La economista y directora ejecutiva de la consultora Eco Go advierte sobre el futuro próximo.
Cuando las cosas afuera van bien y entran capitales al país, no hay nada que la política económica pueda hacer para que nos vaya mal en el corto plazo. Cuando las cosas afuera van mal y salen capitales del país, no hay nada que la política económica pueda hacer para que nos vaya bien en el corto plazo.
La política económica tiene consecuencias que hacen a la sustentabilidad, tanto cuando el mundo nos sonríe y hay grados de libertad para alargar el horizonte de las decisiones, como cuando los grados de libertad se achican y se debe reaccionar frente a una fortísima toma de ganancias en un mundo donde el crédito se encarece y el dólar se fortalece, y frente a una economía que eliminó todas las restricciones a los movimientos de capitales de corto plazo en paralelo a un Banco Central que compró reservas con pasivos remunerados (Lebac) cuando estos capitales entraban.
El Gobierno está decidido a ponerle freno al dólar en torno a $ 28 restringiendo la liquidez de la economía con tasas de interés que superan el 50%, forzando los límites de intervención en el mercado cambiario acordados con el FMI e intentando un cambio de pasivos en pesos remunerados del Banco Central (Lebac) por deuda del Tesoro en dólares a un año. La contracara es una recesión pronunciada y una inflación que escala menos que las presiones de costos, en muchos casos dolarizados. La apuesta es a reabrir el crédito y moderar las presiones. El riesgo es que el impacto político de la recesión con inflación, la menor capacidad de intervención en el mercado cambiario y el mayor endeudamiento del Tesoro en dólares reduzcan más la libertad de la política económica.