Los bancos centrales de los países de la región se enfrentan al dilema monetario asociado al escenario de menor crecimiento y aceleración de la inflación, en un mundo donde la desaceleración de China y el acercamiento de las expectativas de inicio del ciclo de suba de la tasa de interés de la Fed, facilitaron la corrección de los precios de las materias primas y la devaluación de las monedas frente a la salida de los capitales.
Puntualmente, la caída de los precios de las materias primas y los episodios de salida de capitales desde los mercados emergentes hacia el refugio de los bonos del Tesoro de EE.UU. conlleva, para los países de la región, un panorama de menor crecimiento económico frente al ajuste del nivel de las importaciones generado por la llegada de la restricción externa, pero en un contexto donde la inflación comienza a escaparse de la meta central de los bancos centrales por el traslado a precios de la devaluación brusca de la moneda.
La mayoría de los países de la región cuenta con la ventaja de haber construido un “ancla nominal” vía el esquema de metas de inflación y el uso de la tasa de interés para anclar las expectativas inflacionarias, proceso que hoy permite acotar el traslado a precios de una devaluación, en comparación con los países que optaron por utilizar el dólar como ancla y el impuesto inflacionario como principal mecanismo de financiamiento. De todas formas, la deflación global de los precios de los commodities y las expectativas de arranque del ciclo de suba de tasas de la Fed, han amplificado la corrección cambiaria de los países de la región que venían financiando con deuda e inversión extranjera directa el creciente déficit de la cuenta corriente externa, derivando en un contexto donde la inflación ha comenzado a escaparse de las metas de los Bancos Centrales.
En este contexto, a pesar de la desaceleración del ciclo económico, los bancos centrales de los países de la región se encuentran a la defensiva endureciendo el sesgo de la política monetaria frente a la aceleración en el margen de la inflación. El Banco Central de Brasil, si bien mantuvo la tasa de interés de la política monetaria en 14,25% en la última reunión, ha llevado adelante un ciclo de suba de tasas de 700 puntos básicos que arrancó en marzo de 2013 cuando la tasa Selic se ubicaba en 7,25%. Sin embargo, la inflación pasó desde 6,4% i.a. en diciembre de 2014 a 9,93% vis a vis un precio del Dólar que aumentó 87% desde enero de 2013. En este contexto, el Banco Central de Brasil estiró hacia 2017 (desde 2016) la convergencia de la inflación hacia la meta, reforzando al mismo tiempo la retórica hawkisk (i.e. mensaje del Banco Central orientado a anclar expectativas inflacionarias vía una suba de tasas). En el caso del Banco Central de Colombia, donde la inflación se aceleró desde 2,9% i.a. en septiembre de 2014 a un nivel actual de 5,89% i.a. frente a una meta central de inflación del 3% i.a., en una economía donde el precio del Dólar acumula un aumento de 74% desde enero de 2013, la política monetaria subió la tasa de referencia en 25 puntos básicos en la reunión de septiembre y en 50 puntos básicos en la reunión de noviembre, hacia un nivel actual de 5,25%.
Por otro lado, los bancos centrales de Chile y Perú, que habían bajado la tasa de interés de la política monetaria durante el año pasado para amortiguar vía una devaluación de la moneda la caída del precio internacional de las materias primas, empezaron a subir la tasa de interés (en 25 puntos básicos) en un contexto donde la tasa de inflación se acelera (3,66% i.a. en Perú y 4% i.a. en Chile) –en el margen- por sobre las metas de inflación respectivas (2% en Perú y 3% en Chile). Afortunadamente para los países de la región, el mensaje de la Fed vuelve a “balancear” el acercamiento de las expectativas de inicio del ciclo de suba de la tasa de interés para la próxima reunión del 15 y 16 de diciembre, con el gradualismo monetario que caracterizará la convergencia hacia un escenario de tasas de interés que si bien serán más altas, deberían “estacionarse” por debajo de los niveles pre crisis. En algún punto, la menor pendiente de la curva de rendimientos de los bonos soberanos de EE.UU. es la contrapartida de esta retórica de la Fed, que intenta concentrar la presión ascendente de las tasas de interés sobre el segmento corto de la curva, mientras la ausencia de presiones inflacionarias y los altos niveles de deuda del sector público y privado, mantienen “amesetadas” las tasas de interés de largo plazo. Este gradualismo monetario de la Fed permitiría poner un “techo” sobre el fortalecimiento del Dólar y las tasas de interés y al mismo tiempo un “piso” sobre la tendencia de los precios de las materias primas que exportan los países de la región.