Marina Dal Poggetto no espera que se le repregunte, explica sus respuestas con detalle y datos que respaldan su análisis. Es economista por la UBA y directora de EcoGo, la consultora que fundó Miguel Bein. “Sería inédito en la Argentina que un presidente fuera reelegido con este nivel de recesión”, dice, aunque en su escenario base, para octubre el salario le ganará a la inflación y la economía podría llegar con algo de crecimiento.
-¿Se está alentando de vuelta el carry trade?
– Se está gestando. En alguna medida el Banco Central necesita alentar a los capitales para que estabilicen el tipo de cambio. La entrada es estable, el problema es cuando salen. El BCRA arrancó con este esquema monetario en octubre, cuando parecía que la Argentina estaba al borde del precipicio. El FMI adelantó los desembolsos y el Gobierno fue a un programa monetario y fiscal muy agresivo, con un esquema de bandas cambiarias muy amplias y donde había al principio bastante incertidumbre respecto de dónde se colocaba el tipo de cambio. Se colocó en la parte correcta y se está entrando en una zona que luce convergente: el BCRA está acelerando la baja en la tasa de interés y el tipo de cambio se sostiene en la zona de no intervención correcta. Esto le permite comprar dólares, expandir algo de pesos y mejorar su balance. La contracara de esta tasa de interés es el ingreso de dólares para colocarse en pesos. También hay venta de dólares de empresas que prefieren romper el colchón y cancelarle al banco. La pregunta es si esto es consistente en un esquema en que las bandas son tan anchas y hay incertidumbre electoral. Lo que ayudó enormemente es el discurso dócil que está teniendo la Reserva Federal (Fed).
-¿Cuánto tiene que ver con la estabilidad monetaria la mejora en el contexto internacional?
-Las políticas monetaria y fiscal son muy rígidas y están en el marco de un acuerdo con el Fondo que es inédito para la Argentina. El contexto internacional ayudó casi en simultáneo con el anuncio del esquema monetario: Jair Bolsonaro empezó a subir en las encuestas y ganó las elecciones en Brasil; vino el cambio en el sesgo de la Fed. Hay un contexto internacional que unos meses atrás había generado una salida masiva de capitales emergentes. Claramente ayuda.
-¿El actual sistema monetario puede proteger a la economía si cambia de nuevo el humor internacional?
-No creo. Si hay algún cambio de humor local en cuanto a la política, puede estar puesto a prueba. Por ahora está ayudando. La contracara de semejante apretón monetario y fiscal es una recesión muy pronunciada.
-¿Cuándo comienza a reactivar la economía?
-La Argentina está ajustando de shock como consecuencia del corte del crédito. Hay un ajuste del sector externo muy agresivo, vía desplome de importaciones y del nivel de actividad. La economía se volvió barata por el salto del tipo de cambio. Y por tener al prestamista de última instancia prestándonos, el Gobierno está cancelando deuda con el mercado. Hoy, la tasa de interés estabiliza el mercado cambiario en un contexto en el que no hay prácticamente otros instrumentos para jugar en el ancho de la banda, que tiene un 30% entre el mínimo y el máximo.
-¿Por qué se eligió ese ancho de la banda?
-En realidad no se eligió, el FMI pretendía que el dólar flote. El Gobierno encontró en la negociación con el Fondo un esquema en el que se flota entre bandas, pero el prestamista de última instancia condicionó el programa porque presta el dinero no para intervenir en el mercado, sino para pagar deuda. Con lo cual hoy estamos comprando dólares. Esos dólares no sirven para intervenir en el medio de la banda, sí para intervenir arriba. En el medio de la banda queda la posición de futuros. Después entran en juego los dólares del Tesoro que pueda vender, pero si los vende, el programa financiero en 2020 queda más complicado. Es un juego en que la estabilidad se va viendo día a día y en el medio de la banda se entra en la trinchera sin armamento.
-¿El salario le puede ganar a la inflación, como es la expectativa del Gobierno?
-Para que le gane a la inflación en un contexto en que hay aumentos tarifarios, se requiere que el dólar se mueva poco. Si el dólar se mueve poco, van a estar los que se preocupan por el atraso cambiario. Si bien se está volviendo al tipo de cambio de cuando el dólar saltó a $30, porque la inflación se comió el salto de $30 a $40, se está en un tipo de cambio que es un 65% más alto que el de fines de la convertibilidad.
-¿Cómo se llega a octubre?
-Dependerá mucho de si el mundo sigue ayudando, si la liquidez hacia los emergentes se sostiene y si las encuestas se van alineando y el mercado se convence de que la Argentina no es el desastre del que huyó hace unos meses. Si el tipo de cambio ayuda, el salario le va a ganar un poco a la inflación y entonces el consumo puede traccionar un poco y la economía puede estar creciendo algo hacia las elecciones.
-Si Macri es reelegido, ¿hasta cuándo hay que remontarse para ver un presidente argentino que ganó con una economía en recesión?
-Creo que sería inédito.
-¿Carlos Menem en 1995?
-Ya se había salido de la crisis del tequila, que había sido muy pronunciada. La economía estaba estabilizada, aunque todavía seguía en recesión. En ese momento había un nivel de desempleo muchísimo más alto, en la zona del 16%, pero por el modelo económico que se había optado. Además, el ajuste no había sido cambiario, se había sostenido dentro de la convertibilidad. Esta caída del nivel de actividad de es mayor.
-¿Cuál es la tasa de desempleo hoy?
-El último número que dio el Indec está debajo del 9%. Pero en 1995 la Argentina venía de la hiperinflación. El plan de convertibilidad había sido muy exitoso en bajar la inflación, que era la demanda de la sociedad. Hoy, mi sensación es que las demandas de las sociedades no están tan claras. Estamos en un juego perverso, que es muy abierto, muy riesgoso y sobre todo porque es binario. El mercado lo ve binario.
-¿En qué sentido binario?
-No veo que necesariamente haya que ir a una reestructuración de la deuda, como plantean algunos economistas. No veo el escenario de default como el más probable en 2020. Mi sensación es que no hace falta, que el nivel de deuda argentina no es tan alto. Aumentó con este gobierno, pero como contracara del acuerdo con el Fondo se empieza a achicar. Los perfiles de vencimiento de la deuda, sacando las LETE, no son demasiados agresivos. Cualquiera que venga en 2020 tendrá que ir a un esquema de negociación con el FMI.
-¿No hay otra alternativa?
-El país le debería devolver al Fondo US$57.000 millones entre fines de 2021, 2022 y 2023. Eso no va a pasar. Pero tampoco el FMI pretende que se le devuelva eso.