La frase sonó muy fuerte durante su participación en el Encuentro Anual ACDE 2021: “En los últimos años, la única política de Estado exitosa fue la generación de pobreza”, sentenció la economista Marina Dal Poggetto, socia del estudio EcoGo y que desarrollara su actividad en la consultora del fallecido Miguel Bien. Se graduó en la Universidad de Buenos Aires y obtuvo un master en Políticas Públicas en la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). Fue Subgerente de Análisis Macroeconómico del Banco Central de la República Argentina y jefa de Asesores de la Secretaría de Política Económica del Ministerio de Economía. Fue profesora de Cuentas Nacionales, Economía y Finanzas en la UBA, la UCES y la UTDT y Consultora del BID, de la Comunidad Europea y Unicef.
Es un poco fuerte lo que mencionaste acerca de la pobreza…
Las estadísticas muestran que multiplicaste por veinte en las últimas décadas la cantidad de gente que queda sumergida en la pobreza. Yo creo que no hubo intencionalidad, pero sí negligencia o un excesivo énfasis en el corto plazo. Todos están de acuerdo con bajar la pobreza. Pero cuando se mira el magro resultado obtenido, se puede decir esto.
¿Por qué fuimos construyendo esta trampa de estancamiento y pérdida de bienestar?
Hicimos todo lo opuesto a lo que debíamos en un contexto por demás volátil, no de un año o un ciclo de gobierno sino de prácticamente todas las gestiones. Minimizamos el concepto del ciclo económico. Y así, finalmente, somos lo que menos crecimos, junto con Brasil. Estamos en el podio de los países con más recesiones de las últimas décadas.
¿Brasil también padeció el estancamiento?
A diferencia de Brasil, nos quedó como saldo una altísima tasa de inflación. Pero, además, se nos escapa el ahorro y medio PBI lo tenemos alocado fuera de nuestro sistema.
La inflación no es reciente y el estancamiento lo arrastramos de hace varios años…
Hace tiempo que los modelos se van agotando y no encontramos el que genere las respuestas adecuadas ante un contexto cambiante y que no siempre jugó a favor. La frontera agrícola dejó de crecer en 1930. Luego vino la política de sustitución de importaciones con su crisis posterior. En la posguerra mundial, el Gobierno de Perón ya aplicó políticas agresivas, pero ya para 1952 tuvo que generar uno de los primeros planes de ajuste. Nos habíamos consumido las reservas y ya la inflación había surgido con fuerza. Luego vinieron las restricciones externas, el deterioro de los términos de intercambio y un intento de romper ese paradigma en los 60 con la irrupción del desarrollismo.
Y empezaron otros problemas…
Si, el mundo fue cambiando aceleradamente, se abrió las puertas de la financiación mundial en una era de liquidez que duró hasta que el plan de ajuste monetario en los Estados Unidos generó la restricción financiera, la virtual quiebra de los deudores y. Luego de los ´70 con liberación financiera, crisis del ’82, que etiquetó para toda la región como la “década perdida”.
¿Hubo algunas excepciones en la región?
Si. En Chile, por ejemplo, hubo otro eje en la política económica y acá los militares fueron expansionistas y procíclicos. Por eso los resultados fueron tan diversos en uno y otro lugar. Sin embargo, luego de la hiperinflación argentina y el plan de convertibilidad, con todo lo que implicó, se multiplica por cuatro la producción agrícola, la frontera deja de ser rígida y todo vuelve a cambiar en un escenario de gran crecimiento del comercio mundial.
Pero eso terminó también en otro fracaso…
La convertibilidad fue exitosa para aumentar la productividad de muchos sectores, pero la rigidez cambiaria y monetaria no se sostuvo y terminó volando todo por los aires. A partir del 2002 tuvimos otra oportunidad, pero la perdimos. Habíamos resuelto la ruptura de contratos, casi sin inflación y tuvimos precios de exportación crecientes. Como decía Miguel Bien, tomamos el tren bala al pleno empleo y el tren lechero al crecimiento. Hubo políticas fiscales muy expansivas: pasamos del 25% PBI del gasto histórico a 40% en muy poco tiempo y la presión impositiva se fue de 19% a 30% promedio.
Una mezcla insostenible…
Además, para convalidarlo, con una política monetaria expansiva y es por eso que la Argentina no tiene moneda. Y desde el 2006, las paritarias impactaron en un aumento del salario real en dólares: casi 50% en dos años para la reelección de CFK en 2011. Crecimos mucho más que la región entre 2003 y 2008 y luego fue uno de los que menos creció desde 2012.
Decías que todos estamos de acuerdo con los ajustes y cambios, pero no que afecten su posición.
Claro. Nadie quiere perder su posición. El status-quo tiende a preservarse. Hay cuatro ajustes que creo que deberían producirse: 1) sobre el salario (ya se hizo); 2) acuerdo de sector privado-público: qué presión impositiva sobre sectores formales; 3) relación entre Nación y las provincias en un país federal: quién cobra y cómo se distribuyen los recursos con PBA en el medio; 4) entre sectores: sus precios relativos porque cuando la inflación marcha al 50%, no se pueden dejar precios congelados.
¿Con qué bases debería darse esa discusión del reseteo general del sistema económico?
Esto se destraba con un acuerdo social. Ni idea cómo hacerlo. Son varios flancos para atacar: el régimen laboral en Argentina no toma en cuenta la destrucción sistemática del empleo. El sistema previsional no es compatible con dicho régimen. Tampoco podés tener el nivel de protección de la economía argentina como si siguiera siendo una industria infante. Unos dirán para proteger el empleo o por los sobre costos de impuestos.
Los empresarios piden que haya menos presión impositiva para los que pagan. ¿Cómo se conjuga esto con un déficit fiscal sostenido?
La presión impositiva es muy alta y el mundo lo está discutiendo en estos días, como lo tratado en el G7 para lograr una alícuota mínima para todos. Pero la Argentina es periférica y se verá cómo llegan estos temas. Porque de golpe, subís el impuesto patrimonial y se van a Uruguay y tampoco podés bajar alícuotas si no aumentás la eficacia tributaria de todo el sistema.
¿No hay solución?
No todos ganarán en el corto plazo, pero si la economía crece, todos podrán ganar. Pero no hacer nada es continuar con el fracaso.