#79 ¡Economía débil, mercados fuertes!

  • ¿Es sostenible?:
  • El Mundo de la Economía Real…
  • EE.UU.: Recuperación y mercado inmobiliario en el mismo sentido
  • Europa: La estabilización financiera no llega a la economía real
  • Japón: Por fin se decidió…
  • ¿Exuberancia Irracional?

A casi cinco años de la eclosión de la burbuja sub-prime, los caminos por los que transita el mundo desarrollado empiezan a bifurcarse, consecuencia principalmente de las diferentes estrategias de salida utilizadas. Así, EE.UU. empieza a mostrar en forma consistente signos de recuperación impulsada ahora por la reactivación del mercado inmobiliario y la construcción, mientras Europa sigue estancada con países de la periferia cuyas economías continúan en caída -en medio del ajuste nominal encarado como condición necesaria para permanecer dentro del bloque y evitar una crisis sistémica- y una economía japonesa que nunca terminó de arrancar luego del shock negativo desatado por el deterioro de los términos del intercambio y la desaceleración del comercio global.

En EE.UU., donde el PBI se encuentra un 2,9% por arriba de los niveles de 2008, el ciclo económico estaría adentrándose en una tercera fase de recuperación donde la expansión del mercado inmobiliario frente al escenario de tasas de interés bien bajas en el tramo largo de la curva de rendimientos intentará compensar el efecto contractivo gatillado por la suba de impuestos y el ajuste del gasto público. Muy diferente de una primer etapa (2008/2009) donde la disrupción financiera asociada a la quiebra de Lehman Brothers rompió los canales de transmisión de la política monetaria, y de la segunda etapa (2010/primer semestre de 2012) donde si bien se estabilizó el sistema financiero la recuperación iba a contramano del proceso de desapalancamiento de los hogares.

Mientras tanto, en Europa, si bien la promesa de intervención del Banco Central Europeo desactivó el círculo vicioso asociado a la suba de las tasas de interés de los gobiernos fiscalmente comprometidos y al problema de fondeo de los bancos de la periferia europea, la economía real continúa en zona contractiva y no hay a la vista mecanismos que permitan sacarla del estancamiento mientras continúa el proceso de ajuste nominal en la periferia. Con datos al cuarto trimestre de 2012, el PIB de Alemania se ubica apenas 1,4% por encima de los niveles de 2008 mientras la periferia acumula un retroceso en torno al 7% en igual lapso (23% en Grecia).

Por último, la economía japonesa se encuentra todavía 2,6% por debajo de los niveles de 2008. Al estancamiento estructural generado por el exceso de ahorro privado y la tendencia deflacionaria de los precios, se sumó en los últimos años una coyuntura de deterioro de los términos del intercambio, brusca apreciación de su moneda y desaceleración del comercio global. Frente a este contexto, los anuncios de inyección monetaria vía una duplicación de la base monetaria en los próximos dos años en pos de alcanzar una meta de inflación explícita del 2% empezaron a revertir este proceso en el margen.

¿Es sostenible este equilibrio entre optimismo financiero y los fundamentos ambiguos de la economía real o estamos frente a un escenario de “exuberancia irracional”?

Entendemos que mientras la relación inflación/desempleo del mundo desarrollado siga convalidando la expectativa de continuidad de la inyección de liquidez de la Reserva Federal, la suba de los mercados de acciones tendría camino –con vaivenes- por recorrer. En el ínterin, el dato de desaceleración del PBI de China gatilló una corrección de los mercados de acciones consistente con un descenso de la tasa de los bonos norteamericanos y un desplome de los commodities. Paradójicamente, a medida que la recuperación del empleo aparezca lo suficientemente sólida y la inflación encienda luces amarillas en el balance de riesgo de los bancos centrales, el salto en las tasas de interés de largo de los bonos del Tesoro de EE.UU. asociado a la expectativa de un retiro de los estímulos monetarios de la Reserva Federal y una aceleración de la inflación, probablemente gatille una realocación de la liquidez desde el mercado de bonos hacia monedas duras y commodities frente a un mercado de acciones que seguiría más de cerca la evolución de los fundamentos de la economía real. Por fortuna para los mercados, la extensión de la duración de la cartera de títulos de la Reserva Federal desde 3 a 10 años a partir de la compra de títulos en la parte larga de la curva de rendimientos mediante la Operación Twist y la multiplicación por tres de la hoja de balance vía “QEs”, desincentivaría cualquier estrategia de salida que implique la venta masiva de títulos públicos en un contexto de tasas de interés en alza. Para entonces, ¿se habrán graduado las economías emergentes con grado de inversión evitando el tradicional reflujo de los capitales al centro? Todavía falta, aunque siempre conviene elevar algo la vista para tratar de ver más lejos.