#84 Dos agendas… antes y después de Octubre ¡Que el costo lo pague el otro!

  • Dólar, Tarifas, Precios y Salarios
  • Los riesgos de la indexación
  • El intento de la política… Más dólar y menos tasa
  • Cobertura de reservas y financiamiento al fisco
  • ¿Desdoblamiento fiscal?
  • Holdouts: la movida de la Argentina
  • Ganancias… nueva maximización de la política
  • El Mundo
  • De la hiper liquidez sistémica a la liquidez selectiva

En las últimas semanas, las noticias de un clima más seco en USA revirtieron buena parte de la caída en el precio de la soja y el maíz, llevando algo de alivio a las proyecciones del sector externo para el próximo año. A contramano continúo la salida de capitales de países emergentes generando una presión directa sobre sus monedas y el costo de la deuda. Particularmente en Brasil donde el anuncio del Banco Central de poner un tope a la devaluación del Real llega para mantener la divisa en la zona de 2,3/2,4 reales por dólar, 15/20% por encima del valor de fin de año y 5/10% cuando se compara el tipo de cambio real bilateral con Argentina para igual período. En este mundo menos amigable, Argentina encara la recta final hacia las elecciones de octubre y posteriormente, una larga travesía al 2015. Travesía que como planteamos en nuestro informe anterior, estará marcada por la necesidad de “administrar la escasez de divisas”, en un contexto particular donde al menos en un principio la pelea por quién pagará los costos políticos del “reacomodamiento de precios relativos” queda postergada en mitad de una campaña donde abundan las propuestas para bajar impuestos y/o aumentar el gasto.

Pero el intento de capturar como propia la agenda de la oposición, como fue el reciente anuncio de dejar fuera del impuesto a las ganancias a quienes ganan menos de $15.000, desafía nuevamente la restricción presupuestaria. No tanto por los límites legales de financiamiento del BCRA al fisco (en 2014 las utilidades devengadas durante este año derivadas del aumento en la tasa de devaluación compensarían el tope que impone la carta orgánica de la entidad al uso de adelantos), sino por los costos implícitos en caso de continuar empujando esta estrategia a mediano plazo, dado su impacto directo sobre la hoja de Balance del BCRA. Balance que parte de una relación de cobertura de las Reservas de $9 por dólar (muy parecido al dólar marginal) pero que un contexto de restricción crediticia aumentaría por las crecientes necesidades de pesos del fisco y el mayor uso de Reservas para pagar la deuda (después del pago del Bonar VII los vencimientos al 2015 de bonos emitidos por la Nación, provincias y empresas alcanzan a US$18.000 millones, 50% del stock actual de Reservas). Evidentemente, cualquier apertura de la cuenta capital que se intente amortiguaría este escenario de stress al que está sometida la economía. Argentina pasó de largo en 2010 y 2011 (4,5% y 7,5% de devaluación vs. 26% y 32% de aumento salarial) y hoy encuentra dificultades para sostener niveles de consumo público y privado récord en una coyuntura de distorsión de precios relativos (atraso cambiario del 15/20% y tarifas fuertemente subsidiadas). Atraso cambiario que, si bien no gatilla una corrida contra el dólar en un mercado oficial donde está prohibido el atesoramiento, sí estimula la demanda de importados al “dólar oficial” generando una presión adicional sobre el sendero de caída en las Reservas derivado de las cancelaciones totales de la deuda en dólares en un contexto donde las exportaciones van a crecer poco. Pero que fundamentalmente genera problemas de competitividad en no pocos sectores de la economía, en particular en la industria y las economías regionales.

Resolver esto, no resulta fácil, y mucho menos sin pagar costo políticos. Acelerar la pauta de devaluación oficial (algo que se empezó a hacer en los últimos dos meses) y/o empezar a corregir la distorsión tarifaria luce necesario aunque evidentemente tiene impactos directos sobre la tasa inflación y el nivel de actividad; mayores o menores dependiendo de la capacidad de manejo de la puja distributiva. Dicho en criollo, empezar a resolver la estructura de precios relativos implica bajar el salario en dólares y en términos de tarifas de los servicios públicos, y por ende condiciona el crecimiento. Es por esto que un ajuste gradual si es realizado con “sintonía fina” intentando limitar la caída del salario en términos de poder adquisitivo es preferible a los ajustes bruscos que caracterizaron a la economía Argentina en el pasado. Pero esto requiere, primero reconocer el problema, establecer un ancla estadística (aprovechar la salida que da el FMI para sincerar INDEC), volver a establecer algún ancla monetaria (una tasa de interés del ahorro en pesos más alta y más cercana a la tasa de inflación), alguna vuelta más al encarecimiento del turismo (vía menos crédito y/o más impuestos), un firme manejo de la puja distributiva y fundamentalmente el inicio del desarme de la montaña de subsidios que hoy representan casi 5% del PIB, aprovechando el aire fiscal resultante para mejorar el tipo de cambio de los sectores exportadores vía una baja de retenciones y una menor necesidad de financiamiento directo del fisco, o lo que es lo mismo una moderación del impuesto inflacionario. ¿Será la política capaz de empezar a transitar este camino en 2014 y 2015? ¿o se limitará a cambios homeopáticos, apuntando a trasladar la presión a la administración entrante en 2016?