El Ministerio del tiempo

Por Lucio Guberman[1]

  1. Introducción

Con la asunción de Sergio Massa como “primer ministro”, la coalición de Gobierno se corrió al centro. Antes de Massa, la incapacidad de Alberto Fernández para contrapesar el tironeo del kirchnerismo ladeaba el barco oficial hacia la izquierda o hacia el populismo como les gusta decir a los halcones; Massa llevó al Frente de Todos más al medio de la cancha.

Este corrimiento al centro del FdT desinfló las posiciones moderadas en la oposición y revitalizó a los duros, con una vuelta a los grandes escenarios del ex presidente Mauricio Macri, a quien varios ya ven con la indumentaria puesta para salir a jugar el “segundo tiempo” al que alude el sugestivo título de su libro “Primer Tiempo”. Al mismo tiempo, a Horacio Rodriguez Larreta lo desgasta el conflicto de las tomas de colegios. Pichetto apunta “no se puede hacer política con suplentes”. No es el primer conflicto en el que HRL muestra dudas que terminan asociadas a la prolongación en el tiempo de situaciones indeseadas: el vallado en torno al departamento de la vicepresidenta y la rendición ante Moyano con las grúas de acarreo vehicular engrosan esa lista. Las encuestas empiezan a sugerir que los halcones vuelan, al menos estos días, más alto que las palomas.

El Gobierno compra tiempo refinanciando algo de pesos, consiguiendo algo de dólares, comprometiendo algunas inversiones, anunciando avances parciales en las infraestructuras energéticas, pedaleando algunos conflictos, con algo de ajuste del gasto público (vía licuación) y con visitas al exterior que renuevan la apuesta por evitar el colapso argentino. Todo en dosis homeopáticas que parecen conseguir leves reacciones favorables por dos razones que no tienen nada que ver con la contundencia de un plan que aún no asoma: por un lado, el contraste con la inoperancia del mismo gobierno en la etapa previa a la llegada de Massa; por otro, porque como se aprecia en el listado que abre este párrafo, hay acciones que si bien son módicas abarcan todos los frentes. Algo del célebre “E pur si muove” (y, sin embargo, se mueve) dicho por Galileo a la Santa Inquisición después de abjurar de la visión heliocéntrica del mundo. Massa se mueve.

El proyecto de ampliación de la Corte y la embestida del Frente de Todos para suspender las PASO muestra otro frente que se mueve: el parlamentario. La abolición del mecanismo de selección de candidatos financiado y organizado por el estado llevaría a JxC a cargar sobre su propia dirigencia un método de competencia interna entre sus presidenciables y de todas las candidaturas que se dirimen el año próximo. Un desafío con fuerte olor a fractura para una coalición que no logra acuerdos bastante más simples e intrascendentes que el necesario para fijar las reglas de competencia por el poder.

2- Suspensión de las PASO

Impulsado por los gobernadores del peronismo y el Frente Renovador, si el FdT aprueba en el Senado una reforma de la Corte Suprema, puede aprobar de la misma manera la suspensión de las PASO.

Sin embargo, dentro de las dos principales coaliciones, hay reparos sobre si suspender, o no, las primarias. La potencialidad de un escenario electoral sin PASO se definiría en la Cámara de Diputados. 


[1] En coautoría con Alan Stummvoll y Leonardo Motteta