Los datos de volumen de comercio global publicados por el Departamento de Estadísticas de Holanda, dan cuenta de una recomposición en el margen a partir de la estabilización del ciclo europeo y el arranque de las importaciones de estos países. Así, el comercio global pasó de crecer 1,5% en julio de 2013 a 3,7% anual en consistencia con importaciones de la Zona Euro que pasaron de una caída de 4,1% anual en abril de 2013 a subir 0,3% anual en enero de este año. A pesar de esta recuperación, el volumen del comercio global sigue creciendo a la mitad de la dinámica exhibida antes de la crisis financiera global (6% / 7% anual), y todo parecería indicar que el contexto internacional de menor dinamismo en las importaciones industriales de China y de una recuperación europea que se viene dando a contramano del desendeudamiento de los bancos, haría lenta la convergencia de esta dinámica a los niveles pre crisis. Si bien la economía norteamericana crecería algo por arriba del promedio de los últimos dos años (2% anual), la expansión lenta de los ingresos laborales a partir de un mercado de trabajo que todavía presenta altos niveles de desempleo de larga duración (i.e. mayor a 27 semanas) en un contexto donde el endeudamiento de las familias no tendrá el impulso de la década pasada, sigue siendo consistente con un crecimiento lento de la economía norteamericana (entre el 2,5% y el 3% anual). En Europa, si bien la estabilización financiera a partir de la promesa de intervención del Banco Central Europeo permitió el arranque del ciclo, España e Italia todavía tienen que seguir ajustando los costos laborales en relación a Alemania en pos de alcanzar una trayectoria fiscal consistente y mantener el dinamismo de las exportaciones. Sobre todo en una Zona Euro donde mientras los bancos sigan intentando aumentar el capital para hacer frente a las pérdidas potenciales, el crédito no va a ser un mecanismo de transmisión eficiente del consumo y la inversión. Hacia adelante, el menor crecimiento de la inversión de China frente a una economía planificada que agotó la rentabilidad de un sector de real estate que equivale nada menos que al 26% de la inversión total (que a su vez es el 48% del PBI), y llevó el ratio de endeudamiento desde 114% a 185% del PBI, es consistente con una menor demanda de importaciones del resto del mundo, principalmente en el segmento de los metales industriales que tienen una alta participación en la función de producción del sector de la construcción. Vale recordar que China demanda nada menos que el 60% de las importaciones globales de hierro, el 25% de las importaciones de cobre y el 9% del petróleo. En síntesis, el crecimiento lento del comercio global a partir de un mundo desarrollado que converge muy lentamente a un escenario de pleno empleo y una economía china con menor dinamismo, no da los réditos suficientes como para sostener un modelo de crecimiento basado en exportaciones y moneda subvaluada (i.e. salarios bajos). En este contexto, las devaluaciones son o bien para mejorar la rentabilidad de los sectores transables, o bien, para inducir el ajuste externo vía menores importaciones. Difícilmente, se logre aumentar en forma relevante la inserción al comercio global. Afortunadamente para los emergentes, si bien la recuperación norteamericana presionaría una suba gradual del costo de fondeo derivada del Fed tapering, la persistencia de obstáculos en el mercado de trabajo de USA en un contexto de baja inflación y altos niveles de apalancamiento seguirían estirando el escenario de tasa cero, amortiguando la ralentización del comercio global asociada al estancamiento europeo y el menor dinamismo, por carácter transitivo, de China. |