Por el lado del balance de riesgo de la Fed, si bien la tasa de desempleo se viene reduciendo a paso acelerado (de 7,2% a 5,8% en los últimos doce meses) frente al menor crecimiento potencial de la economía, presionando sobre el inicio del ciclo de suba de tasas de la Fed a partir del segundo semestre de 2015, la inflación continúa estabilizada por debajo de la meta de la autoridad monetaria (1,4% anual el PCE que sigue la Fed), “amesetando” el impacto sobre las tasas de interés de largo plazo.
En alguna medida, la contrapartida financiera de este equilibrio dual de la economía norteamericana ha sido la menor pendiente de la curva de rendimientos, dinámica que podría estar en línea con un “nuevo equilibrio intertemporal” de tasas de interés neutrales (i.e. la tasa de interés consistente con el pleno empleo) más bajas (3,75%) que en el período pre crisis del Conundrum de Greenspan (5,25%), frente a los altos niveles de deuda pública y privada, el mayor ahorro del sector privado y los factores de histéresis que persisten en el mercado de trabajo.
Puntualmente, detrás de esta dinámica dual del mercado de trabajo norteamericano se esconde el significativo grado de sub-utilización de recursos y los factores de histéresis que todavía persisten en el mercado de trabajo. Entre estos factores se encuentran los desempleados de largo plazo, es decir,aquellas personas que permanecen desempleadas por un período mayor o igual a 27 semanas, variable que se ubica en un nivel de 32% del total de desempleados, frente a un nivel pre crisis de 18%.
Por otro lado, la tasa de actividad (empleados más desempleados en relación a la población urbana mayor a 14 años) pasó desde un nivel de 67% antes de la crisis al 62,8% actual. Y si bien el grueso de esta caída estaría determinada por factores estructurales (i.e. el retiro de la generación de baby boomers de la oferta de trabajo), una parte de la caída de la tasa de participación estaría asociada al incremento de los “desempleados desanimados”.
Según la Oficina de Estadísticas de Empleo de USA, este grupo alcanza un nivel de 2,2 millones de personas, con lo cual, si se ajusta el nivel de desempleo por esta medida de “desempleados desanimados”, que no forman parte de la población económicamente activa, la tasa de desempleo corregida pasaría del 5,8% actual al 7,1%. En este contexto, en la medida en que la oferta de trabajo vaya recomponiendo algo de participación en la población urbana total frente a la recuperación sostenida pero lenta de la economía norteamericana, la trayectoria descendente de la tasa de desempleo podría ir perdiendo dinamismo si no se sostiene el ritmo de creación de empleo.
Haciendo un ejercicio teórico de simulación del mercado de trabajo norteamericano, si se sostiene el ritmo de creación de empleo de los últimos doce meses a octubre (224.000 puestos por mes), y la tasa de actividad se recompone del 62,8% actual al 63,7% en los próximos dos años, la economía alcanzaría el pleno empleo hacia el año 2016, en línea con el escenario base de la Fed de inicio del ciclo de suba de tasas a partir del segundo semestre de 2015. En el escenario más “optimista” para los mercados, si la tasa de actividad se recompusiera hacia el nivel promedio de los últimos treinta años (65,7%), el ritmo de creación de puestos de trabajo (224.000 puestos por mes) no alcanzaría para absorber el crecimiento vegetativo de la población y la reincorporación de los “desempleados desanimados” en consistencia con una tasa de desempleo que retomaría una tendencia ascendente.
En este escenario alternativo, la Fed tendría más margen para extender el escenario de tasa cero. En este contexto, todo parecería indicar que en el corto plazo, la formación de presiones inflacionarias no constituye una amenaza en el balance de riesgo de la Fed. Desde el lado de la demanda, los factores de histéresis asociados a la “sub-utilización de recursos” productivos en el mercado de trabajo minimizarían las presiones inflacionarias resultantes de la convergencia del ciclo económico hacia el equilibrio de pleno empleo. Si bien la tasa de desempleo se ha reducido sistemáticamente desde niveles de 10% en octubre de 2009 al 5,8% actual, la tasa de desempleo corregida por “desempleados desanimados”, empleo part time involuntario y empleo marginal se ubica en 11,5%. En este contexto, la corrección de los precios de los commodities y el fortalecimiento global del Dólar refuerza –y no poco- el escenario de baja inflación, estirando el escenario de tasas bajas de la Fed.
Afortunadamente para las economías emergentes, todo parecería indicar que la Fed seguiría contando con los grados de libertad para encarar una transición gradual hacia el escenario de liquidez selectiva consistente con un fortalecimiento global del Dólar y tasas que si bien retomarían una tendencia alcista moderada, estarían alineadas con un “nuevo equilibrio intertemporal” de tasas más bajas que en el período pre crisis, amortiguando el impacto negativo asociado al crecimiento lento del comercio global.