- Política Fiscal, “acuerdos” e inflación
- Escenario internacional con mayor volatilidad
- Política Fiscal expansiva con mayores gastos de capital
- Viabilidad de los acuerdos de precios
Al estar prácticamente cubiertas las necesidades de financiamiento para el año en curso sin haber acudido, con excepción de los excedentes de Venezuela, al mercado externo, el impacto en el corto plazo de un endurecimiento del escenario internacional luce controlado. Sin embargo, una parte de los excelentes fundamentos (superávit en cuenta corriente y fiscal –vía retenciones) que sigue manteniendo la economía se basa en gran medida en los precios de sus exportaciones, que podrían verse afectados ante una desaceleración más rápida del crecimiento mundial.
En este contexto, el Gobierno sigue procurando mantener el ritmo de crecimiento, aún a costa de una reducción más rápida en los superávit gemelos y de una mayor inflación, a la cual piensan domar potenciando los “acuerdos de precios”. Estos constituyen hoy el corazón de la política anti-inflacionaria, y de perpetuarse podrían afectar la oferta de algunos sectores en el mediano plazo. Para el año, proyectamos un aumento del IPC de 11,6%, pero sin los precios contenidos resultaría al menos tres puntos mayor.
La Política Fiscal sigue manteniendo el sesgo expansivo impulsado fundamentalmente por los Gastos de Capital –que si bien ayudan a aumentar la Tasa de Inversión y cuentan con una mayor flexibilidad-, en el corto plazo expanden la demanda y al mismo tiempo disminuyen el superávit fiscal, cuya proyección para el año redujimos a 3,5% del PIB ($22.200 millones), 0,2 p.p. menor que el de 2005. En cambio, la recomposición esperable de salarios públicos y jubilaciones se realizó respetando la consistencia entre el aumento del Gasto y los Recursos y sin comprometer el superávit fiscal. De todos modos, junto a las subas en salarios de convenio, generarían un incremento adicional del Consumo a partir de junio. La Política Monetaria, que continúa apuntando como objetivo fundamental a recomponer las Reservas que se perdieron tras el pago al FMI, manteniendo un tipo de cambio arriba de $3 se vio obligada en las últimas semanas a reducir sus compras llegando a vender en momentos de mayor volatilidad. Es decir, paradójicamente un cambio en el escenario internacional ayudaría al BCRA a mantener el dólar alto sin mayores necesidades de esterilización.
Consistente con una aceleración en el segundo trimestre, mantenemos nuestra proyección de crecimiento del PIB para el año en 8,2%, aún cuando los datos preliminares del EMAE mostraron un menor crecimiento en el primer trimestre (8,6% vs. 9,3% estimado).