La suba de la brecha registrada en los últimos días sacudió la pax cambiaria de los últimos tres meses y reavivó los debates respecto al devenir de la economía una vez que finalice el trimestre de oro. Si bien todavía estamos transitando los meses de alta estacionalidad, la reacción de la liquidación de divisas a los movimientos del BCRA muestra el delicado equilibrio entre dólar, tasa de interés y crédito externo que enfrentará el “modelo” en los próximos meses. Aun cuando era evidente que el dólar anclado no era sostenible como estrategia de mediano plazo para contener los precios con una inflación que, si bien se desacelera, continúa en torno al 2% mensual, el movimiento de casi 1% semanal fue suficiente para moderar la liquidación de exportaciones y con ello la suba en las reservas del BCRA. Esto, en conjunto con algunas señales contradictorias de la política en un intento por desviar el ingreso de dólares del mercado de contado con liquidación al oficial, contribuyó a darle un primer envión al dólar marginal, generando los comportamientos posteriores lógicos en este mercado, donde la sola suba del precio coordina un aumento en su demanda. Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido en otras oportunidades, el aumento en la brecha coincidió con un intento de alocar los pesos (en algunos casos provenientes de la propia liquidación de exportaciones) en activos dolarizados, y no en una caída en el precio en dólares de estos últimos. De hecho, la demanda de activos argentinos continúa firme, muy atenta a las noticias de acercamiento al mercado de crédito que se vayan produciendo. De algún modo, la tasa de interés que sobraba cuando el dólar se mantenía quieto, deja de sobrar cuando el dólar empieza a moverse a un ritmo mayor. Este delicado equilibrio es el que el BCRA deberá monitorear en los próximos meses, y aquí entran en contradicción los distintos horizontes de los hacedores de política. Mientras las necesidades de la gestión apuntan a intentar moderar lo antes posible los dos costos directos generados por la devaluación de diciembre-enero -la aceleración de la inflación y la recesión (sobre todo en sectores de durables)- vía un mayor atraso cambiario y una menor tasa de interés, los encargados de la política monetaria prefieren asegurar el equilibrio monetario-cambiario alcanzado en febrero, y exigen una mayor prudencia en las cuentas públicas para moderar la dominancia fiscal en la segunda mitad del año. Pero esto último va a contramano de los dos objetivos de corto plazo mencionados antes. Este trade off en el manejo de las variables monetarias/cambiarias, sólo puede ser amortiguado a través de una mayor apertura de la cuenta capital que permita moderar el impacto sobre el balance del BCRA. A hoy las reservas se ubican en torno a US$28.000 millones, con vencimientos en moneda extranjera en el mercado que ascienden a US$8.200 millones y un requerimiento de importaciones que supera los US$2.000 millones adicionales por cada punto de crecimiento. El escenario de liquidez internacional, que todavía perdura frente a un mundo desarrollado muy endeudado y cuya recuperación depende de que las tasas de interés se mantengan bajas, es lo que da margen para avanzar en esta vía de escape para financiar una transición ordenada al 2015. |