la zona de $ 145 y del dólar Mep y de contado con liquidación. Y volvemos a empezar, con rendimiento de los bonos en dólares subiendo al 13% no hay forma de intervenir en la brecha y si la brecha no comprime no hay forma de estabilizar la nominalidad en el corto y el riesgo de escalada en la inflación que aborte el rebote el próximo año es cada vez mayor.

Urge un ordenamiento de la política que busque consensos y contribuya a armar una historia financiera frente a un mercado líquido que estaba buscándola tras el canje. Cada día más lejos.