Monitor Semanal #655

Monetarias y Financieras

Durante mayo el BCRA siguió comprando dólares, aunque a menor ritmo en la última semana. Las reservas netas se ubicaron en US$6.475 millones frente al mínimo de US$2.700 millones de febrero pasado.

La posición de futuros del BCRA se redujo a cero, tras haber alcanzado casi US$6.000 millones a fines de 2020. La reducción en el ritmo de devaluación del dólar oficial desde el 4% observado en enero (1,1% proyectado para junio) en simultáneo a una soja en US$570 la tonelada, coordinó una aceleración en la liquidación de exportaciones que alcanzó niveles récord en mayo (US$3.546 millones). Tomando ratios históricos y teniendo en cuenta que a precios actuales las exportaciones agropecuarias crecerían casi 48%, hay una liquidación pendiente en torno a USD17.000 millones, Aunque hay que ver cómo avanza en los próximos meses a medida que nos adentramos en el proceso electoral.

El BCRA está convalidando un persistente deslizamiento del CCL desde abril pasado. La intervención en la brecha reduce la volatilidad pero no la tendencia con un “crawling peg” que en mayo corrió al 6% mensual, frente a una inflación en 3,6% (según nuestra estimación para el IPC INDEC) y una tasa de interés de plazos fijos que se sostiene en 2,8%. Si este ritmo de suba del CCL se sostiene con un dólar oficial que se mueve al 1,1%, a las elecciones la brecha cambiaria hoy en 75% se ubicaría en 96% entonces. Más allá del impacto sobre precios y sobre las expectativas que coordinará esta dinámica, el riesgo para el BCRA es que un Mep (hoy en $161,3) arriba de un dólar solidario (hoy en $165) pueden volver a gatillar la compra de dólar solidario con su impacto sobre las reservas. Hay que ver cómo lo maneja un BCRA que en las últimas semanas aprovechó la suba de los bonos, no intervino comprando AL30 con reservas y sí lo hizo vendiendo algunos pocos bonos contra pesos.

El Gobierno también está buscando conseguir un buffer para enfrentar la volatilidad del segundo semestre en el financiamiento de la deuda en pesos, que lentamente va escalando al ritmo de la inflación. La apertura de la posibilidad de que los bancos integren títulos públicos nacionales con una madurez de al menos 180 días por Leliq en los requerimientos de liquidez permitiría elevar su demanda de estos instrumentos, en un contexto donde la rentabilidad de los bancos se encuentra por el piso por las regulaciones de tasas. La ventana de liquidez modera en el corto plazo el riesgo de introducir bonos del tesoro en los balances de los bancos. Sin embargo, la mejora en la rentabilidad de los bancos es la contracara de un aumento en la tasa a la que devengan los pasivos que cambian de mano. Pasan de estar en el balance del BCRA a estar balance del Tesoro. Al mismo tiempo, el desarme de Leliqs tiene como contrapartida un aumento en la base monetaria (baja un pasivo remunerado, sube un pasivo no remunerado), por lo que al final de cuentas, el BCRA va a tener que volver a retirar vía Leliqs el excedente de pesos generado por la combinación de financiamiento monetario del déficit, y el propio desarme de Leliqs encajadas que gatille esta medida.

Fiscal

La recaudación tributaria alcanzó en mayo una cifra de $862.480 millones, aumentando un 72,7% en la medición interanual. Por su parte, la variación real fue de 16,9%, teniendo en cuenta la base de comparación afectada por las restricciones de movilidad de un año atrás.

Mercados/Panorama Internacional

La Reserva Federal anunció ayer que comenzaría a vender los bonos corporativos que compró para estabilizar el sistema financiero el año pasado y comenzaría a desarmar gradualmente los activos adquiridos a través de la Facilidad de Crédito Corporativo del Mercado Secundario, o FCCMS, con el objetivo de concluir el proceso antes de fin de año. En términos de magnitud, la compra de deuda corporativa fue menor a US$14 mil millones, menos del 2% de los US$750 mil millones que se encontraban disponibles, al mismo tiempo que representa menos del 0,2% de la hoja de balance actual de la Fed, hoy en US$7.935 trillions.

Haciendo un zoom en América Latina encontramos que la actividad económica sigue una dinámica similar en toda la región y las economías se encuentran encaminadas a retornar a sus niveles pre pandemia. Brasil mostró una expansión de 1,2% en el primer trimestre motorizada por el sector agrícola al igual que por una acumulación de inventarios. A futuro un aspecto transversal en la región viene dado por el complejo sendero fiscal coordinado por las presiones sociales, con economías que se alejan de las reglas fiscales vigentes como es el caso de Colombia o Chile, relaciones deuda a PIB que se incrementan y se acercan al límite permitido, caso de Brasil.