Monitor Semanal #533

Monetarias y Financieras El primer mes de vigencia del programa monetario culminó con una caída del tipo de cambio entre puntas desde $40,9 a $35,95 (-12,1%) y una suba en la tasa de política monetaria de 65% a 68%, aunque con un sendero descendente desde la licitación de LEBACs y un recorte de 2 puntos en la última jornada del mes. Hacia adelante, el próximo test de magnitud para el programa estará dado por el vencimiento de LEBACs en torno a $150.000 millones, en lo que será el último vencimiento relevante de estos instrumentos del BCRA, dejando un remanente muy limitado para diciembre si se toman en cuenta los números estimados por el BCRA durante la presentación del Programa Monetario a principios de octubre. (…)

Monetarias y Financieras

El primer mes de vigencia del programa monetario culminó con una caída del tipo de cambio entre puntas desde $40,9 a $35,95 (-12,1%) y una suba en la tasa de política monetaria de 65% a 68%, aunque con un sendero descendente desde la licitación de LEBACs y un recorte de 2 puntos en la última jornada del mes. Hacia adelante, el próximo test de magnitud para el programa estará dado por el vencimiento de LEBACs en torno a $150.000 millones, en lo que será el último vencimiento relevante de estos instrumentos del BCRA, dejando un remanente muy limitado para diciembre si se toman en cuenta los números estimados por el BCRA durante la presentación del Programa Monetario a principios de octubre.

Actividad

Durante el mes de agosto, el EMAE (Estimador Mensual de Actividad Económica) reflejó una suba en el nivel de actividad de 1,3% respecto al mes anterior en la serie desestacionalizada y una caída de 1,6% en la serie original cuando se lo compara con el mismo mes del año anterior.

Con respecto a la serie desestacionalizada, dado que el impacto negativo de la sequía se concentró en el segundo trimestre, durante el tercero se observa un “efecto estadístico” que terminó reflejando un crecimiento respecto a julio.

Mercados/Panorama Internacional

Tras la corrección de las últimas semanas, los mercados de acciones en USA se recuperan en línea con un aumento en el margen de las tasas de interés de los bonos del Tesoro de USA (3,14% la tasa a 10 años), aunque en un entorno de mayor volatilidad financiera (con un VIX en 21,2).

Los mercados globales navegan aguas más turbulentas teniendo en cuenta la superposición de dos fuerzas: el retiro de los estímulos monetarios de la Reserva Federal de USA en un contexto de mayor déficit fiscal en USA, por un lado, y la Guerra Comercial entre USA y China (aversión al riesgo), por el otro. En cuanto al retiro de los estímulos monetarios de los principales Bancos Centrales, hacia 2019, la liquidez global podría empezar a restar con una Fed achicando su hoja de balance y contrayendo en lo monetario, un Banco Central Europeo dejando de expandir, quedando sólo la expansión monetaria del Banco Central de Japón. Como el grueso de la expansión monetaria de los últimos años terminó engrosando las reservas excedentes de los bancos en los bancos centrales dado que con un sector privado en desapalancamiento tras la crisis financiera global el canal del crédito no fue un canal de transmisión, el proceso de reversión no tendrá un impacto significativo en el crédito. De todas formas, el desarme de la liquidez global sí podría presionar al alza las tasas de interés y gatillar alguna corrección en los precios de las acciones de USA, dado los altos niveles de partida de price/earnings, en línea con un escenario más difícil para las monedas y los spreads de los mercados emergentes más expuestos a la volatilidad de los capitales globales.

La victoria de Jair Bolsanaro en las elecciones presidenciales de Brasil despeja de corto plazo riesgo político y deja un margen de recuperación en los precios de los activos brasileños frente a una economía que ajustó el déficit de cuenta corriente externa, que parte de altos niveles de desempleo, con capacidad ociosa y que viene de un ciclo de baja de la tasa de interés de referencia frente a la caída de las expectativas de inflación, que a su vez permitió bajar la carga de intereses de la deuda pública (donde una lata proporción indexa a la tasa de política monetaria). Hacia adelante, el desafío de Brasil sigue estando en la sostenibilidad de la deuda pública (88,4% del PIB la deuda pública bruta) y en la necesidad de recrear un superávit fiscal primario (antes de intereses) partiendo de un déficit primario de 1,1% del PIB frente a una carga de intereses estructural de la economía (5,9% del PIB).