Hace dos semanas comentábamos en este mismo espacio nuestras proyecciones de balanza comercial para 2012, que si bien sigue siendo superavitaria, no resulta suficiente para evitar el cierre de la cuenta corriente tras 10 años de superávit. También señalábamos la inconsistencia de seguir maximizando el corto plazo, con salarios, gasto público y agregados monetarios creciendo por encima del 30%, tipo de cambio haciéndolo por debajo del 10% y tasas de interés en pesos negativas en términos reales. Inconsistencia percibida por el mercado, y que explica gran parte de la aceleración en la fuga de capitales en el tercer trimestre del año, aún cuando la incertidumbre electoral había sido despejada con el resultado de las primarias del 14 de agosto.
Desde entonces hasta la tercera semana de septiembre, el Gobierno había optado principalmente por financiar el exceso de demanda de divisas usando casi US$2.700 millones de las reservas y convalidando sólo un leve deslizamiento de la tasa Badlar bancos privados desde 12% a 14%.
En los últimos días de septiembre, cambió de estrategia. Si bien siguió entregando reservas y aumentó los controles a la compra de dólares, avaló un cambio de precios relativos que apuntara a moderar la dolarización de portafolios. La tasa Badlar bancos privados hoy se ubica en 20,5%, y va trasladándose de a poco a la que se paga por depósitos minoristas. Al mismo tiempo, la fuerte intervención en los mercados de futuros y forwards de tipo de cambio bajó las tasas implícitas anualizadas en los contratos más cortos en el MAE desde 13% a casi 0%, para luego ir moderando la intervención y ubicarlas actualmente en 9%.
Es en este contexto que se enmarca la decisión del Gobierno de eliminar la exención de la que gozaban los sectores minero y petrolero para liquidar las divisas de sus exportaciones en el país. Exención que alcanzaba al 100% en el caso de las mineras y al 70% en el caso de las petroleras. Aún cuando es difícil realizar una estimación del efecto neto de la medida sobre el mercado cambiario hacia adelante, puede señalarse que en 2010 la diferencia entre las exportaciones FOB de estos sectores y los montos liquidados informados por el BCRA sumó casi US$2.700 millones, y acumuló casi US$10.000 millones desde 2006. Dada la fuerte dinámica de las exportaciones mineras, que más que compensa la endeble trayectoria de las ventas externas de petróleo, es razonable suponer que los números para 2011 se encontrarían por encima de los US$3.000 millones.
Esta medida, al igual que la disposición que obliga a las aseguradoras a repatriar los fondos invertidos en el exterior, apunta a intentar aumentar la oferta de dólares en un contexto donde la demanda sigue de largo. Más allá de que estas medidas no alcanzan si no se combinan con el freno a la nominalidad a la cual corren precios y salarios, implícita en nuestro escenario base para 2012, son una señal de que el Gobierno, que acaba de conseguir un enorme caudal político, va a intentar seguir apreciando el peso en términos reales más que apuntar a recuperar los lineamientos iniciales del modelo de tipo de cambio alto.
*Directora y Analista de Estudio Bein & Asociados |