Las medidas del Banco Central Europeo
A diferencia de anuncios de política pasados, el Banco Central Europeo (BCE) convalidó las expectativas del mercado y profundizó los canales de acción de la política monetaria en pos de reestablecer el crédito bancario y acelerar la transición europea hacia la meta de crecimiento económico e inflación.
En primer lugar, la autoridad monetaria anunció un recorte en el set de tasas de interés de referencia de 10 puntos básicos, dejando la tasa de interés de refinanciamiento a los bancos en 0,05% y la tasa de interés que remunera el excedente de liquidez que las entidades financieras tienen alocadas en el Banco Central en -0,2%.
Con esta medida, la autoridad monetaria intenta abaratar el costo financiero de los préstamos y al mismo tiempo incrementar el costo de oportunidad de los bancos de mantener el exceso de liquidez en las reservas del Banco Central, incentivando así el crédito al sector privado. Por otro lado, el Banco Central Europeo pondrá en marcha a partir de octubre un programa de compra de títulos financieros respaldados por crédito al sector privado no financiero (para consumo e inversión). En paralelo, la autoridad monetaria anunció un programa de compra de cédulas hipotecarias.
El objetivo de esta herramienta consiste en aceitar el mecanismo por el cual los bancos privados descargan el riesgo de crédito de parte de su cartera y se hacen de liquidez para financiar nuevos préstamos vía la securitización (es decir la estructuración de títulos financieros a partir de una cartera de crédito) y la venta de estos títulos financieros al Banco Central.
Por último, el Banco Central Europeo volvió a hacer hincapié en una retórica discursiva que pone el foco en el compromiso de mantener el estímulo monetario por un período de tiempo extendido en pos de mantener ancladas las expectativas inflacionarias de mediano y largo plazo y así evitar que el escenario de baja inflación derive en un “círculo vicioso” de deflación de precios (i.e. caída en el nivel general de precios) y estancamiento económico. El contexto económico de las medidas Si bien la Zona Euro ha venido recomponiendo los equilibrios externos y fiscales a partir de los ajustes realizados por los países fiscalmente comprometidos (España, Italia, Grecia, Irlanda y Portugal, entre otros), los altos niveles de endeudamiento público y privado y las fallas de competitividad de estas economías que financiaron con deuda el crecimiento antes de la crisis financiera global del 2007/8, siguen pesando sobre el crecimiento económico.
Bajo este escenario, la desconexión del canal del crédito bancario (-2,2% la caída interanual del crédito a las empresas no financieras) y los altos niveles de desempleo (11,5% la tasa de desempleo de la Zona Euro), han sido consistentes con un estancamiento económico en el segundo trimestre del año (con caída en el margen en Alemania) y una desaceleración de la inflación (0,3% i.a. en agosto). En algún punto, este contexto encendió una luz amarilla en el balance de riesgos del Banco Central Europeo, entidad que intenta ahora evitar un escenario de estancamiento con deflación de precios a la japonesa, que termine agudizando los problemas de solvencia de los consumidores y deprimiendo aún más el nivel de la actividad económica.
En definitiva, los anuncios del Banco Central Europeo intentan recomponer el canal del crédito bancario y aumentar la rentabilidad de los sectores exportadores de las economías con mayores problemas de deuda y competitividad. Afortunadamente, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, parece tener en claro que la inyección de liquidez para recomponer el crédito bancario y mantener una moneda en niveles más competitivos es una herramienta necesaria para amortiguar el impacto contractivo derivado del ajuste fiscal y externo.