Materias Primas: Entre la coyuntura y la tendencia

El escenario de transición desde un mundo de tasa cero y dólar débil a uno con tasas de interés más altas en el margen sumado al menor crecimiento esperado para China, gatillaron una corrección de los precios de los commodities (i.e. materia primas).

En un primer momento, el grueso de la corrección se concentró en los metales, por su mayor sensibilidad al ritmo de crecimiento chino en general y a las actividades de la construcción y la siderurgia en particular. En el caso puntual del oro, donde la suba exponencial registrada en 2011 y 2012 estaba asociada a su función de reserva de valor frente a un eventual escenario de inflación, la corrección a la baja fue muy violenta, de un nivel promedio de US$1.630 en el primer trimestre del año a US$1.312. Esto se debe a que la inflación esperada por el mercado a partir de la emisión de liquidez de los bancos centrales nunca terminó de convalidarse.

En el caso del petróleo, la incertidumbre en torno a los potenciales conflictos en Oriente Medio y el Norte de África compensaron con creces la presión a la baja generada por el menor crecimiento de China y la desaceleración del estímulo monetario de la Reserva Federal. En este contexto, el barril WTI de petróleo se ubica en US$107 frente a un nivel promedio de US$95 en los últimos dos años y medio.

Por el lado de los commodities agrícolas, en un primer momento, la menor sensibilidad al crecimiento chino en cuanto que al ser un bien de demanda más inelástica que los metales, se necesita una mayor desaceleración de los ingresos de China para generar una caída en el consumo de estos alimentos, sumado a restricciones puntuales desde el lado de la oferta sostuvieron los precios en niveles altos. De todas formas, recién en las últimas semanas, la soja y el maíz registraron una caída de 15% y 30%, respectivamente, frente a la expectativa de una recomposición de la oferta en el hemisferio norte.

Más allá de esta corrección coyuntural de los precios de los commodities, la tendencia de mediano plazo sigue siendo favorable.

En primer lugar, debido al aumento de la participación de China en el PBI mundial (medido a paridad de poder adquisitivo), el menor crecimiento de China del último trimestre de 7,5% tiene asociado una contribución al crecimiento global de 1,1 p.p., frente al aporte de 0,3 p.p. que China realizaba en 2003/2004 cuando el crecimiento alcanzaba el 10%.

Pero además, el escenario de transición hacia un mundo con tasas de interés más altas y dólar más fuerte, aquel que activó la reciente corrección de los precios de los commodities, tiene un techo. Y ese techo está directamente relacionado con la velocidad de recuperación de la economía norteamericana en general y del empleo en particular.

Después de todo, las importaciones de China concentran el 55% del total de las importaciones globales de oleaginosas, cuando en el 2003 dicha participación alcanzaba el 28%, y para el 2022 el Informe Global de Agricultura de la OECD proyecta una participación de 59%.

Por lo tanto, en el mediano plazo y más allá de la volatilidad de corto plazo, los precios de los commodities tienen un piso. Nada mal para economías emergentes que a partir de los altos precios de las materias primas de los últimos años pudieron financiar buena parte del crecimiento de las importaciones necesario para sostener los niveles de consumo en un mundo donde esta región pasó de explicar el 33% del PBI mundial en la década de los noventa al 52% en 2010.

*Economista de Estudio Bein & Asociados.