- …al final de un “verano inolvidable”:
- Brecha y Precios relativos
- Brecha, Competitividad y Relación de Convertibilidad
- El Huevo o la Gallina: Una nota sobre el ahorro y la inversión
- La inversión frente a la brecha
- Proyectando el Sector Externo: Tercera actualización
- Holdouts… Un capítulo más
Entre los coletazos sociales y políticos de la tragedia hídrica y la parodia de corrida cambiaria con rumores de todo tipo y color, y una brecha que bajó al 60%, luego de haber tocado 70% – provocada por el nerviosismo de un Gobierno que en un mundo de tasa cero maneja con criterio mercantilista las Reservas y la deuda una vez que se cerró el superávit genuino de las cuentas externas-, Argentina finalmente está ingresando al tan esperado trimestre de oro. Segundo trimestre donde coincide el aumento en la oferta de dólares proveniente de la concentración de exportaciones agrícolas con el aumento en la recaudación derivada de éstas y de la cancelación de los saldos y el primer anticipo del impuesto a las ganancias. Y donde además coincide el aumento transitorio en los ingresos reales derivado del cierre de las paritarias con el propósito de la política de expandir fiscalmente en los meses previos al proceso electoral, y contrasta contra la baja base de comparación de 2012 (explicada por la sequía, Brasil y el impacto pleno de los controles cambiarios).
Es cierto que a los nuevos precios de la soja, el excedente de dólares es algo menor al esperado inicialmente, pero aún así se esperan US$24.000 millones – US$7.000 millones más que un año atrás-, de los cuales US$8.000 millones ingresarían en el segundo trimestre. El aumento en la oferta de dólares generado por la cosecha, debería contribuir a reducir la obsesión por el dólar, y al mismo tiempo ayudar a que las reservas se recuperen. Y si bien este movimiento en las reservas debería ayudar a estabilizar la histeria en torno a la brecha, también es cierto que esto último va a depender de cómo el BCRA maneje el excedente de pesos que genera la compra de dólares durante los próximos 2/3 meses y dónde coloque finalmente la tasa de interés.
De todos modos, si bien en el corto plazo el nuevo equilibrio en la brecha aparece cuando la capacidad de compra de los dólares marginales más que compensa el riesgo local –algo que a $8,30/8,40 pareciera estar empezando a ocurrir, a mediano plazo la dinámica no es necesariamente estable-. Y es que cuanto más alto es el nivel de la brecha más alta es la demanda de sustitutos al dólar que en la segunda vuelta requieren también reservas del BCRA. Lo que ocurrió con el turismo en el exterior es sólo un ejemplo del aumento indirecto en la demanda de dólares una vez que se cortó la función atesoramiento. Veremos como reacciona la política en Julio frente al aumento que se podría generar en la demanda de dólares en un contexto donde impacta el cobro del aguinaldo.
Evidentemente, manejar todas las variables al mismo tiempo cuando el excedente estructural de dólares que tenía la economía se agotó no es posible, y el efecto sábana corta vuelve a aparecer. Pero también es cierto que, con más dólares, el margen de maniobra durante el trimestre de oro es alto, y la política lo va a usar en el año electoral. Esto en parte explica por qué en contra de las expectativas de muchos analistas, la Argentina finalmente ingresa al segundo trimestre sin una devaluación brusca de la moneda a pesar de la brecha, sin un desdoblamiento cambiario formal, con una extensión de los “acuerdos” de precios y en una coyuntura donde el mercado empieza a achicar las posibilidades de un default técnico de la deuda Argentina frente al fallo pendiente en los tribunales de Nueva York. Esto es lo que estaba detrás de nuestro informe anterior cuando analizamos el éxito de corto y fracaso de largo de los acuerdos de precios, y sosteníamos que “el Gobierno sabe lo que está haciendo hasta las elecciones, y es probable que no sepa todavía ni se esté planteando la hoja de ruta posterior para desarmar la presión creciente del próximo verano”. El primer indicio en este sentido es la intervención en los mercados de futuros a diciembre vendiendo un dólar de $5,88. ¿se convalidará o el BCRA estará dispuesto a perder pesos para compensar los contratos?. El mensaje al mercado por ahora es: no hay devaluación nunca, tampoco después de las elecciones.
Argentina se debe un debate que ni siquiera empezó para construir una moneda nacional que además de medio de cambio o unidad de cuenta funcione como reserva de valor. Esto requiere de otra tasa de interés que al menos equipare la devaluación del dólar oficial. El intento de licuar sistemáticamente los ahorros de los argentinos que guardan pesos en el banco, para estimular el consumo y financiar el proceso de inversiones no es eficiente ni estable para una economía donde el excedente de dólares que caracterizó los últimos años se agotó.