Luego de un 2010 caracterizado por la fortísima recuperación de la economía en torno a 9% -en parte impulsada por la normalización de la cosecha luego de la sequía de 2009-, 2011 se apresta a mostrar un crecimiento cercano a 7%. Los datos referidos al primer trimestre sugieren aumentos superiores al 8%, situación que se vería amortiguada durante el segundo trimestre –cuando contrasta con el pico del impacto del salto del agro en 2010- y volvería a acelerarse hacia el tercero cuando en la recta final de la campaña electoral, el Gobierno apure la ejecución de la obra pública y el gasto social.
Detrás de estas proyecciones vemos una economía que a pesar de estar acumulando distorsiones, todavía mantiene colchones –y no pocos- aunque apuntalados en gran medida en un excepcional contexto internacional. En este sentido, y si bien es evidente que no es sostenible a mediano plazo ni recomendable en el corto impulsar el gasto público por encima del 35%, las jubilaciones 38%, y los salarios cerca de 30% en un contexto donde el dólar funciona como ancla, este esquema va a impulsar inevitablemente la macro hacia arriba de cara a las elecciones. Esto aún en un contexto de mayor cautela y eventual toma de ganancias financieras lógicas en un escenario de alto voltaje político.
Así, los anuncios en materia fiscal y de ingresos son un anticipo de lo que veremos en los meses que siguen: 1) El aumento de 18% en las jubilaciones a partir de marzo, se monta sobre el anunciado en septiembre pasado (de 17%) y acumula una suba de 38%. (no se llega al 82% móvil que plantea la oposición pero se arrima al 70% e implica incorporar más de $30.000 millones al gasto en 2011). 2) Las paritarias cuya discusión arrancó en febrero, como tradicionalmente ocurre con los docentes, se perfila se ubique entre 25% y 30%. En particular, se destacan las presiones en la paritaria del sector público donde el sector opositor de la ahora dividida CTA plantea reivindicaciones del 35% frente al 21% con el que se cerró en 2010. 3) En las tarifas, no hubo ni habrá aumentos en transporte ni en servicios energéticos residenciales en el año electoral, por lo que los subsidios van a volver a compensar la ecuación económica de estos sectores. 4) En lo referente a la obra pública, a la reciente inauguración de Yacyretá se suman anuncios de obras importantes que demandarán un gran esfuerzo financiero como ATUCHA II, una nueva central térmica en Santa Fe y el arranque del ambicioso proyecto hidroeléctrico sobre el Río Santa Cruz entre otras.
A pesar de semejante despliegue, el horizonte financiero del Gobierno permanece despejado a partir de la utilización de los recursos provenientes de la ANSES y del BCRA, y usufructuando a pleno el impuesto inflacionario que en 2011 ascendería a $80.000 millones de los $124.000 millones que proyectamos aumentaría la recaudación ($409 mil millones en 2010 vs. $533 mil millones en 2011). Evidentemente, estas cajas no van a funcionar para siempre, y su efectividad se reduce a medida que la economía genera menos dólares netos por la cuenta corriente que permitan compensar las reservas internacionales que se están utilizando para pagar la deuda, como ocurrió en 2010 y en 2011.
¿Faltan dólares en 2011?. Todo indica que no, más allá de que el mes de febrero y la primera quincena de marzo siempre son los más complicados del año. En parte por cuestiones estacionales, en parte por cuestiones que tienen que ver con la reacción de los agentes económicos frente a las definiciones de política en 2011 (acumulación de stocks importados y adelantamiento de la producción a los meses mas cálidos en un contexto de tasas de interés fuertemente negativas y dudas sobre el suministro de gas y los costos energéticos durante los meses más fríos), y en parte por el conflicto por el trigo y el paro del puerto de Rosario. En 2011 la balanza comercial mostraría un superávit en torno a US$9.000 millones y la cuenta corriente uno cercano a US$1.100 millones. Esto es así dado que lo que no aportó la cosecha continúa siendo compensado por las subas de los precios de los commodities y ayuda a financiar al menos parte del aumento en las importaciones que se da en un contexto donde la demanda crece más rápido que la oferta. Es cierto que el resultado positivo de las cuentas externas se achica y probablemente ya en los últimos meses del año arranquen los primeros desequilibrios, aunque esto tampoco significa necesariamente que sea el fin de una época.
¿Porque no?, básicamente, porque la convergencia al equilibrio se da desde arriba y porque el margen de maniobra para manejar la política económica sigue siendo elevado. Todavía no se abrió el crédito internacional, ni tampoco se han utilizado las herramientas típicas de la política económica para intentar moderar cualquier cambio de portafolios hacia el dólar. En particular, la tasa de interés que remunera el ahorro hoy en Argentina es la mitad de la inflación (11% vs. 21%). Paradójicamente y aunque parezca mentira la salida de capitales ha funcionado como un mecanismo de absorción monetaria para evitar una caída del valor del dólar contra el peso en un mundo donde el dólar se ha debilitado.
Es cierto que las condiciones globales en algún momento van a cambiar respecto al escenario actual de hiper liquidez y tasa de interés cero que caracteriza a los países desarrollados. Y bien es sabido que cuando esto ocurre, los capitales que buscaron alocarse en países emergentes en busca de rendimientos más altos refluyen de la periferia al centro. Particularmente, este escenario de suba en la tasa de interés de la política monetaria en USA arrancaría a mediados de 2012 y se va a ir desarrollando de manera gradual con un ojo la inflación, pero con el otro en la recuperación sostenida del mercado laboral que recién arranca y al que todavía le restan crear cerca de ocho millones de empleos en los próximos cuatro años.
Evidentemente, en algún momento y tal cual se está dando ahora en Brasil luego de que Dilma Rouseff accediera a la presidencia, la política económica argentina deberá iniciar un reacomodamiento. Esto implicará seguramente la necesidad de empezar a recuperar el superávit fiscal perdido en un contexto en que todavía el Estado pueda seguir ayudado por el impuesto inflacionario y los precios de los commodities. También será fundamental, bajar significativamente la nominalidad en la discusión salarial; ninguna economía puede resistir con aumentos acumulativos del salario en dólares del 20% por año, sin requerir en algún momento un ajuste significativo del tipo de cambio con las consecuencias ya conocidas de aceleración de la inflación y freno al nivel de actividad. .
Resumiendo, así como en 2010 la normalización del agro agregó cerca de 2,5 p.p. al crecimiento, en 2011 la neutralidad del agro (96 millones de Toneladas vs. 94 millones de Toneladas) sería compensada por un fortísimo impulso fiscal. En 2012 a priori ninguno de estos factores debería estar presente. Es decir, el agro vía el clima no aportaría gran cosa, en tanto la política fiscal sería neutra en el caso más extremo. Los precios de los commodities, no van a seguir volando en un contexto de tasas de interés al alza en el mundo desarrollado; aún cuando hay fundamentos para imaginar una tendencia positiva, los precios actuales podrían indicar en algún momento una pausa o incluso algún retroceso.
Será la política en 2012 capaz de recrearse y reinventar hacia adelante un modelo de desarrollo utilizando las herramientas disponibles y aprovechando el contexto internacional, que a pesar de todo todavía va a ser beneficioso; o viajará en algún momento a una corrección cambiaria no gradual para evitar la toma de decisiones explícitas que en general cuesta enfrentar. Hoy no estamos cerca del límite, y la recta por la que se viaja a fondo parece interminable… No lo es.
*Economistas y Directores de Estudio Bein y Asociados.