Comercio Global: Entre la recuperación cíclica y las debilidades estructurales

Si bien los estabilizadores de la economía mundial impulsarían el ciclo del comercio global durante el segundo semestre del año, luego del “enfriamiento” del primer trimestre, las vulnerabilidades estructurales asociadas a los altos niveles de endeudamiento, al proceso de sobre inversión en China y a la lenta recuperación europea siguen implicando un obstáculo para la dinámica comercial. Durante el primer trimestre del año, el menor crecimiento de USA generado por la corrección de los inventarios de las empresas y el “enfriamiento” del mercado inmobiliario a partir de la suba del costo de fondeo hipotecario, impactó sobre la demanda de importaciones del resto del mundo (i.e. compras desde el exterior). Al mismo tiempo, la desaceleración en el crecimiento de China generada por el menor crecimiento de la inversión residencial arrastró una menor demanda de importaciones de materias primas utilizadas para el sector de la construcción. Bajo este contexto, la menor demanda de importaciones desde EE.UU. y Asia Emergente deterioró el ritmo de crecimiento de las exportaciones (i.e. ventas al resto del mundo) de América Latina, desde un crecimiento promedio de 8,3% interanual en octubre de 2013 a 4,6% interanual en abril de 2014. Hacia adelante, el despliegue de los estabilizadores de la economía mundial asociados a la baja de la tasa de interés de los bonos de USA y al estímulo de la política en Europa y China, comenzaría a reactivar el comercio global. Puntualmente, la recuperación del crecimiento en EE.UU. y Europa empezaría a traccionar algo sobre las exportaciones con alto valor agregado de Asia Emergente y América Latina, en un mundo donde la estabilización del crecimiento en China seguiría sosteniendo el dinamismo de la demanda de materias primas agrícolas y algunos metales desde los países emergentes. En este contexto, en los meses de abril y mayo, se observó una aceleración en el ritmo de crecimiento de las exportaciones con alto valor agregado con destino a EE.UU. provenientes de Corea del Sur, Taiwán, Singapur y México. Más allá de esta recuperación en el margen del comercio global a partir de los estabilizadores de EE.UU., Europa y China, el comercio global sigue presentando obstáculos para alcanzar un ritmo de crecimiento sostenido en torno a los niveles pre crisis (6% / 7% interanual). En primer lugar, los factores de histéresis (i.e. efectos de la crisis financiera que persisten en el tiempo) presentes en el mercado de trabajo de USA como consecuencia de la crisis financiera global (como por ejemplo, la caída de la tasa de participación de la oferta de trabajo en la población urbana total), junto con el alto grado de endeudamiento de las familias y del sector público, harían más lenta la recuperación del comercio global hacia los niveles pre crisis. En los países de Europa afectados por la burbuja inmobiliaria (España), los precios de las viviendas todavía no completaron el ajuste bajista. Por lo tanto, hasta que este proceso no esté completado, el capital de los bancos españoles seguiría financiando la “sangría” de los balances generada por la corrección de los precios de las viviendas, restringiendo la capacidad de recomponer la oferta de crédito sin poner en riesgo los requisitos de solvencia. Por último, en el mediano plazo, el escenario de transición de China desde una economía motorizada por las exportaciones y las inversiones hacia un modelo con mayor capacidad de consumo, en combinación con el intento de la política de moderar el endeudamiento en el sector de real estate, sería consistente con una menor demanda de algunas materias primas industriales. En definitiva, en el corto plazo, todo parecería indicar que los estabilizadores de la economía global mejorarían las perspectivas del comercio global. Sin embargo, en el mediano plazo, los obstáculos asociados al exceso de la inversión residencial en China y en algunas economías de Europa, en combinación con los altos niveles de endeudamiento del mundo desarrollado, seguirían poniendo un límite al crecimiento del comercio global. Afortunadamente para los mercados emergentes, este contexto estira el escenario de tasa de interés bajas en el mundo, amortiguando en parte el “viento de frente” asociado a la lenta recuperación del comercio global.