A Miguel Bein le molesta mucho que lo llamen gurú, un apodo que se ganó cuando sus pronósticos cobraron fama de infalibles. Tanto, que hasta ministros como el de Producción, Francisco Cabrera, dicen coincidir con su vaticinio de un crecimiento de 5% de la economía en 2017. No es un dato menor, Bein fue el asesor en temas económicos de Daniel Scioli.
– ¿Corrigió la proyección de 5% de crecimiento en 2017?
Si la corrijo lo haré para arriba. Es inevitable la recuperación de la economía argentina.
– ¿Qué pasó este año?
Ganara quien ganase el año pasado, era inevitable la recesión. Porque había que mover lo que se ajustó. Cuando se corrige el dólar 60%, los salarios 32% y 170% las tarifas, el resultado inevitable es una recesión.
– ¿No ve ningún nubarrón en 2017?
El Gobierno puede tener un plan económico equivocado y se puede no crecer. Por ejemplo, si el año que viene, en vez que los salarios se pacten al 26 o al 27%, fijan un techo de 20% a las paritarias, y el dólar, en vez de moverse 15%, trepa 27%; se evitaría que la gente, que vive de un salario o de una jubilación, mejore su situación.
– Parece difícil en un año electoral…
La política económica en la Argentina es como la navegación a vela. Los años en los que hay elecciones se tocan los salarios, se deja quieto el tipo de cambio y se frenan las tarifas. La inflación queda anclada y los salarios recuperan poder adquisitivo. Hay que tener en cuenta que la mitad de la gente no terminó el colegio secundario y tampoco ahorra. El consumo son 80 puntos del PBI y el consumo popular es el 70% del total del consumo. Es decir, la mitad del PBI depende de que la gente tenga más plata en el bolsillo. Por eso se hace política de corto plazo para ganar las elecciones. Pero al otro año, que no es electoral, el dólar recupera lo que perdió y le ganará a los salarios. Un año de populismo y otro de rumbo de lago plazo.
– Pero con esta economía de navegación a vela, nunca se va a pasar del crecimiento al desarrollo …
Hay un truco. En el año no electoral se puede ir a fondo con la agenda del desarrollo y en el electoral, con el populismo estrictamente necesario para ganar. La dificultad es que hay una alta relación entre el voto y el consumo popular. Debería haber una agenda donde la población entienda que aumentando fuerte la inversión, en cinco o seis años, el país puede mejorar. Se necesita mucho liderazgo. Los ejemplos históricos de países que hayan llegado al desarrollo desde muy abajo en este siglo son pocos. Corea, China, Singapur y Malasia, tienen regímenes autoritarios sin presencia sindical, con disciplina fuerte y autoritarismo enorme. Cuando hay que validar cada dos años electoralmente, si no hay una dosis de populismo se pierde y ese es el peor escenario. Argentina puede ser viable y bien gestionada por egresados del Cardenal Newman o por los del Nacional Buenos Aires, por centro derecha o por centro izquierda. Pero el país no es viable por los extremos del péndulo. Ni el populismo exacerbado ni darle todas las herramientas al mercado. Tenemos que encontrar ese balance.
– ¿A cuánto va a estar el dólar?
A fin de 2017, 20 pesos y antes de las elecciones en $18,30 a 18,40. Habrá un pequeño ajuste después de las elecciones.
– ¿Y la inflación?
La inflación es un promedio del ajuste salarial y del dólar, a la que hay que agregar los dos retoques de tarifas en octubre y en abril. Estará en 23%. Los salarios se moverán en 27%.
– ¿Cuál es su pronóstico para la economía en 2018?
Los más probable es que la economía, en vez de crecer 5%, crezca 1%. Tengo la proyección económica más alta para el año que viene pero no necesariamente para 2018.
– ¿Qué pasa con la inversión?
Va a crecer mucho, empujada por la inversión pública que estuvo muy aplastada en 2016 porque en los primeros cuatro meses el Gobierno no firmó pagos al ignorar el destino del dinero. La inversión pública va a crecer 25% y eso motorizará el crecimiento de 5% que proyectamos en 2017. Se invierte en el campo, la energía, minería y empresas innovadoras. Pero la ventaja de la Argentina es que las compañías multinacionales tienen proyectos de inversión listos desde hace seis o siete años que no se pusieron en marcha porque no lograron la venia de sus jefes. Estaba el cepo, no había confianza. Los proyectos están listos, aunque tampoco hay que esperar milagros. Se necesita llegar a 28% de inversión en 6 a 7 años para que la economía crezca el 4,5% anual. En los países que crecen más de 5%, la inversión llega al 30% del PBI. En Chile, es del 25%.
– ¿Qué se necesita para invertir?
Hay que tener mercado interno y rentabilidad, nadie invierte sino va a ganar plata. El gobierno vino a llenar el agujero conceptual de cómo reacciona la inversión. Viene a darle rentabilidad a sectores que no la tenían. El campo estaba fundido. En un país donde se necesitan dólares para una industria argentina que es porosa y que necesita dólares para comprar insumos, el campo es clave. El peligro es que el Gobierno se pase al otro extremo del péndulo. Si lo hace, el populismo lo va a castigar electoralmente.
– En la crisis del 2002 el campo fue el gran motor… ¿y ahora?
El campo puede que no te saque, pero te ayuda. Genera dólares. Es el insumo necesario para que el resto de la economía genere trabajo. Sin el campo, la minería, la energía y el turismo interno, que son fuente de generación de dólares, la Argentina no sería viable.
– ¿Cuál es su diagnóstico sobre Brasil?
Tocó fondo y empieza a levantar. Lo hará de manera más definitiva cuando consiga un líder político. Pero es difícil proyectar qué sucederá.
¿Quién hubiera dicho que España iba a crecer 3%, simplemente por el desvío de turismo desde países como Egipto o Turquía. El CEO mundial de Nestlé ha dicho, por ejemplo, que nunca había enfrentado una situación en la que los precios de sus productos caigan por la debilidad de la demanda. Estamos frente a un grave problema global. En Estados Unidos 30.000 personas tienen el 3% del PBI y el 1% de la población, el 17% del PBI. La distribución del ingreso a nivel mundial ha empeorado en los últimos 30 años. Los salarios reales van muy por debajo de la productividad, hay un problema concreto de falta de demanda a nivel mundial. La verdadera solución es un cambio en el patrón de la distribución del ingreso a favor de la gente que menos tiene. Lo más probable que la economía europea y de Japón sigan en este estancamiento. La economía no va a arrancar sin ponerle plata en el bolsillo a los pensionados, a los jubilados y a los trabajadores.